“Enjuicien a Trump. Deporten a Melania”. “Cristianos contra el veto a musulmanes”. “Resistan. #NoVetos #NoMuros”. “Inmigrantes, refugiados, son bienvenidos”. Fueron algunos de las frases que pudieron leerse en los carteles de la puerta del aeropuerto internacional JFK de Nueva York donde un multitud se congregó para protestar en contra del veto del presidente Donald Trump a refugiados de países islámicos.
El viernes Trump firmó una decisión ejecutiva en la que suspendió por al menos 120 días el ingreso de refugiados al país y prohibió por tres meses el ingreso de viajeros de los países islámicos Irán, Iraq, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.
La medida fue ejecutada de inmediato en las terminales aéreas estadounidenses y, en Nueva York y derivó en la detención de dos iraquíes Hameed Khalid Darweesh y Haider Sameer Abdukhaleq Alshawi.
Hameed Khalid Darweesh, uno de los dos refugiados iraquíes detenidos en el aeropuerto de Nueva York luego del decreto de Donald Trump, trabajó como intérprete para Estados Unidos durante la guerra en Iraq.
“Estados Unidos es la tierra de la libertad”, dijo a los reporteros poco después de ser liberado, según CNN. “Estados Unidos es la nación más grande”.
Tras el veto y las detenciones, varias asociaciones estadounidenses de defensa de los derechos civiles presentaron un recurso judicial. La demanda fue presentada ante un tribunal federal de Nueva York por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) y otras asociaciones.
El decreto también generó reacciones en otras terminales aéreas del mundo. En Holanda, por ejemplo, la compañía aérea de ese país, KLM, se negó a llevar a Estados Unidos a siete pasajeros.
“Nos hubiera gustado llevarlos a bordo, pero no tiene sentido”, dijo el portavoz, porque “después del aterrizaje no les dejarían entrar”. Los afectados son dos pasajeros que pretendían viajar a Estados Unidos desde Ámsterdam, así como otros cinco que iban a emprender el vuelo desde otras ciudades. Todos tenían visados válidos.
La compañía Qatar Airways informó a sus pasajeros que los ciudadanos de los siete países contemplados en la decisión de Washington únicamente podrán embarcar si son residentes permanentes en Estados Unidos.
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