Con 75 votos a favor, 22 en contra y 34 abstenciones la Asamblea aprobó la Pro forma presupuestaria de 2017 enviada por el Ejecutivo. La Comisión de Régimen Económico había verificada que esta cumpla con la regla fiscal prevista en la Constitución: que los ingresos permanentes superan los egresos permanentes.
Según el informe, el primer rubro llega a unos $20.272 millones y el segundo a $19.175 millones, es decir, se comprueba un superávit de alrededor de mil millones de dólares.
Pabel Muñoz, presidente de la Comisión de Régimen Económico, durante la presentación del informe, dijo que a la Asamblea lo que le corresponde validar ese mandato, verificar que cumple la ley, si se ajusta al Plan Nacional de Desarrollo y si se enmarca en la normativa, en cuanto al límite de endeudamiento.
La Pro forma de 2017 llega a $36.818 millones, de la cual ya se ha ejecutado el 39% de los recursos. Comparada con la devengada de 2016, hay un incremento del 8%.
Aunque hay un superávit entre los ingresos y egresos permanentes, presenta, en cambio, un déficit en los no permanentes de $5.891 millones. Pero, estos últimos son compensados con los mil millones del superávit de los ingresos y egresos permanentes, lo que deja un déficit global de $4.794 millones.
Muñoz verificó el aumento del presupuesto para el sector social y asignaciones importantes para cumplir los Objetivos de Desarrollo, que alcanzan $16.717 millones, cuya cifra más alta es para educación, salud, paz y justicia, así como erradicación de la pobreza.
En salud y educación se cumple, además, lo que indica la Constitución, según el informe. Muñoz dijo que por primera vez se ejecuta la asignación del 4% del Producto Interno Bruto (PIB) para salud. La meta, según la Constitución, es llegar al 6%. Este año, para salud se destinan $4.097 millones. Aclaró que la mayoría de los gastos permanentes son para salud, educación y seguridad.
La Comisión también incluyó en el informe algunas recomendaciones, como pedir al Ministerio de Finanzas y al Banco Central un monitoreo permanente del comportamiento de la balanza comercial. A este tema lo calificó como un “talón de Aquiles”, puesto que la balanza no petrolera es negativa, con un déficit de más de mil millones de dólares.
En lo macroeconómico, el asambleísta manifestó que se prevé un crecimiento de la economía de 0,71 %, lo que se ajusta al contexto económico e histórico de los últimos diez años, en los cuales se advirtió un crecimiento promedio del 3,4 % del PIB, cuando la media de la región era del 2,5 %.
Recordó que en la última década se priorizó la inversión en áreas como salud, educación, infraestructura, que pasó del 4,7 %, entre el 2000 y 2006, al 11 %, entre el 2006 y 2016. Destacó que esta política hizo que Ecuador cada vez dependa menos del petróleo
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