El reciente libro de Jairo Rivera, Malnutrición infantil en Ecuador. Progresos y desafíos, presenta cifras preocupantes acerca de esta realidad en el país, así como propuestas para establecer políticas públicas.
La obra ha sido editada por la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador y la Corporación Editora Nacional.
A propósito de este trabajo, presentamos una entrevista con el autor, quien se desempeña como docente del Área Académica de Gestión y coordinador de la Casa Andina -centro de escritura- de esta Universidad.
¿Qué se entiende por malnutrición infantil?
La malnutrición infantil es un problema social, por lo que su erradicación debe ser un compromiso social y político a nivel mundial. Tiene repercusiones en el desarrollo infantil. Ocasiona un 45 por ciento de las muertes de niños menores de 5 años. Además, constituye una transgresión al derecho humano de tener un nivel de vida adecuado, en especial, la alimentación; y afecta directamente el desarrollo del potencial de los menores.
¿Cómo determinar cuando existe una malnutrición en los infantes?
La malnutrición está conformada por la desnutrición y el sobrepeso. La desnutrición se puede presentar en forma de retraso del crecimiento para la edad o desnutrición crónica, bajo peso para la talla o desnutrición aguda, bajo peso para la edad o desnutrición global, limitación en el crecimiento fetal, y deficiencias de vitaminas y minerales esenciales.
El sobrepeso se presenta en forma de peso elevado para la estatura, y se genera cuando hay una ingesta de calorías que excede al gasto energético. Tanto la desnutrición como el sobrepeso y la deficiencia de micronutrientes pueden estar presentes al mismo tiempo; significa, entonces, que una persona puede sufrir de manera concurrente varios tipos de malnutrición.
La forma de medición de la malnutrición infantil es mediante el uso de los patrones de crecimiento infantil de la Organización Mundial de la Salud.
¿Qué factores socioeconómicos inciden para que existan altos índices de malnutrición infantil?
La malnutrición infantil es causada por factores multidimensionales que se relacionan con elementos del niño, de su hogar y de la comunidad en general. No se debe entender la malnutrición infantil solamente como el resultado de problemas singulares, sino más bien se asocia con determinantes sociales.
Los factores inmediatos son aquellas causas individuales ligadas al consumo de alimentos de forma inadecuada, poca diversidad de la dieta, y enfermedades; y, en relación con el sobrepeso se asocian con el consumo de alimentos con alta densidad calórica y falta de actividad física.
Por su lado, los factores subyacentes en temas de desnutrición están relacionados con causas del hogar como el acceso deficiente a alimentos, pobreza, falta de seguridad y soberanía alimentaria, prácticas inadecuadas de atención y cuidado materno-infantil, y falta de acceso a servicios básicos y a un ambiente saludable.
Adicionalmente, el sobrepeso se relaciona con la presencia de un ambiente favorable hacia el consumo de alimentos procesados, donde influye el precio, tiempo de preparación, y la publicidad; además, de una inadecuada educación en nutrición, salud y cultura alimentaria tradicional; y sedentarismo. Los factores básicos son comunes para la desnutrición y el sobrepeso; se refieren a las problemáticas estructurales presentes en el contexto social, económico, político, en un esquema de globalización e industrialización, con cambios tecnológicos y culturales que inciden en la malnutrición infantil.
¿Qué consecuencias tiene la malnutrición para su desarrollo?
La malnutrición infantil afecta el desarrollo de capacidades en las personas. Las consecuencias pueden ser de corto, mediano, y largo plazo, mayoritariamente de forma irreversible, afectando su potencial como ser humano.
En el corto plazo, aumenta la mortalidad, morbilidad, y discapacidad. En el mediano plazo, perturba el desarrollo cognitivo, motor y socioemocional. En el largo plazo, los niños presentan afectaciones a la capacidad intelectual, la productividad económica, el rendimiento reproductivo y metabólico; es decir, incluso, pueden extenderse no solo a la vida adulta, sino también a las generaciones.
El sobrepeso infantil en el corto plazo afecta al estado de salud de los menores con complicaciones gastrointestinales, musculoesqueléticas y ortopédicas. En el mediano plazo, manteniendo la obesidad en la adolescencia y sus efectos en la salud; en el largo plazo, afecta la obesidad en la vida adulta, incrementando la probabilidad de sufrir diabetes y enfermedades crónicas que, si bien son no transmisibles biológicamente, sí lo son socialmente.
¿Qué consecuencias sociales acarrea una malnutrición en los infantes?
Las consecuencias de la malnutrición en los infantes son graves y no se mantienen en lo individual, sino que se trasladan a su familia, sociedad y Estado, en forma de menor desarrollo social y económico de sus habitantes.
Se ha encontrado en la literatura que la inversión en nutrición durante la primera infancia es la más rentable, ya que fomenta el progreso integral de las personas, potenciando sus procesos de aprendizaje y favoreciendo la disminución de las brechas sociales.
El valor presente neto de las inversiones en nutrición es alentador, lo que significa que los recursos destinados a programas de nutrición no solo se recuperan en el tiempo, sino que benefician a la sociedad. Los costos económicos de la malnutrición se estiman en varios miles de millones de dólares al año en el PIB. La limitación en el desarrollo producida por la malnutrición infantil hace que sea muy costosa la inacción por las pérdidas que ocasiona en el tiempo. Por lo tanto, es un problema que se debe combatir de raíz.
En tu libro analizas la situación en Chimborazo, Santa Elena y también del resto del país. ¿Qué factores hay en común en estas ciudades en cuando a la malnutrición infantil?
El nivel de malnutrición infantil en Ecuador es muy preocupante. Por una parte, la desnutrición crónica infantil presenta niveles que superan el doble del promedio de América Latina y el Caribe, y una tendencia de estancamiento, con limitada reducción. Al mismo tiempo, el sobrepeso infantil en Ecuador supera el promedio regional con una tendencia ascendente.
Dentro del país, los niveles de desnutrición y sobrepeso son heterogéneos y se han expandido por toda la población, con distintas prevalencias por región, provincia, área, niveles de pobreza, sexo, etnia, acceso a agua, entre otros temas. Con ello, a nivel nacional, la desnutrición tiene mayor prevalencia en la región amazónica y en la Sierra, dentro del área rural, en aquellos que sufren pobreza, en los hombres y en la etnia indígena; y, el sobrepeso es superior en la región insular y la Sierra, en el área urbana.
En cuanto a las dos provincias de caso analizadas en el documento, existen algunas similitudes y diferencias. Por un lado, en Chimborazo, la desnutrición crónica se agrava en el área rural, en los hogares que padecen pobreza, y en la etnia indígena; el sobrepeso tiene mayores afectaciones a las personas de menores ingresos y rurales.
En Santa Elena, la desnutrición crónica se asocia con infantes de hogares rurales con presencia de pobreza, y etnia no mestiza; y, el sobrepeso se halla asociado con hogares urbanos, no pobres, en mujeres, y no mestizos.
Los perfiles analizados denotan que la desnutrición se asocia con la ruralidad en Ecuador, Chimborazo y Santa Elena; mientras que el sobrepeso se relaciona con el área urbana a nivel nacional y en Santa Elena, pero no en Chimborazo. A su vez, el ritmo de reducción de la desnutrición o aumento del sobrepeso es particular de cada territorio. Esto nos indica que existe una pluralidad de constructos sociales en referencia a la malnutrición infantil, con lo cual no hay patrones predefinidos en sus prevalencias, sino que dependen del contexto y sus características. Con ello, la creación de programas estandarizados para combatir la malnutrición, con poca o nula flexibilidad en territorio, tienen limitadas opciones de atender realidades diversas.
Hablas de políticas públicas. ¿Cuáles son las acciones más urgentes que requiere el país?
El país requiere cinco acciones prioritarias. Primero, debe poner en práctica la estrategia nacional intersectorial en contra de la desnutrición crónica infantil, sin olvidarse del combate al sobrepeso infantil. Para ello, es esencial una política de Estado que sea sostenible en el tiempo, donde incorpore los aprendizajes de nuestra experiencia, las mejores prácticas internacionales y las políticas públicas con evidencia.
Segundo, esta política necesita el apoyo de toda la sociedad, en donde participen todos sus miembros en el diseño, implementación y evaluación de los programas, a través del sector público, sector privado, organizaciones de la sociedad civil, academia y la comunidad. En este camino, resulta central incorporar y comprender al territorio, su contexto, sus particularidades.
Tercero, desde una lógica de gobernanza nutricional, es fundamental que se mejore la articulación horizontal, entre los distintos ministerios y organismos públicos asociados con la política social, y la articulación vertical, entre el gobierno central y los gobiernos locales; esto permitirá que se tenga como prioridad el combate a la desnutrición y sobrepeso infantil.
Cuarto, resulta crucial que se garantice el financiamiento para la lucha en contra de la malnutrición; es necesario que el presupuesto del Estado incluya los recursos para sostener las intervenciones y se complemente con importantes fondos de actores nacionales e internacionales.
Por último, considero que el país tiene graves problemas estructurales y la malnutrición es su resultado. Ante ello, es clave que se propenda al mejoramiento de la calidad de vida de forma integral, con acciones que permitan superar la pobreza y la inequidad.
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