Una de las consecuencias más graves que ha tenido el comercio internacional asociado a la pandemia ha sido la llamada crisis de contenedores, que hizo que, en el 2019, cuando el fantasma del coronavirus empezaba a llegar a China, su economía se cerrara junto con sus fronteras y los containers de mercancías se quedaron represados en puertos de todo el mundo para irse llenando mientras el intercambio estuvo en pausa.
Ahora, y luego de que el gigante asiático se abriera y su demanda aumentara, los barcos no están llegando con las frecuencias que se tenían antes y se están demorando tres o cuatro semanas en arribar a sus destinos dado que el costo de su traslado ya no es el mismo.
En los puertos tampoco hay suficientes transportadores para evacuar la carga que se acumula y las cadenas de suministro recibieron un duro golpe al no poderse cumplir las demandas de los mercados, como tampoco los pagos de fletes que rápidamente se incrementaban.
Las cámaras productivas de Ecuador están preocupadas por el impacto que tendrá ‘la crisis de los contenedores’. Y es que la falta de contenedores, sumado al encarecimiento de hasta 500% de fletes internacionales, podría ocasionar un aumento en los precios de los productos al consumidor final. El incremento de los costos ocurriría en artículos de vestimenta, tecnología, línea blanca (electrodomésticos) y juguetes, es decir los productos más demandados entre octubre y diciembre. Según importadores, el aumento de precios al consumidor final estaría entre el 10% y 30%.
Por ello, Industrias como la florícola han buscado alternativas para no defraudar a los mercados. Esto cuando se acerca San Valentín, una de las fechas más importantes para este sector productivo del país.
Datos
Según un estudio de Euler Hermes, la reactivación económica ha impulsado el aumento del coste de las importaciones, en particular del transporte marítimo.
Para el conjunto del año, el comercio internacional debería crecer un 7,7 % en volumen y 15,9 % en valor, después de haber caído respectivamente 8 % y 9,9 % el año pasado.
“La reapertura de las economías de Europa y Estados Unidos está provocando un fuerte aumento de las importaciones procedentes de Asia para estas dos regiones”, explica el estudio.
Además del aumento de la demanda, las empresas necesitan reponer sus existencias, que se agotaron en gran medida el año pasado, cuando el comercio quedó prácticamente paralizado por la pandemia.
En consecuencia, el transporte de mercancías, y en particular el marítimo, tiene dificultades para satisfacer las necesidades, lo que provoca una escasez de contenedores y un aumento de los costes de transporte.
– ¿Cómo nos afecta? –
El exceso de demanda de nuevos contenedores creció por la insuficiencia de contenedores vacíos en los países asiáticos. Como consecuencia, los precios subieron.
El resultado ha sido un significativo retraso en los embarques y en las entregas, pero también de los costos de los fletes marítimos. La escasez de contenedores llevó a aumentar los pedidos de contenedores del resto de las regiones del mundo.
El fenómeno impacta a todo el comercio mundial. Sus efectos aparentemente persistirán por varios meses, ya que el desbalance de oferta y demanda de contenedores, buques y espacio disponible en puertos lleva más de un año sin cambios.
El resultado de esta crisis podría ser la escasez de productos para los países en vía de desarrollo que carecen de oferta por la baja producción nacional. Artículos tan variados como muebles, electrónicos, autos, electrodomésticos, medicamentos, alimentos y bebidas, acero, y otros podrían enfrentar una inevitable subida de precios.
Las demoras en las entregas han llevado a recomendar a hacer anticipadamente las compras y pedidos de artículos y regalos de la temporada navideña, anticipando escasez de oferta, retrasos y el aumento de precios.
En todo caso, lo cierto es que el servicio de transporte marítimo responde de manera directa a los cambios en la demanda y depende, entonces, de los gustos y reacciones de los consumidores, lo cual hace que sus tarifas sean extremadamente volátiles mientras logran ajustarse a las nuevas circunstancias. Los especialistas estiman que ahora el ajuste ocurrirá en el primer semestre del año entrante, con algunas correcciones duraderas como consecuencia de una posible tendencia hacia una mayor regionalización del comercio. Mientras tanto, no queda más que atenuar el golpe.
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