El caso Roe vs Wade fue en un hito de los derechos de la mujer en Estados Unidos.
El resultado de ese proceso judicial fue el fallo de la Corte Suprema en 1973 que permitió que los abortos fueran legales en el país.
Esa decisión sigue generando controversia casi medio siglo después. Este viernes, el tribunal supremo tomó la decisión de anular el fallo y se abre el camino para que el aborto pueda ser ilegalizado en los estados que así lo decidan.
Pero ¿qué se conoce de la mujer que impulsó el caso? ¿Cómo ella se convirtió en una heroína para unos y en una traidora para otros? ¿Y cómo una confesión antes de morir causó una gran sorpresa?
Jane Roe era en realidad un seudónimo legal que se utilizó en el caso judicial.
La infancia de McCorvery en Luisiana, donde nació en 1947, estuvo lejos de ser feliz.
Escapó de su casa cuando era niña, estuvo interna en un colegio en Texas y a los 15 años se fue a vivir a la casa de un familiar, donde terminó siendo abusada sexualmente.
Su juventud continuó siendo problemática, rodeada de violencia, alcohol y drogas. Para finales de 1960, tenía dos hijos y vivía en la calle.
En el documental Aka Jane Roe (2020) se le preguntó si extrañaba a su familia. McCorvery respondió: “No puedes extrañar algo que nunca tuviste”.
En 1969, y con 23 años, McCorvery quedó embarazada de su tercer hijo y quería abortar, denunciando que había sido violada.
Pero vivía en Texas, donde el aborto era ilegal excepto cuando fuera necesario para salvar la vida de la madre.
Sus abogadas, Sarah Weddington y Linda Coffee, presentaron una demanda en su nombre en un tribunal federal de EE.UU. contra el fiscal de distrito local, Henry Wade, (de ahí el nombre del caso Roe vs Wade) alegando que las leyes de aborto de Texas eran inconstitucionales.
El caso fue rechazado y McCorvery se vio obligada a dar a luz a una niña que dio en adopción.
Sin embargo, en 1973 su apelación llegó a la Corte Suprema de Estados Unidos, donde por siete votos contra dos, los jueces dictaminaron que el gobierno carecía del poder para prohibir los abortos.
La sentencia del tribunal se basó en la decisión de que el derecho de una mujer a poner fin a su embarazo estaba sujeto a la libertad de elección personal en asuntos familiares, protegidos por la Constitución estadounidense.
McCorvey reveló su nombre real en los años 80 y comenzó a involucrase en el movimiento por el derecho al aborto de Estados Unidos, conocido también como “a favor de la elección” (pro-choice, en inglés).
“El aborto continuará, sea legal o no. Las mujeres morirán por esto”, dijo McCorvey en una de las cientos de entrevistas que ofreció.
“Jane Roe es cada mujer a la que se le ha negado algo en su vida”, añadió.
En esas declaraciones a la prensa también hizo una confesión. Dijo que no había sido violada como había denunciado en un principio.
Lo había dicho sólo para obtener permiso para un aborto y acelerar su caso.
“Soy una mujer sencilla con una educación de noveno grado que quiere que las mujeres no sean acosadas o condenadas”, le dijo al diario The New York Times en 1994.
“No es glamoroso pasar por un aborto, nunca tuve uno, pero he trabajado en tres clínicas y lo sé”, agregó.
En un principio, la revelación de la identidad de Jane Roe y la voluntad de McCorvey de participar activamente en la defensa al acceso al aborto provocó una mezcla de celebración y desconfianza en la dirigencia del movimiento proaborto.
Tras reconocer que mintió sobre la violación, los grupos a favor del derecho al aborto vieron que McCorvey perjudicaba los objetivos del movimiento y no le dieron el espacio que ella esperaba.
Hasta que un día todo cambió radicalmente.
En 1995, Norma McCorvey, con 47 años, se unió al grupo antiaborto Operation Rescue y se convirtió al evangelismo.
“He cambiado”, dijo. “Lo siento por ser terriblemente tonta e ingenua. Pensé que estaba haciendo lo correcto”.
La mujer cuyo embarazo no deseado ayudó a establecer el derecho legal al aborto dijo dos décadas más tarde que creía que el aborto estaba mal y se comprometió a “ayudar a las mujeres a salvar a sus bebés”.
Se había transformado en una heroína para los grupos provida que rechazan el aborto. Mientras, el movimiento “a favor de la elección” lo consideró una traición.
En las décadas que siguieron McCorvey se convirtió en una reconocida activista antiaborto, participando en conferencias, marchas y reuniones de la iglesia.
“He prometido ayudar para hacer cualquier cosa para revocar Roe vs Wade”, aseguró en 1998.
Pero tenía que hacer otro cambio radical en su vida, según le exigía la iglesia.
McCorvey debía abandonar su relación sentimental con Connie Gonzalez, la mujer que fue su pareja durante varias décadas.
Tras su conversión al cristianismo, McCorvey aseguró que había dejado de ser lesbiana y que había terminado su relación homosexual con Gonzalez, aunque durante varios años siguieron viviendo juntas.
Norma McCorvey murió en 2017, a los 69 años, en Texas, producto de una insuficiencia cardíaca.
En sus últimos meses de vida, la mujer participó de las grabaciones del documental Aka Jane Roe que se estrenó en 2020.
En él, en su “confesión en el lecho de muerte”, como ella misma la llamó, McCorvey, visiblemente enferma, dijo que solo se convirtió en activista contra el aborto porque los grupos evangélicos le pagaban.
“Yo era el pez gordo”, afirmó.
“Creo que fue algo mutuo. Tomé su dinero y me pusieron frente a las cámaras y me dijeron qué decir”.
“Todo fue una actuación. Lo hice bien. Soy una buena actriz. Por supuesto, no estoy actuando ahora”, aseguró.
El reverendo Robert Schenck fue uno de los pastores evangélicos que trabajó con McCorvey después de su conversión al cristianismo a mediados de la década de 1990.
Él reconoció que a McCorvey se le indicaba lo que debía decir en sus apariciones en nombre del movimiento y que se le pagaba por ello. El documental reveló que la cifra fue cercana a los US$500.000.
“Sabía lo que estábamos haciendo”, dijo Schenck. “Y hubo momentos en los que estaba seguro de que ella lo sabía”.
“Me pregunté: ‘¿Estará ella jugando con nosotros?’ Lo que no tuve las agallas de decir fue: ‘Porque sé muy bien que nosotros estamos jugando con ella'”, reconoció.
“Lo que hicimos con Norma fue muy poco ético”, dijo el reverendo en el documental.
Norma McCorvey tuvo una vida llena de extremos y pese a haberse convertido en un símbolo de los derechos de las mujeres por la legalización del aborto, ella aseguró que nunca se sometió a ninguno.
“Es tu elección”, dijo McCorvey en sus últimos días de vida.
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