Los coronavirus son una familia de virus que se descubrió en la década de 1960 pero cuyo origen todavía es desconocido. Sus diferentes tipos provocan distintas enfermedades, desde un resfriado hasta un síndrome respiratorio grave.
Gran parte de los coronavirus no son peligrosos y se pueden tratar de forma eficaz. De hecho, la mayoría de las personas tiene riesgo de contraer un coronavirus, en la infancia. En los últimos años se ha descrito tres brotes epidémicos importantes causados por coronavirus.
El SARS-CoV, el síndrome respiratorio agudo y grave se inició en noviembre de 2020 en China y afectó a más de 8 000 personas en 37 países y provocó más de 700 muertes. La mortalidad del SRAS-CoV se ha cifrado en el 10% aproximadamente.
El MERS-CoV, coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio fue detectado por primera vez en 2012 en Arabia Saudita. Se han notificado hasta octubre de 2019 más de 2 400 casos de infección en distintos países, con más de 800 muertes. Su letalidad se calcula en 35%.
Y el Covid-19 que apareció a finales de 2019 cuando se notificaron los primeros casos de un nuevo coronavirus en la ciudad de Wuhan (China). Desde entonces los nuevos infectados por el virus ha sido continuo y su transmisión de persona a persona se ha acelerado. Si bien los casos registrados superan con creces a los de la epidemia del SARS, la tasa de mortalidad es de momento más baja.
Existe mucha incertidumbre en torno a las cifras reales -al igual que con cualquier nueva epidemia- y seguirá así en el futuro próximo según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto hace pensar que la propagación del virus es de una forma muy rápida.
Aunque se desconoce la fuente de infección, por similitud con otros coronavirus conocidos se piensa que el Covid-19 se transmite principalmente por las gotas respiratorias de más de 5 micras y por el contacto directo con las secreciones de personas infectadas. También se están valorando otras posibles vías de transmisión. El periodo de incubación de la enfermedad se ha estimado entre 2 y 14 días. Hasta la fecha no se dispone de vacuna alguna ni de tratamiento específico para combatir la infección por coronavirus.
Hay coronavirus que son menos sensibles o menos virulentos y ya sea en niños o adultos se comportan de una manera inocua, como otros virus. El riesgo es mayor para los adultos y las personas con enfermedades crónicas. Si una madre o un adulto está contagiado con el coronavirus y no guarda las medidas de protección o aislamiento y se mantiene cerca de los niños, el riesgo de transmisibilidad es alto. Aún se desconoce cómo se comporta el virus en los niños, porque los casos presentados son en recién nacidos y están en plena evolución. Los únicos reportes que existen en niños a nivel mundial es que nacieron de madres contagiadas con el virus.
La distribución de la enfermedad por grupos de edad actualmente refleja escasa afectación en población infantil. Sin embargo, sigue siendo importante fortalecer las medidas de prevención que siempre han existido para los resfriados comunes, si los niños presentan gripe, malestar para evitar el contagio de otros niños preferiblemente mantenerlos en casa para hidratarlos y alimentarlos adecuadamente y evitar el contagio a otros niños en la escuela y haciendo énfasis en el lavado de las manos frecuentemente.
Las medidas adoptadas a nivel nacional tienen que seguir las directrices internacionales y de la OMS, organismo que pauta las normas en caso de brotes epidémicos de virus o de bacterias.
Los lineamientos de la OMS subrayan la importancia de los hábitos de higiene para evitar la diseminación de una enfermedad infecciosa de estas características, como lavarse las manos periódicamente y cubrirse la boca y la nariz al toser y al estornudar. Estas medidas también son aplicables en la prevención del coronavirus en niños. A quienes puedan estar en contacto con las personas que muestren síntomas de enfermedad respiratoria se les aconseja el uso de mascarillas y usas pañuelos para cubrirse la nariz y la boca cuando se tose o estornuda.
No está comprobado científicamente que ingerir un tipo de alimento proteja al sistema inmune de contraer las enfermedades.; sin embargo es primordial mantener una alimentación balanceada rica en frutas y verduras, evitar las grasas, hacer ejercicio y tener chequeos periódicos para fortalecer el organismo y evitar otras enfermedades.
No se recomienda la automedicación un paciente que sienta malestar, tos fiebre o refriado debe acudir al médico, generalmente los catarros comunes o resfriados si son leves se manejen en casa, pero si es más intenso debe acudir al centro de salud más cercano para ser evaluado.
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