El tema de los subsidios ha vuelto al debate público luego de que algunas autoridades del gobierno salieran a abordar el asunto de forma tangencial, sin una decisión oficial tomada al respecto. Una posible revisión de las ayudas a los combustibles debería ser muy bien analizada sobre todo por el Presidente Lenín Moreno, porque si bien tiene un peso financiero importante en la economía del país, también pudiera acarrear un costo político mayor, de consecuencias sociales graves e incluso generar otras formas de costos económicos por paralizaciones, no apoyo a otras nuevas medidas de diferente índole que aún el gobierno debe adoptar y preferible con tiempo pensar bien sobre el tema.
El mandatario debería caminar con pies de plomo en esta materia, porque el remedio puede resultar peor que la enfermedad. En las tres últimas décadas ningún gobierno ha podido abordar el tema de frente por la conflictividad social que genera. El equipo económico de Moreno, felizmente está dando indicios de ser prudente antes de salir a dar declaraciones aisladas sobre el tema. Se debe sopesar los pro y los contra de una medida que ha sido tan debatida y cuestionada en muchas formas a lo largo del tiempo. En el momento actual, se debe evitar correr el riesgo abrir una puerta grande que se convierta en pretexto para agrupar a los grupos que están contra Lenín Moreno. Si no hay un análisis a profundidad, el solo anuncio de la revisión puede representar un costo bastante superior para este gobierno y que anteriores no quisieron asumir.
En este momento hace falta primero una revisión minuciosa de los números porque hay análisis que sitúan las ayudas en miles de millones de dólares, pero si se juntan todas las variables, ¿cuánto cuestan en realidad al Estado los subsidios? Los costos son variables, porque dependen mucho del precio internacional de los combustibles.
Hay analistas que maximizan lo que el Estado destina en subsidios a los combustibles, pero hay cifras reales que deberían ser analizadas: el Presupuesto de 2018 fijó en $1.707 millones el rubro para las ayudas al diésel, gas, gasolinas y otros. Hay que identificar cuantificando la incidencia en los diferentes sectores sociales y sus efectos reales de acuerdo a los niveles de ingresos y patrones de consumo, considerando los varios tipos de combustible
El gobierno no puede caer en la tentación de ahorrar algo en sus cuentas fiscales sin sopesar antes el costo político. Lo que podría aliviar en la carga fiscal por una medida como esta puede hacer más pesada la carga en el manejo del Estado.
Las autoridades económicas deben medir bien todos los factores para evitar jugar con el capital político del Presidente Moreno. El ahorro económico puede ser mucho menor frente al costo político, porque el momento tal vez no sea el adecuado. Hasta resulta incomprensible la presión de algunos sectores para que el gobierno adopte medidas que anteriores gobiernos llevaron años sopesando, porque ese tipo de decisiones pueden provocar formas de convulsión social.
Lo que más quieren los enemigos del gobierno en el momento actual es el retiro de los subsidios. Existe la necesidad de revisar el tema, pero hay que hacerlo bien. No solo está el costo político, que podría ser muy alto, está también el costo económico por los efectos negativos colaterales que puede generar en el resto de la economía.
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