Transporte puerta a puerta en camionetas blindas, escoltas armados, guías para moverse en las selvas y hasta servicio de ‘catering’ en exclusivos lugares privados para cerrar negocios. Este es parte del portafolio que grupos criminales asentados en el sur del país les vienen ofreciendo a capos mexicanos para que viajen directamente a Nariño, en la frontera con Ecuador, Valle y Cauca a negociar coca de máxima calidad sembrada en al menos 60.000 narcohectáreas, según una investigación de El Tiempo.
Las organizaciones que arman estos paquetes ilegales ‘todo incluido’ para mafiosos de lo carteles como el de Sinaloa, los Zetas o Jalisco Nueva Generación, son conocidos en la región como ‘los Machos’, ‘los Buenaventureños’, ‘la Local’ y ‘la Empresa’, que poseen armas y controlan cultivos y cocinas en donde se procesa el alcaloide.
“Cuando el clorhidrato de cocaína es movido hasta el Pacífico, allí sí hay grupos internacionales, particularmente mexicanos y hasta rusos, interesados en lo que sale de los corredores del Naya y de Micay”, dijo a El Tiempo el gobernador del Cauca, Óscar Campo.
Los mexicanos estarían financiando asesinatos de líderes indígenas y campesinos que se oponen a los narcocultivos, tras los asesinatos de Enrique Guegia, alguacil y médico tradicional del Resguardo Indígena de Tacueyó, y de Eduardo Tumbó, líder de la vereda El Vergel, en Caloto, el pasado fin de semana.
Las bandas que los reciben en los puertos los ponen de inmediato en contacto con emisarios de estructuras más poderosas. Entre ellas estaría la disidencia del sexto frente de las Farc, que ahora se hace llamar ‘Dagoberto Ramos’; la de la otrora columna ‘Jacobo Arenas’, que se rebautizó como ‘Carlos Patiño’, y comandos del Epl y Eln.
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