«Mi familia y yo hemos experimentado persecuciones políticas a lo largo del tiempo por diferentes gobiernos, y a pesar de no olvidar los malos ratos vividos siento la obligación de poner al país primero y romper este ciclo de revanchas». Con ese mensaje Daniel Noboa Azín justificó el acuerdo vigente en la Asamblea Nacional entre el correísmo, Partido Social Cristiano (PSC) y Acción Democrática Nacional (ADN).
Noboa, de 35 años, fue posesionado este jueves 23 de noviembre del 2023 como Presidente Constitucional del Ecuador. «No soy un anti nada, soy un pro Ecuador» insistió Noboa para desmarcarse de la hegemonía bipolar correísmo-anticorreísmo que ha marcado la vida política de Ecuador en los últimos 15 años. En esa misma línea hizo un llamado a las fuerzas políticas a unirse para sacar al país de la «pobreza y la miseria».
En su intervención, que duró poco más de ocho minutos, se definió como un «hombre de pocas palabras»pero de acciones. Pese a que su gabinete ministerial aún no se ha conformado por completo, destacó que contará con perfiles jóvenes «por primera vez en la historia».
En la ceremonia estuvo presente Guillermo Lasso, quien fue recibido con honores por última vez antes de dejar el cargo. También participó el presidente de Colombia, Gustavo Petro. El mandatario colombiano arribó al salón plenario 45 minutos después de que inició la sesión.
La posesión estuvo presidida por el titular de la Asamblea Nacional, Henry Kronfle. Él llamó a implementar una política de trabajo coordinado entre todos los poderes del Estado para superar la crisis económica y política que vive el Ecuador.
El Ecuador ha pasado por tiempos muy difíciles, retos económicos y la muerte: la real y la política. Pocos candidatos estaban dispuestos a tomar esta elección. Por bien del Ecuador y porque tengo una visión renovada y joven me lancé a la presidencia sin dudarlo.
Pocos pensaban que tenía posibilidades, el resultado de esta elección nos lleva a algunas reflexiones importantes. Que aquellos que ven a la política como una realidad de extremos y revanchas no tendrán el respaldo popular.
Soy un hombre libre y pragmático que busca con empatía mejorar la vida de los ecuatorianos, como son aquellos jóvenes que depositaron su esperanza en mí. Creo en la fuerza de la juventud y a muchos les costará encasillarme en muchos paradigmas políticos e ideológicos. Creo en un Estado que tiene como primer objetivo reducir la violencia y volver del progreso una costumbre.
Para los viejos esquemas políticos les es difícil entender este éxito electoral. Agradezco que muchos de ustedes, los que se encuentran en la Asamblea también se han sumado a esta corriente. Ambas elecciones, las de sus dignidades y las nuestras solo se pueden explicar por una necesidad de cambio. Este cambio que el país requiere, claramente un sentido de urgencia a la que los jóvenes debemos responder con audacia.
Mi familia y yo hemos experimentado persecuciones políticas a lo largo del tiempo por diferentes gobiernos y a pesar de no olvidar los malos ratos vividos siento la obligación de poner al país primero y romper este ciclo de revanchas.
Como lo dije durante toda la campaña: no soy un anti nada, soy un pro Ecuador. Para muchos esto es difícil entender y simplemente la realidad de estos resultados se impone. No podemos seguir repitiendo las mismas políticas del pasado esperando tener un resultado distinto, por eso los ciudadanos votaron por un nuevo Ecuador.
Crecí junto al servicio social de mi madre y la lucha política de mi padre. Recorrí el Ecuador entero muchas veces desde niño y de sus manos. A base de esfuerzo y disciplina he logrado éxito académico, profesional y político nunca olvidando el amor por mi país y la responsabilidad de mejorar las condiciones para las nuevas generaciones.
Le he puesto el corazón a esta campaña y a todo lo que he hecho en mi vida. Lo ismo haré siendo su presidente. Muchos creen que la juventud es sinónimo de ingenuidad, para mí, es sinónimo de fuerza, fuerza para vencer los retos que se nos imponen porque eso es lo que el Ecuador necesita.
Hay algo que tengo muy claro, y es que para vencer la violencia hay que atacar la desocupación. El país necesita empleo y para generarlo enviaremos reformas urgentes a la Asamblea que deben ser tratadas con responsabilidad y pensando primero en el país. En la primera sesión de Gabinete los ministros nominados les pedí que establezcan claramente su plan de acción en cada una de las Carteras de Estado con metas claras y medibles.
Para muchos soy una generación distinta. Si hay algo distinto en mi es que me gusta planificar, poner los objetivos y medir todo para ver los avances. A todas las naciones amigas aquí presentes: gracias por su paciencia y por habernos acompañado en este momento tan particular de nuestra historia. Les extendemos nuestra mano amiga sin condiciones, pero les pediremos su apoyo, porque nuestras luchas son las luchas de todos.
Siempre he sido una persona de pocas palabras, pero soy un hombre de acción, como son la mayoría de las ecuatorianas y ecuatorianos que piden una oportunidad, la que yo tuve, la que ustedes me dieron.
Aquellos que busquen atraparme en viejos esquemas fracasarán. Soy un hombre libre de prejuicios y políticamente distinto para muchos. Pero así es el Ecuador, joven, libre y diverso. Pocos gabinetes en la historia han sido tan diversos como este.
Nunca hemos tenido la participación de tantas mujeres y de jóvenes. Es esa rica mezcla la que representa a todo el Ecuador y es lo que el país necesita para crecer, un Ecuador que incluya a todos. Les pido su apoyo, les pido que sumemos esfuerzos. El anti tiene un techo y el pro es infinito. Dejemos el viejo esquema político y concentrémonos en resolver los grandes problemas que aquejan al Ecuador.
Siempre fui optimista, siempre he creído en el Ecuador y juntos romperemos rígidos esquemas para adaptarnos y progresar.
Quiero agradecer a toda mi familia y de manera especial a mi esposa Lavinia y a mis hijos. Ellos aún no se dan cuenta la magnitud de mi agradecimiento por sacrificios que deberán hacer por esta lucha el resto de mi vida. Pero más allá de los malos momentos solo les pido que recuerden que estos sacrificios son pocos comparados con los sacrificios que tienen que hacer la mayoría de familias ecuatorianas en un país con violencia, miseria y marginación. Y que ese sacrificio sea el mayor ejemplo de nuestras vidas.
Muchas gracias a quinees creyeron en mi desde el primer día y también a los que no, pero tuvieron la apertura para que los pueda representar. Mi respeto y consideración para todos ellos. Los invito a todos a trabajar en conjunto para acabar con el enemigo en común: la violencia y la miseria.
El éxito no es haber llegado aquí, sino que el día que nos toque marchar tener el respeto y el cariño de la mayoría de los ecuatorianos. Ese éxito solo va a ocurrir si nos unimos. La tarea es dura y difícil y los días son pocos. Manos a la obra y a trabajar. ¡Viva el Ecuador!
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