La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de romper el pacto nuclear con Irán se ha hecho sentir de inmediato en el mercado internacional del petróleo, ya que el solo anuncio del regreso de las sanciones contra la nación islámica ha provocado una subida de los precios. Así el crudo WTI, de referencia para el Ecuador, llegó a $70,51 la mañana del pasado viernes 11 de mayo.
Una disminución del aporte de Irán al mercado global representaría una caída de la producción de alrededor de 1,2 millones de barriles diarios como mínimo. Y ante una merma tan desproporcionada de la oferta, y una demanda sostenida, los precios se dispararían.
No obstante, hay que estar atentos a las medidas que tomarán las otras potencias para frenar el alza ya que puede perjudicar a todos los países consumidores de petróleo, incluso Estados Unidos, proveedor y consumidor a la vez. En esto jugarán un rol preponderante los países que integran la OPEP, especialmente Arabia Saudita que ha manifestado que trabajará con las otras naciones para limitar el impacto si hay escasez de crudo.
De modo que todavía habrá que esperar a ver cómo se comporta el mercado el momento que aparezcan las sanciones contra Irán, aunque la coyuntura actual apunta a un alza. De mantenerse la tendencia hacia agosto y noviembre el Ecuador podría sentir la entrada de estos recursos generados por los vaivenes de la geopolítica mundial.
Sin duda, el aumento representa un beneficio extra si se considera que en el Presupuesto General del Estado se calculó un precio de $41,92 por barril, aunque de momento aún no llega a promediar los $41 debido a que durante los primeros meses del año los precios del crudo estuvieron a la baja.
Si bien los nuevos ingresos podrían llegar a incidir un 15% o 20% en el Presupuesto, la mala noticia es que serán de poco beneficio para el país por cuanto la mayor parte de nuestra producción está comprometida con China, merced a los contratos de preventa petrolera celebrados por el gobierno de Rafael Correa.
Lo poco que quede del excedente tiene que ser manejado con prudencia. Tras cumplir los gastos, obligaciones pendientes sería bueno ahorrar algo con el fin de prevenir los problemas de iliquidez que atravesamos actualmente y ¿por qué no? reducir el déficit fiscal.
El Ecuador ha perdido de $3.000 a $4.000 millones por esa razón, según estimaciones de analistas expertos en la materia. Ahora, con la subida, perderá mucho más.
Puestas las cosas en blanco y negro, cada aumento equivale a un mayor beneficio directo para China, adicional a los intereses y otras comisiones que estamos pagando. En resumen, el gran favorecido con el excedente será el gigante asiático. Infortunadamente es la cara consecuencia de haber realizado tan malas negociaciones.
El panorama empeora porque aparentemente nadie sabe las condiciones de la preventa. El contrato está rodeado de secretismo al punto de no conocerse si existe o no alguna cláusula que impida (o permita) al Ecuador renegociarlo. Por ello es oportuno que el país busque una reestructuración o adquiera deuda menos cara (con un organismo internacional) para saldar con China.
Otra consecuencia negativa es que se requieren mayores recursos para importar combustibles en vista de que la producción local no abastece el mercado interno, pues los precios aumentan conforme se incrementa el crudo, más aún cuando se anuncia una para de dos meses de la Refinería Esmeraldas.
Lo poco que quede del excedente tiene que ser manejado con prudencia. Tras cumplir los gastos, obligaciones pendientes sería bueno ahorrar algo con el fin de prevenir los problemas de iliquidez que atravesamos actualmente y ¿por qué no? reducir el déficit fiscal.
Aunque no sabemos el tiempo que durará la bonanza, el gobierno debería tener un plan de gastos prioritarios y crear un fondo de ahorro con el remanente. A estas alturas ya debemos tener aprendida la lección de lo que pasa cuando se gasta todo, como lo hicieron antes.
El primer año de gobierno del presidente Lenín Moreno ha sido un constante apagar de incendios: la consulta, el combate a la corrupción, los acuerdos políticos, el diálogo, la desarticulación del otrora poderoso Alianza País, la imposición de medidas económicas parche, la narcogerrilla, el pedido de renuncia al gabinete… todo eso indica que este será un año perdido en lo relativo a la recuperación económica. Por eso ya no hay excusas para postergar el tema económico, quedan tres años para sacar la economía del estancamiento.
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