Bolivia se prepara para una jornada electoral en la que el oficialismo llega debilitado por una fractura interna sin precedentes. El Movimiento al Socialismo, que ha dominado la política nacional desde el ascenso de Evo Morales en 2006, enfrenta una disputa entre el expresidente y el actual mandatario Luis Arce, quien optó por no buscar la reelección.
Esta división ha permitido que la oposición, encabezada por figuras como Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga, gane terreno y se posicione como una alternativa con posibilidades reales de llegar al poder.
La campaña se desarrolla en un contexto económico complejo, marcado por la inflación, la escasez de divisas y el desabastecimiento de productos básicos, factores que han erosionado la confianza en el gobierno.
La tensión política es alta y los observadores internacionales advierten sobre la necesidad de garantizar un proceso pacífico, que evite episodios de violencia y consolide la institucionalidad democrática.
Relevancia para Ecuador:
El desenlace de las elecciones bolivianas tendrá implicaciones para la región andina y para Ecuador en particular.
Un cambio de signo político podría redefinir las prioridades de integración y cooperación bilateral, así como influir en el posicionamiento de los bloques regionales. Además, la estabilidad política de Bolivia es clave para mantener la seguridad en las rutas comerciales y los flujos migratorios en Sudamérica, ámbitos en los que Ecuador tiene un interés estratégico.
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