Un reciente informe del Departamento de Estado de Estados Unidos revela un preocupante panorama en la frontera entre Ecuador y Colombia, donde operan 11 grupos criminales vinculados al narcotráfico. Cinco de estas agrupaciones son de origen colombiano, mientras que las otras seis tienen su base en Ecuador. Estos grupos se han fortalecido desde el año 2020 debido a una combinación de factores que han facilitado el aumento de sus actividades ilícitas en la región fronteriza.
El informe destaca que las actividades relacionadas con el narcotráfico en esta zona han propiciado el crecimiento de organizaciones que operan en ambos lados de la frontera. En el caso de Colombia, los grupos mencionados incluyen al Frente Alonso Cano, Comando de Fronteras, Frente Urías Rondón, Frente Carolina Ramírez, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y, aunque no aparece en la infografía del informe, también se hace referencia a la Segunda Marquetalia, una disidencia de las FARC.
Por el lado ecuatoriano, seis bandas criminales tienen un control significativo en la frontera: Los Choneros, Águilas, Patones, Tiguerones, Gánsters y Lobos. Estas agrupaciones están involucradas en actividades delictivas como el tráfico de cocaína, armas, minería ilegal, extorsión, sicariato y lavado de activos, entre otros crímenes.
El Departamento de Estado señala tres factores clave que explican este crecimiento. Primero, la pandemia del COVID-19 obligó a los grupos criminales a buscar rutas ilegales para mantener el tráfico de drogas debido al cierre de los pasos fronterizos formales.
Segundo, el acuerdo de paz en Colombia, firmado en 2016, provocó la aparición de exparamilitares y disidencias de las FARC, que extendieron sus operaciones hacia el territorio ecuatoriano.
Finalmente, la fragmentación de Los Choneros, una de las bandas criminales más grandes de Ecuador, derivó en la creación de nuevas organizaciones dedicadas a la producción y tráfico de cocaína.
Hasta el 2020, las Fuerzas Armadas de Ecuador mantenían un promedio de 10 000 soldados destinados al control de la frontera con Colombia, que incluye dos pasos fronterizos oficiales: el puente internacional de Rumichaca, en Carchi, y San Miguel, en Sucumbíos. Sin embargo, la pandemia y la creciente violencia interna obligaron a reducir esta presencia militar para atender otras necesidades de seguridad en el interior del país.
Actualmente, el número de soldados destinados a la frontera norte se ha reducido a aproximadamente 6 000 efectivos. El paso por el río Mataje, en San Lorenzo, Esmeraldas, permanece cerrado desde 2021 debido a la falta de infraestructura necesaria en el lado colombiano, lo que complica aún más la situación de seguridad en esta área clave para el narcotráfico. (EFE)
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