Creo que la gravedad de la noticia de la pasada semana por la cual el Banco Central ha ocultado su balance semanal que contenía una extraña operación por valor del 2% del PIB de Ecuador ha pasado un tanto desapercibida, supongo que en primer lugar porque no es sencillo explicar su gravedad al público no especializado, y supongo que también pues el cambio de mando presidencial ha obnubilado las demás noticias. Por ello intentaré explicar lo que sabemos que ha ocurrido, lo que sospecho que ha cometido, y las faltas en las que han incurrido. También, en último lugar, la gravedad (o no) de lo acontecido.
El Banco Central de Ecuador publica semanalmente su balance de situación, el cual es un documento que muchos analistas seguimos con interés, pues presenta la información más actualizada y detallada de la situación económica del Banco Central y con ello de parte relevante de la economía ecuatoriana.
La semana pasada debieron haber publicado el informe con cierre al 19 de mayo, y por unas horas subieron ese balance a su página web, el cual reflejaba un extraño movimiento de 2.138 millones de dólares entre la deuda que tiene el gobierno con el Banco Central. Este movimiento fue detectado y hecho público tanto en los reportes semanales de Asobanca como los de Cordes (y por ello quiero reconocer y agradecer públicamente la labor de ambos estudios).
Sin embargo, a las pocas horas de haber subido este informe lo bajaron de la web, y lo reemplazaron con otro, pero esta vez no actualizado al 19 de mayo como correspondería al último corte semanal, sino sólo hasta el 12 de mayo.
La economía, y especialmente la economía monetaria y financiera, se basa en la confianza. Pero para que haya confianza debe haber, necesariamente, transparencia en la información.
De tal manera que ahora mismo, el Banco Central ESTÁ OCULTANDO SU BALANCE SEMANAL, pues no ha actualizado los datos en su página web. Es difícil sobredimensionar la gravedad de esto. En el peor de los casos es un delito de manipulación contable, en el mejor es un acto de negligencia grave, que resta credibilidad y confiabilidad (si es que aún le quedaba alguna) al Banco Central.
La economía, y especialmente la economía monetaria y financiera, se basa en la confianza. Pero para que haya confianza debe haber, necesariamente, transparencia en la información. Pese a toda la retórica de este gobierno sobre la transparencia, la verdad es que hasta ahora el Banco Central ha dejado de publicar el dato básico como es su balance, ocultamiento de información que se suma a la delación en la publicación de las cuentas anuales, al apagón informativo de los presupuestos ejecutados, a la ausencia sistemática de respuestas a las peticiones de información de los periodistas, etc…
Sin esa información es imposible que haya confianza y por ello recuperación económica en Ecuador. Es muy grave este ocultamiento por parte del Banco Central.
En este punto no puedo hablar con información, pues ni el Banco Central ni el gobierno lo han proporcionado, sino con una especulación que me parece la sospecha más plausible de lo que ha ocurrido.
Lo que se vio reflejado en el balance que “desapareció” es la deuda que el gobierno tiene con el Banco Central, pues desde el año 2014 el gobierno de Ecuador ha estado usando el Banco Central como una especie de “caja chica” de dónde ha ido tomando prestado dinero a medida que ha ido necesitando, cifra que ha llegado a ser la alarmante cantidad de 5.800 millones de deuda (un +/-5,8% del PIB y un 15% del presupuesto del Gobierno); se había “reducido” en 2.138 millones, los cuales habían pasado a engrosar la línea de “activos no financieros” del BCE.
Aún siendo real la sospecha expresada en el punto 2), o no, lo cierto es que el Balance del Banco Central, el cual representa su solvencia, se ha venido debilitando mucho en los últimos tiempos, pero aún lo ha hecho mucho más con esta última operación.
Esto demuestra que de alguna manera, el Gobierno había saldado parte de su deuda con el Banco Central, pero no pagándole en dinero sino en algo que es un “activo no financiero”.
En diciembre del 2016 se aprobó la Resolución 307-2016 de la Junta Monetaria y Financiera por la cual todos los bancos públicos ecuatorianos se convertían en bancos por acciones. Pero unas acciones muy particulares, que no pueden ser transferidas al sector privado. Cuando se hizo esta resolución muchos no entendimos ni cuál era el objeto ni la utilidad de la misma.
Desde entonces nada hemos sabido de este procedimiento, y no sabemos quién peritó, valoró, y recomendó “precio” a la CFN (propietario ahora del Banco del Pacífico) y a BanEcuador. No sabemos tampoco a qué precio se ha valorado o en cuántas acciones se ha dividido.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, mi sospecha es que lo que ha hecho el gobierno ha sido una dación en pago de las acciones recién creadas de la banca pública al Banco Central. Esto es, que en lugar de pagarle con dinero real le ha “endosado” al BCE a la CFN y/o otros bancos públicos.
Aún siendo real la sospecha expresada en el punto 2), o no, lo cierto es que el Balance del Banco Central, el cual representa su solvencia, se ha venido debilitando mucho en los últimos tiempos, pero aún lo ha hecho mucho más con esta última operación.
Con esta operación esa situación empeora drásticamente, pues lo que ahora tiene en su balance el Banco Central ya no es ni siquiera la promesa de pago del Gobierno Central, ahora son esos “Activos no financieros” que sean lo que sean (las acciones de la CFN como sospecho yo, u otras acciones no negociables o bienes inmuebles) son desde luego un activo mucho menos líquido.
Éramos muchas las voces que llevábamos meses clamando por el debilitamiento del Balance del Banco Central, que con estos préstamos indiscriminados al gobierno estaba debilitando su solvencia pues en lugar de tener dólares u otros activos financieros líquidos para respaldar las reservas que la banca privada tiene en el Banco Central, las estaba sustituyendo por deuda con el gobierno central, de dudosa legitimidad (no deja de ser un “auto-préstamo”) y de dudosa solvencia (el Gobierno Central de Ecuador por desgracia es un muy mal pagador); y de hecho se han hecho muchos reportes públicos analizando si las reservas del Banco Central llegaban a cubrir todos los depósitos de la Banca Privada o no.
Pues bueno, con esta operación esa situación empeora drásticamente, pues lo que ahora tiene en su balance el Banco Central ya no es ni siquiera la promesa de pago del Gobierno Central, ahora son esos “Activos no financieros” que sean lo que sean (las acciones de la CFN como sospecho yo, u otras acciones no negociables o bienes inmuebles) son desde luego un activo mucho menos líquido, y mucho menos solvente que, incluso, las promesas de pago del gobierno central.
El debilitamiento del balance del Banco Central es una mala noticia para todos, pues es una debilidad más de una economía ya de por sí debilitada, y supone otra muestra más de la insolvencia del gobierno que no es capaz de cumplir sus deudas con dinero real sino que “paga” con activos no financieros sean cuáles sean éstos.
Dicho todo lo anterior no quisiera llamar a alarmismos a nadie, y es que por fortuna, en un sistema dolarizado, la importancia del Banco Central es mínima.
Por un lado pues el Banco Central no cumple la función de “respaldar” la moneda, por tanto la dolarización no depende de la solidez o solvencia del Banco Central de Ecuador, sino de la FED de EEUU (y esa es harina de otro costal).
Aunque las reservas que tienen en el Banco Central se viesen menoscabadas, esto no afectaría de manera crítica a las reservas totales, pues son muy amplias y las tienen resguardadas en otros lugares.
Además el Banco Central de Ecuador tampoco cumple a cabalidad la función de “garantista” de la solvencia de la banca privada. Es cierto que hay un coeficiente de encaje legal de la banca privada de Ecuador depositado en el Banco Central (el mismo que se ha utilizado para prestarse al gobierno), pero la banca privada de Ecuador al operar en un sistema proxy de Free Banking como es la dolarización -pues no existe un prestamista de última instancia-, se ha acostumbrado a operar con amplísimos coeficientes de caja y de solvencia, resguardados más allá del encaje legal en el Banco Central. Por lo tanto, aunque las reservas que tienen en el Banco Central se viesen menoscabadas, esto no afectaría de manera crítica a las reservas totales, pues son muy amplias y las tienen resguardadas en otros lugares.
Espero, con este análisis, arrojar algo de luz sobre lo sucedido esta semana con el balance del Banco Central. Y más importante aún, espero que con esta denuncia pública el Banco Central de Ecuador se comprometa desde ya, aprovechando la incorporación de las nuevas autoridades, con la transparencia y la diligencia que es exigible a tan importante institución.
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