Los cambios propuestos por el Ministerio de Finanzas en la pro forma presupuestaria de 2019, enviada nuevamente a la Asamblea, son favorables porque están más asentados en un escenario realista sobre la economía del país y los factores externos que no se pueden controlar desde el gobierno.
Si bien es cierto que en estos días la OPEP anunció un recorte de la producción petrolera de sus países miembros y, por la ley de oferta y demanda, eso en el mediano plazo va a empujar los precios de petróleo al alza, siempre es bueno, a la hora de hacer un presupuesto, proyectar un precio del barril de petróleo lo más real posible e incluso en un escenario muy pesimista.
El Gobierno en su primera pro forma proyectó un precio del barril de petróleo demasiado optimista, en $58,29, porque en el caso de darse una caída en las cotizaciones, en los mercados internacionales, el déficit fiscal proyectado para los siguientes años iba a ser mucho más elevado y el panorama más desolador.
El ajuste en el precio del petróleo, por ese lado, fue una decisión correcta, porque no solo debe tomarse en cuenta el precio actual del barril de petróleo sino el contexto económico internacional y la realidad política del país. Los temas políticos, como el caso de la renuncia de la ahora exvicepresidenta, María Alejandra Vicuña, por unos cobros indebidos a sus asesores, influye mucho en los ánimos de los inversionistas y sobre todo en el indicador del Riesgo País.
Lo más sensato a la hora de proyectar el precio del petróleo, en un presupuesto dependiente de esos ingresos, es pensar en un escenario internacional poco favorable. Lo real habría sido poner en la pro forma un barril de petróleo de entre $45 o $48, porque la caída del precio del petróleo es directamente proporcional al déficit fiscal y al financiamiento externo que necesitaría la economía en 2019. Las consecuencias de enviar un presupuesto demasiado optimista pueden resultar trágicas.
Es evidente que las condiciones actuales favorecen un poco al Ecuador en el contexto internacional, pero es necesario mirar las otras variables: cómo promovemos las exportaciones, para que la economía tenga recursos propios, o cómo atraemos inversión extranjera directa para evitar caer en más endeudamiento.
Eso solo se logrará si el Gobierno da las luces necesarias puertas afuera. Y uno de los últimos aciertos fue el de Otto Sonnenholzner, designado el martes 11 de diciembre por la Asamblea como el tercer vicepresidente de la República en el gobierno de Lenín Moreno. Es una persona que puede dar tranquilidad a los mercados extranjeros, porque aparte del ministro de Finanzas hay alguien más que hace cabeza en el Ejecutivo para enrumbar la economía en los próximos dos años.
El nuevo vicepresidente tiene, además, una mixtura entre la comunicación y la economía, temas que en el gobierno anterior fueron minimizadas o fueron manejadas de una forma visceral, donde el ahora expresidente Rafael Correa tenía la estrategia de comunicación y a su vez manejaba a su antojo la parte económica.
Otto Sonnenholzner, por su propia formación, va a dar sugerencias al equipo económico, lo que dará tranquilidad afuera, y el que haya sido un reconocido radiodifusor garantiza unas buenas relaciones del gobierno con los medios, que es importante para dar esas señales que se necesitan en el exterior a la hora de bajar el Riesgo País y atraer a la inversión extranjera directa real.
Son pasos urgentes para equilibrar la economía que debe ser lo más sincera posible, pero sin arriesgar al sector real con medidas drásticas como la revisión de subsidios, también anunciada en la nueva pro forma.
Hay que entender que Ecuador tiene una economía dolarizada y sus exportaciones dependen mucho de lo que pasa casa adentro; es decir, si tengo una mano de obra más cara en relación a otros países, si no tengo una industria preparada para dinamizar el comercio exterior, una posible revisión de los subsidios a los combustibles de forma drástica va a afectar los costos de producción de las empresas y el precio final de los productos van a ser más altos. ¿Qué significa eso?, pérdida de competitividad del sector exportador en los mercados externos.
Lo lógico sería hacer una revisión gradual de los subsidios a los combustibles hasta sincerar los precios. Una pelea de box no siempre se gana en un round, también se puede ganar en 10 rounds, pero peleando tramo a tramo.
Con el estado actual de la economía, si los precios del petróleo no reflotan en los mercados internacionales, tarde o temprano vamos a tener que recurrir a los organismos internacionales y ellos sí nos van a poner una camisa de fuerza en el sentido de equilibrar las finanzas públicas, bajar el déficit y una de las formas más dolorosas y costosas, en el plano político para cualquier gobierno, es el recorte inmediato de subsidios.
Los sectores económicos todavía no se han recuperado. El de la construcción y el del comercio muestran signos de recuperación, pero los empresarios no están dispuestos a reinvertir y aunque el indicador de la inversión privada frente a la inversión pública, donde el Estado dejó de ser el principal inversionista, se está revertiendo todavía hay signos de debilidad, porque la recuperación será a mediano plazo, no a corto plazo.
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