El Gobierno de Nicolás Maduro fue condenado este martes por 12 países americanos por una ruptura de la democracia en Venezuela. Horas antes había sido señalado en la ONU por una violación sistemática contra los derechos humanos, aumentando su aislamiento internacional tras la instalación de su Asamblea Constituyente.
Un comunicado del grupo que encabezan Brasil, Argentina, Canadá, Chile, Colombia y México, leído ante la prensa por el canciller peruano, Ricardo Luna, denunció una ruptura del orden democrático en el país petrolero y desconoció la Constituyente y sus actos.
Luna, quien dirigió la cumbre, afirmó que el régimen de Nicolás Maduro representa a una dictadura e indicó que los esfuerzos bien intencionados del Vaticano y de expresidentes de la región como mediadores en la crisis venezolana, solamente fueron utilizados por el chavismo “para ganar tiempo”.
Luna, desde el Palacio de Torre Tagle, consideró que mientras no se revierta la creación de la Constituyente, Venezuela está en “una situación de facto, que es incompatible con los derechos humanos y de la democracia en la región”.
La declaración en Lima llega tres días después de que el Mercosur (Mercado Común del Sur) suspendiera a Venezuela esgrimiendo el mismo argumento.
Más temprano, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, alertó sobre el “uso generalizado y sistemático de fuerza excesiva y detenciones arbitrarias” contra manifestantes e, incluso, “torturas”. El secretario general del organismo, Antonio Guterres, temió que Venezuela se distancie de la paz.
En Caracas se reunieron cancilleres del Alba, grupo de países aliados de Maduro entre los que figuran Cuba, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, para expresarle apoyo.
La Constituyente se instaló entre denuncias de fraude y sin el reconocimiento de Estados Unidos ni de bloques como la Unión Europea o la Organización de Estados Americanos (OEA). El Ejecutivo de Donald Trump impuso sanciones financieras y jurídicas a Maduro y funcionarios y excolaboradores, y amenaza con medidas más drásticas.
En su discurso ante representantes del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de América), Maduro insistió en sus acusaciones de que Washington promueve una intervención internacional en el país con las mayores reservas petroleras del mundo.
“Venezuela es el mayor botín, la joya de la corona”, manifestó el presidente venezolano, que propuso a los miembros del Alba gestionar un diálogo regional con los gobiernos latinoamericanos que denuncian un quiebre democrático.
“Que se inicie un diálogo con México, Colombia, Argentina, no sé si Brasil porque allí no hay gobierno legítimo, Chile, Paraguay”, planteó.
Este martes, pese a los cuestionamientos, los 545 constituyentes -todos oficialistas- sesionaron en el Palacio Legislativo, sede del opositor Parlamento, y aprobaron un acuerdo de respaldo a la Fuerza Armada, a la que Maduro ha dado gran poder económico y político.
Ello luego del ataque de un comando de una veintena de hombres a un cuartel en Valencia (norte), el domingo, que dejó dos muertos y ocho capturados.
En nuevas protestas contra Maduro, que dejan unos 125 muertos en cuatro meses, pequeños grupos participaron este martes en el este de Caracas en bloqueos de calles convocados por la oposición, dispersados con bombas lacrimógenas.
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