En la sala de un hotel de Ciudad de México, el periodista Gerardo Lissardy, de BBC Mundo, se encuentra con el expresidente boliviano, Evo Morales. La entrevista se desarrolla de forma cordial en un inicio, como ha sido toda la relación de los dictadores del socialismo del siglo XXI con la prensa. Una relación cordial hasta que comienzan las preguntas incómodas. Los periodistas dejan de ser periodistas y se convierten en enemigos, en parte de una conspiración mundial encabezada por Estados Unidos o los alienígenas si es necesario. Y luego comienza el montaje de su aparato de propaganda con todos los recursos públicos disponibles.
¿Usted no hace ninguna autocrítica de lo que ha hecho en los últimos tiempos?
¿Qué me correspondía hacer autocrítica, dígame? ¿Qué errores he cometido?
Le estoy preguntando, ¿usted no cometió ningún error?
Pero dígame usted, qué error he cometido.
No quiero pensar que usted parece representante de la derecha boliviana.
Quiero decirles, una vez sacamos un decreto supremo de levantar la subvención a los combustibles. Me equivoqué, he corregido.
Sé corregir mis errores. Eso me ha permitido batir todos los récords: en lo democrático, político, económico y social.
A muchos les llamó la atención que abandonara Bolivia, se fuera del país. Si está seguro de que actuó de forma correcta, ¿por qué se fue?
Mira, el día sábado 9 de noviembre, métase en su cabeza si es un ser humano, llego a Chimoré (centro de Bolivia). Los equipos de seguridad me hacen leer los mensajes recibidos: “Entrégame a Evo, vamos a operar”.
Llamadas telefónicas, mensajes: “Mandaré 50 palos grandes”. Yo preguntaba: ¿qué es 50 palos grandes? 50 mil dólares para quien me entregue.
¿Usted quiere verme muerto? Te pregunto. ¿Quiere verme muerto? Dígame… Respóndame, como periodista, ¿quiere ver muerto al Evo?
¿Usted dice que se fue porque corría riesgo su vida?
Le estoy preguntando: ¿usted quisiera ver muerto a Evo?
La entrevista es a usted…
Le pregunto como ser humano, no hay aquí periodista, ni ex presidente ni presidente: ¿quiere ver muerto a Evo?
Sabe por qué le pregunto porqué se fue. Porque usted ha dicho en el pasado que quien se va de Bolivia es un “delincuente confeso”. Muchos le están recordando eso ahora…
Claro, los corruptos con pruebas, con procesos, con sentencias se escaparon. Esos son los delincuentes confesos.
Yo dije textualmente: México me salvó la vida.
Oye, pregúntame no con chanchullas (trampas). Te están dictando para que preguntes. Yo conozco esa clase de periodistas. Le están dictando qué van a preguntar. (…)
¿Tiene fecha para volver para Bolivia?
No tengo. Pero voy a volver allí en cualquier momento. Justamente para combatir a todos tus seguidores y a ti. Te voy a combatir desde Bolivia.
El discurso de Evo Morales no es nuevo, identificar el momento y machacar con eso, porque habla desde el púlpito de su verdad, desde un púlpito donde él se cree cubierto de un aura de pureza. Es el héroe que reivindica a los humillados para vivir como jeque árabe. Pasó igual acá en Ecuador donde el expresidente Rafael Correa sembró sábado a sábado el odio contra la prensa porque no decía que el suyo era el mejor gobierno del universo, el más puro, limpio y ejemplo para el mundo. ¿Ejemplo de qué?
Lo preocupante es que ahora ese discurso que parecía lejano pretenda imponerse en Ecuador desde el púlpito, y no precisamente por José Tuárez, sino por un jesuita a cuenta de defender a los marginados, llámense indígenas en este caso. La pregunta es, ¿qué se dijo desde ese púlpito, desde el que se ensañó contra los periodistas, cuando el expresidente Correa declaró en una cadena sabatina del 20 de diciembre de 2014 que el bien inmueble otorgado a la Conaie en comodato solo permitía su uso con “fines sociales-organizativos”, pero como los indígenas habían utilizado el local para “hacer política y oposición al gobierno” equivaldría a violación del comodato y justificaría el desalojo de la organización indígena.
¿Qué se dijo desde ese púlpito cuando más de 200 dirigentes indígenas fueron procesados en el anterior gobierno bajo la figura de terrorismo, al igual que dirigentes sindicales y estudiantiles?
¿Qué se dijo desde ese púlpito y qué se hizo cuando la marcha indígena llegó a Quito en agosto de 2015, a pie, desde un pueblo de Zamora para protestar contra Correa?
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