El descanso ocupacional gracias a las vacaciones y los feriados tradicionales en varias fechas del año, movilizan verdaderos ‘ejércitos’ de turistas de todas las edades que desean conocer diferentes países para familiarizarse con su cultura, tradiciones y cotidianidad.
El tiempo libre ha contribuido para que el turismo se convierta en una actividad económica muy rentable y productiva. Para las personas es vital mantener la salud y el equilibrio emocional, espiritual y físico, además enriquecer el acervo cultural. ¿A quién no le gusta comentar sobre los distintos países, lugares emblemáticos visitados y nuevas culturas conocidas?
Actualmente, quienes pretendan disfrutar de unas vacaciones sin gastar demasiado dinero pueden acceder a distintas opciones, de acuerdo a la capacidad de sus bolsillos. Una de ellas es la posibilidad de alojarse en casas particulares por precios asequibles.
Guayaquil es la ciudad más cosmopolita del Ecuador. Su condición de puerto internacional, su pujanza, las oportunidades de hacer negocios, sus bellezas naturales, su clima, la regeneración urbana, la calidez y amabilidad de su gente, entre otras innumerables razones, la han puesto en la mira de visitantes extranjeros y nacionales.
Al ser la urbe más grande del país, lógicamente alberga mayor cantidad de viviendas, lo cual significa que existe una importante capacidad instalada para aprovechar un nicho del turismo receptivo que aún no se encuentra regulado: el servicio de alojamiento en casas.
Entre el gran número de personas que poseen casa propia, se cuentan muchas parejas de adultos mayores que viven solos porque sus hijos se han ido y tienen espacios vacíos que bien pudieran utilizarse para alojar visitantes ocasionales. En similares circunstancias se encuentra gran cantidad de mujeres solas o madres solteras, familias jóvenes, incluso personas con alguna capacidad especial.
Para ellos, incorporarse a la llamada “industria sin chimenea” podría ser la oportunidad de mejorar sus ingresos con un trabajo digno. En tanto, para los turistas sería una forma de abaratar los costos de hospedaje y poder destinar el excedente a compras, paseos, diversión y otros gastos.
Al sector hotelero formal le preocupa este tipo de turismo debido a que puede esconder una oferta informal de hospedaje, aunque se trata de dos conceptos distintos. Por eso mismo es necesario regularizar la actividad.
Esta modalidad de turismo receptivo no es novedosa; se desarrolla en muchos lugares del mundo y Guayaquil no es la excepción. La diferencia es que en nuestra ciudad (igual en el resto del país) no paga impuestos ni existen garantías para el turista por falta de un marco jurídico que regule la actividad.
Aquí es donde debería entrar el gobierno nacional, a través del Ministerio de Turismo y otras instituciones relacionadas con la producción y los gobiernos autónomos descentralizados (en este caso el Municipio de Guayaquil) a fin de dotar de un marco legal a esta forma de turismo receptivo e inyectar recursos para echarlo a andar organizadamente.
La formalización permitiría aprovechar muchos activos improductivos de las familias, al tiempo que se dinamizaría el empleo y los visitantes tendrían más opciones para hospedarse a precios convenientes. En síntesis, hablamos de una ecuación “ganar-ganar”.
Asimismo, con la regularización podrían venir de la mano créditos del Banco Nacional de Fomento (BNF) o de la Corporación Financiera Nacional (CFN), a tasas preferenciales, con el propósito de reacondicionar las viviendas de quienes se apunten al programa, a fin de ofrecer confort y seguridad a los huéspedes. Además, entre otras cosas, será necesario levantar un catastro para fijar las zonas de la ciudad donde se pueda desarrollar este modelo.
Al sector hotelero formal le preocupa este tipo de turismo, debido a que puede esconder una oferta informal de hospedaje, aunque se trata de dos conceptos distintos. Por eso mismo es necesario regularizar la actividad, definir las fronteras para que cada una se mueva en el espacio que le corresponde.
En mi calidad de docente de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil (UCSG), junto al catedrático Venustiano Camilo Mañay, soy coautor de la propuesta Políticas públicas para optimizar la capacidad subutilizada de los hogares, para hacer más competitivo al turismo receptivo en Guayaquil-Ecuador. En ese estudio se detallan los componentes del proyecto resumido en este artículo.
Al momento la propuesta se encuentra en el ámbito de la academia. No obstante, la intención es que no se quede en el claustro universitario sino que pueda plasmarse en un programa real que permita generar riqueza y contribuya al desarrollo del país.
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