Elon Musk, fundador de SpaceX y director del el Departamento de Eficiencia Gubernamental de Estados Unidos, sugirió recientemente que la Estación Espacial Internacional (EEI) debería ser desorbitada en dos años, argumentando que el laboratorio orbital ha “cumplido su propósito” y que ya no tiene mucha “utilidad adicional”.
Esta propuesta generó controversia, dado que la EEI ha sido un símbolo de cooperación internacional en la investigación espacial desde su lanzamiento en 1998. Musk, por su parte, planteó la necesidad de redirigir los esfuerzos hacia la exploración de Marte, un objetivo prioritario del magnate.
La afirmación del magnate y líder tecnológico, el pasado 20 de febrero, se enmarca en un intercambio de declaraciones en la red social X, donde el Musk criticó a la administración Biden por no haber enviado una nave de SpaceX para traer de vuelta a dos astronautas, Butch Wilmore y Sunita Williams, a la Tierra. Algo que, según el fundador de Tesla, respondía a motivos políticos.
Después vino la intervención de Andreas Mogensen, el astronauta danés de la Agencia Espacial Europea (ESA) que, entre otras cosas, ha sido comandante de la EEI. Mogasen aseguró que el fundador de SpaceX mentía en sus declaraciones: “Y de alguien que se queja de la falta de honestidad de los grandes medios de comunicación”, comentó el astronauta en X.
El magnate respondió rápidamente a las críticas del ingeniero espacial Mogensen, llamándolo “retrasado mental”, tras asegurar que SpaceX podría haber traído de vuelta a los tripulantes hace varios meses.
A pesar de la polémica, la NASA había planeado que los astronautas mencionados regresaran en la cápsula Dragon de SpaceX, específicamente en la misión Crew 9, una decisión conocida desde finales de agosto de 2024.
El mismo día, Musk publicó un tuit que sugería que los preparativos para desorbitar la EEI deberían comenzar lo antes posible. En su opinión, la estación ya ha alcanzado el límite de su utilidad y, en su lugar, los esfuerzos deberían centrarse en la colonización de Marte.
Sin embargo, también dejó claro que la decisión final recaía en el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aunque él preferiría que la desorbitación ocurriera en dos años, es decir, para 2027, tres años antes de lo que estaba previsto.
Estos pronunciamientos coinciden con los planes que SpaceX ya tiene en marcha. En 2024, la NASA otorgó a la compañía el contrato para desarrollar una nave espacial diseñada específicamente para desorbitar la EEI al final de su vida útil, prevista para 2030.
Esta nave, conocida como Vehículo de Desorbitación Estadounidense (USDV), será responsable de garantizar una reentrada controlada de la estación en la atmósfera terrestre, minimizando los riesgos para áreas habitadas.
Por otra parte, la Estación Espacial Internacional no es un proyecto exclusivo de Estados Unidos. Desde su creación, ha sido un esfuerzo internacional, con la participación de agencias espaciales de otros países como Rusia, Japón, Canadá y la Agencia Espacial Europea (ESA).
Cada una de estas agencias es responsable de distintas partes de la estación y ha comprometido recursos para su operación hasta al menos 2030. En particular, Rusia, que ha mostrado interés en retirarse de la EEI antes de lo previsto, ha planteado sus propios planes relacionados con la estación. La ESA, por su parte, ha dejado claro que las decisiones sobre el futuro de la EEI deben tomarse en conjunto entre todos los socios internacionales.
A pesar de la retórica de Musk, la colaboración internacional sigue siendo esencial en el ámbito espacial. Las agencias que forman parte de la EEI continuarán trabajando en sus propios proyectos, como la preparación de nuevas misiones científicas y la formación de nuevos astronautas.
Texto original de Infobae
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