Bélgica atraviesa una situación alarmante: de ser uno de los países más prósperos de la Unión Europea, ha pasado a enfrentar los efectos corrosivos del narcotráfico sobre su institucionalidad. Según informes de la Fiscalía Federal, el puerto de Amberes se ha convertido en la principal puerta de entrada de cocaína a Europa, superando incluso a Róterdam.
La magnitud del problema ha llevado a expertos a advertir que Bélgica podría estar en camino de convertirse en un “narcoestado”, dada la penetración de redes criminales en organismos públicos y las constantes amenazas contra fiscales, periodistas y policías. El propio primer ministro Alexander De Croo reconoció que el narcotráfico “pone en jaque la democracia y la seguridad nacional”.
La violencia ligada al tráfico de drogas, antes casi inexistente en Bélgica, ha aumentado de forma preocupante: explosiones, tiroteos y secuestros relacionados con ajustes de cuentas son ya parte de la vida cotidiana en Amberes.
Bruselas y la Unión Europea trabajan ahora en reforzar los controles fronterizos y la cooperación internacional para frenar un fenómeno que se expande rápidamente.
Relevancia para Ecuador:
Este tema toca de cerca a Ecuador, uno de los principales puntos de origen de la droga que llega a Europa. La situación belga subraya la urgencia de fortalecer la cooperación internacional en seguridad y control portuario.
Imagen de portada: Escena nocturna en Bruselas con patrulleros y bandera belga tras una cinta policial.
Crédito: Imagen generada por IA, edición Dialoguemos.ec
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