La única mesa servida dejada por el anterior Gobierno al parecer fue para una administración que insistiera en la expansión del gasto público como una forma de mantener la popularidad; que insistiera en el endeudamiento como forma de cubrir un hueco fiscal cada vez más grande… La mesa servida entonces se asemeja un poco a la figura del milagro ecuatoriano que desapareció del imaginario de los estrategas de comunicación del anterior Gobierno cuando el precio del petróleo comenzó a caer en picada, cuando el dinero era escaso y la ilusión de popularidad era infinita.
Pero la mesa no estaba servida para afrontar la realidad de un país que se endeudó aceleradamente, pese a los ingresos extraordinarios del precio del petróleo, el verdadero milagro ecuatoriano que mantiene hasta ahora al país a flote.
La mesa ha sido destendida por un Gobierno que ha optado por no vivir de ilusiones sino de realidades. No hay abundancia, no hay crecimiento económico, no hay el maná brotando del cielo, no hay dinero para pagar el menú de los comensales. No hay dinero para alimentar el comportamiento ovejuno de los que creen en la década ganada porque, al parecer, ganaron…
Los comensales que creyeron que la mesa estaba servida ahora se levantan, porque sus platos a la carta nunca llegaron. Hablan de Fuente Ovejuna, porque al parecer lo único que entendieron de Lope de Vega es el cliché de que hay que ir ir todos en una, contra alguien. El cargamontón. Es la amenaza ni siquiera velada del verdadero comendador que trata de voltear la realidad, de hacer que el comendador sea el bueno y el pueblo el malo.
La mesa servida ha sido y es la distorsión de la realidad.
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