Los líderes de las 20 principales economías industrializadas y en desarrollo se reúnen en Bali esta semana (15 y 16 de noviembre) en tiempos difíciles, con los niveles de inflación más altos de las últimas décadas y una ralentización del crecimiento global más aguda de la esperada.
El alto coste de vida, la crisis de deuda, el impacto en el precio de los alimentos y la energía debido a la guerra de Ucrania y los efectos lastrados de la pandemia de covid-19, con China, la segunda economía del planeta, aún cerrada al mundo y perdiendo ímpetu en consecuencia, determinarán las conversaciones del grupo.
Formado por Alemania, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, EE.UU., Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, sus líderes (con la ausencia del ruso, Vladímir Putin, el presidente saliente brasileño, Jair Bolsonaro, y el mexicano, Andrés López Obrador) se reúnen con un oscuro telón económico de fondo.
España tiene estatus de invitado permanente en el G20, y a la reunión asistirá el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Según la última previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento global disminuirá hasta un 3,2% en 2022, del 6% registrado en 2021, para caer aún más en 2023, cuando prevé que baje al 2,7%. Es una panorámica no vista desde 2001, con la excepción de la crisis de 2008 y la parte más aguda de la pandemia.
Un pronóstico encapotado que propiciará que los dirigentes del selecto club de economías discutan sobre los siguientes temas, entre otros:
COTO A LA INFLACIÓN
La inflación global, que el FMI espera que suba al 8,8% en 2022, frente al 4,7% registrado en 2021 (para luego bajar al 6,5% en 2023), es el asunto que más preocupa al menos a un tercio de los países del G20, según una encuesta de este mes del Centro para la Nueva Economía y Sociedad del Foro Económico Mundial.
Poner coto a la inflación es una de las prioridades del grupo, según la encuesta, que muestra que las preocupaciones medioambientales han quedado relegadas por primera vez en años debido a la consideración de que hay que resolver problemas más acuciantes, como el alto coste de vida.
REESTRUCTURACIÓN DE DEUDA
Herencia del G20 de 2021 en Roma, se estima que la reestructuración de la deuda sea uno de los temas a debate en Bali, y que «Indonesia empuje a algún tipo de solución, pese a que China no quiere», dice a EFE Alicía García-Herrero, economista jefe para Asia Pacífico de Natixis.
En concreto, se podrían buscar fórmulas como la Iniciativa Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI, por sus siglas en inglés), un programa creado por el Banco Mundial y el FMI con apoyo del G20 establecido en mayo de 2020, en plena pandemia, para ayudar a los países más vulnerables, concluyendo en diciembre de 2021.
Los socios latinoamericanos del G20 (Argentina, México y Brasil), en particular, están interesados en que se creen las condiciones que permitan reestructurar su deuda a largo plazo, y así lo expondrá en Bali el presidente argentino, Alberto Fernández, el único dirigente de los tres que estará presente.
«Uno de los grandes temas del G20 podría ser el dilema que muchas naciones enfrentan entre luchar contra la inflación con políticas públicas y satisfacer sus pagos de deuda», explicó a EFE Stewart Patrick, experto en multilateralismo del centro de estudios Carnegie Endowment for International Peace.
UN DÓLAR FUERTE
García-Herrero sugiere también que cabe esperar que se busque «algún tipo de cooperación en el ámbito de los tipos de cambio, por un dólar excesivamente fuerte», un tema, dice, que ya se discutió en el G20 de 2020 y que quizás podría retomarse ahora.
«Podría ser que (la cooperación) solo se decida en el seno del G7, con una intervención concertada para el yen, pero lo que quieren los países emergentes es que se integre a más naciones, así que será interesante ver lo que hace Estados Unidos», añade.
La fortaleza del dólar, que ha llegado a su nivel más alto en veinte años frente a algunas de las monedas más fuertes, apoyado por el rápido aumento de las tasas de interés por parte de la Fed, ha encarecido las importaciones de bienes y servicios de EE.UU. y la deuda emitida en dólares de los países, sobre todo los emergentes.
TOPE AL PRECIO DEL CRUDO RUSO
El tope al precio del petróleo ruso, sobre el que el G7, el grupo de naciones más industrializadas del mundo, ha alcanzado un acuerdo (para el que llega por mar), según convinieron sus ministros de Exteriores a comienzos de mes en Münster (Alemania), podría llevarse a debate también en Bali.
La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, una de sus defensoras, ya habló del tema en la isla indonesia cuando participó allí en una reunión de ministros de Finanzas y Bancos Centrales en julio, y estará de nuevo en Bali para participar en la cumbre de líderes, tras su paso por India.
India y China, que no son miembros del G7 pero sí del G20, han aumentado su consumo de petróleo ruso tras la invasión rusa y no se espera que secunden la propuesta, que busca reducir las ganancias del Kremlin, el cual ha asegurado por su parte que no venderá carburante a los países que cerquen el precio.
PACTO CONTRA LA DEPENDENCIA DEL CARBÓN
Como país anfitrión, Indonesia quiere firmar un pacto con las naciones ricas del grupo para fundar programas dedicados a eliminar gradualmente la dependencia del carbón, cuando la nación tiene como objetivo recurrir únicamente a fuentes de energía renovables en 2055.
Asimismo, el archipiélago busca lanzar un programa de respuesta a pandemias y alcanzar acuerdos sobre seguridad alimenticia.
Con información de EFE
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