En los últimos años, los lazos entre los Estados Unidos y China se han deteriorado, sin embargo con el inicio de la era del presidente Joe Biden, una pregunta inevitable es ¿puede mejorar la situación?
El presidente Xi Jinping advertía en el Foro de Davos contra una “nueva guerra fría” y pedía “abandonar los prejuicios ideológicos y seguir un camino de coexistencia pacífica, beneficio mutuo y cooperación para que todos ganen”.
“La nueva era en las relaciones China-Estados Unidos continuará al menos mientras la República Popular China siga en la era Xi”, escribía Bill Bishop, analista de asuntos chinos, en su blog Sinocism de forma previa a la investidura de Biden, citado por la BBC.
El presidente Biden busca desmarcarse abruptamente de la política de su predecesor. Las salidas de tono del exmandatario fueron las que alejaron a socios estadounidenses, y precisamente lo que Biden tratará es todo lo contrario: buscar el multilateralismo para lidiar con el Partido Comunista.
El papel de China siempre ha sido importante, pero los politólogos o internacionalistas no lo dicen, porque es un país que ha reinvindicado una relación tan poderosa con el pasado y principios tradicionales. Fue el presidente Richard Nixon junto con el secretario de Estado Henry Kissinger los grandes artífices de la apertura comercial con China en una visita realizada en 1971.
Desde esa época la relevancia de China en el mundo actual no ha dejado de crecer, al contrario existen una serie de evidencias de que el gigante asiático se encamina a convertirse en una súper potencia. En el siglo XXI, China o el ‘Reino Medio’ como se la conoce ya es una potencia con una diplomacia de gran profesionalismo y capacidad, ubicándola en el lugar en el que está.
Por ello, se está disputando con los Estados Unidos, cuál es la potencia más fuerte. El presidente Biden es un hombre con mucha experiencia y a diferencia del expresidente Donald Trump, tomará con mayor responsabilidad esa relación. Sin embargo, no habrá cambios abruptos por el hecho de que los Estados Unidos busca mantener políticas de Estado, pero sí habrá una relación más allá del tema comercial, que involucre a todos los sectores.
La confrontación con la política exterior de Trump fue de un enfrentamiento comercial.
Uno de los casos que nos compete es el de América Latina, China ha ingresado a la región y no hay un país, sin empresas o préstamos chinos; lo cual preocupa a los Estados Unidos, porque América Latina es su socio comercial más cercano. El presidente Biden ha dado a entender que su objetivo es no alejarse de la región, por la gran influencia de China.
En el mundo actual las relaciones en la sociedad del siglo XXI, señalan que no hay solo un país catalogado como el más fuerte, como se dijo de los Estados Unidos cuando cayó el Muro de Berlín y se disolvió la Unión Soviética. Hoy son varios los estados, pero entre los dos más fuertes están China y los Estados Unidos esa es la realidad. China ha logrado acuerdos con la Unión Europea y los EEUU tendrá que recuperarla, porque en el período de Trump las relaciones se enfriaron.
China y los Estados Unidos tienen por delante una cuestión diferente que es el futuro de Taiwán y Honk Kong, que piden mayor independencia, así que de una otra forma el presidente Biden tendrá que tomar medidas muy importantes.
Estas nuevas relaciones marcan una nueva generación de líderes tanto en China como en los Estados Unidos.
La guerra comercial es un medio, que en derecho internacional se conoce como medios coactivos, que buscan cambiar una postura o posición determinada.
Habrá que ver cómo será ese equilibrio entre los dos gobiernos siempre manteniendo la importancia de una relación que, en ocasiones puede ser fluida pero complicada, en cuanto al tema de aranceles, en especial, en esta guerra comercial.
El nuevo presidente del Ecuador tendrá que moverse a favor de los intereses del Ecuador y mantener una buena relación tanto con los Estados Unidos que es un socio natural como con China, sin olvidar que los intereses nacionales son los que prima en la política exterior. La política exterior es la defensa de los intereses nacionales.
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