De acuerdo con CNN, desde la victoria de las tropas al mando de Mao Zedong en la cruel guerra civil china, en 1949, el gigante asiático, con excepción de Taiwán, ha estado gobernado por el Partido Comunista de China (PCCh), que cumplió el jueves pasado un siglo de historia como institución y 72 años dictando el rumbo de China.
La República Popular China es un régimen comunista de partido único, por lo cual el PCCh, fundado el 1 de julio de 1921, es el único legal. A través de su Comité Permanente del Politburó, compuesto por siete miembros, fija las políticas y nombra los funcionarios de gobierno.
El presidente de este Comité es también presidente del PCCh y de China -el cargo más poderoso en el país- actualmente ocupado por Xi Jinping.
El Partido Comunista, forjado en la guerra civil
Tras su fundación, el PCCh, liderado por Mao, entró en 1927 en un conflicto armado con las fuerzas del Partido Nacional (Kuomintang) de Chiang Kai-Shek, en ese entonces al frente de la República de China tras el colapso de la dinastía imperial Qinq, la última de China.
La guerra con el Imperio del Japón que inició en la década de 1930 puso en pausa este choque interno, pero luego de la derrota japonesa en 1945, el conflicto civil entre el Kuomintang y el PCCh se reanudó, culminando en la victoria comunista de 1949 y la fundación de la República Popular.
En sus primeros años la República Popular fue un aliado cercano de la URSS, su modelo de Estado, pero los países terminaron enfrentados en la década de 1960 por una serie de conflictos limítrofes y competencias regionales.
«Socialismo con características chinas»
Los años siguientes se vieron caracterizados por las políticas económicas del «Gran Salto Adelante» y el cambio propuesto por la «Revolución cultural», controversiales proyectos de Mao que llevaron a la agitación interna y la muerte de decenas de millones de chinos por hambre.
A comienzos de la década de 1970 China comenzó un acercamiento con Estados Unidos que culminó con la visita del presidente Richard Nixon en 1972 y el posterior reanudamiento de las relaciones diplomáticas.
Mao murió en 1976, y desde entonces China ha encarado un proceso de modernización, reformas de mercado y apertura comercial al mundo -el llamado «socialismo con características chinas»- impulsado en sus comienzos por la figura de Deng Xiaoping. En consecuencia la economía china finalmente pareció dar ese gran salto hacia adelante: para 2010 ya era la segunda, sólo superada por Estados Unidos.
En ese mismo período China logró también que casi 800 millones de sus habitantes dejaran de ser pobres, según destaca regularmente el gobierno en base a umbrales de pobreza establecidos por el Banco Mundial (menos de US$ 1,9 al día). En 2020 Beijing incluso anunció haber erradicado la pobreza extrema.
Xi Jinping, por su parte, asumió en 2013 y lidera desde entonces el país en un proceso distinto de creciente confrontación global con Estados Unidos, de tensiones elevadas con Taiwán y represión en Hong Kong, y de ralentización del crecimiento económico. Y el PCCh, con más de 91 millones de miembros, sigue detrás de él.
«Xi se ha convertido en el líder más poderoso desde los tiempos de Mao Zedong. Su relación con el PCCh es simbiótica, los dos se necesitan mutuamente y los dos son reforzados como un mismo organismo», dice a CNN Patricio Giusto, director del Observatorio Sino-Argentino y Master of China Studies en la universidad Zhejiang.
¿Qué sigue?
«El PCCh nunca se ha rendido ante la presión política en el extranjero, no lo hizo cuando era un pequeño partido y definitivamente no lo hará luego de que el PCCh se ha convertido en al partido gobernante más grande del mundo», dijo el martes el periódico estatal chino Global Times.
«Con un espíritu forjado en las dificultades y logros obtenidos el siglo pasado, el PCCh liderará al pueblo chino en la creación de más gloria en los próximos 100 años a pesar de la creciente hostilidad de Occidente», señaló.
Para Giusto el principal desafío externo al que se enfrenta el PCCh es el conflicto con Estados Unidos, al cual describe como «estructural» e independiente de quien gobierne en cada país, además de tensiones crecientes con las minorias étnicas y religiosas, y la situación en Hong Kong y Taiwán.
«En el epicentro está la puja en cuestiones estratégicas como las principales tecnologías de telecomunicaciones, biotecnología, tecnología espacial y armamentística. China ya esta superando o camino a superar a EE.UU. en esos planos, ese es el desafío, lidiar esta disputa con la principal potencia militar y económica del mundo».
Indermit Gill, del instituto Brookings, advierte por su parte que si bien la reducción de pobreza realizada por China es destacable, la utilización del umbral más bajo de los confeccionados por el Banco Mundial -reservado para países de bajos ingresos- ya no es relevante para una economía como la de China.
«Una línea de pobreza extrema de unos dos dólares al día es ya no es interesante ni relevante, y las repetidas referencia sa esta podrían ser contraproducentes. No es un umbral relevante para un país de ingresos medios-altos que está a punto de convertirtse en una economía avanzada», dice.
Al respecto, Giusto destaca el impacto de la pandemia de covid-19, cuyas consecuencias económicas, aún desconocidas del todo, serán de una «gravedad y profundidad inéditas», especialmente en el contexto de una población china que envejece rápidamente.
«Para China es importante porque además de ser el principal motor de crecimiento del mundo, constituyendo el 30% de las inversiones globales, el impacto de una economía que se achica y entra en una etapa más volátil es enorme», señala.
Texto original publicado en CNN
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