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Groenlandia podría independizarse si sus habitantes lo desean, pero no se convertirá en un estado de Estados Unidos, dijo el miércoles el ministro de Relaciones Exteriores de Dinamarca después de que Donald Trump se negara a descartar la posibilidad de tomar por la fuerza el control de la isla ártica.
El máximo dirigente de Groenlandia mantuvo conversaciones el miércoles con el rey danés en Copenhague, un día después de que las declaraciones de Trump llevaran el destino de la isla gobernada por Dinamarca a la primera plana mundial.
El líder republicano, que tomará posesión de su cargo el 20 de enero, dijo el martes que no descartaría recurrir a acciones militares o económicas para que Groenlandia forme parte de Estados Unidos. Ese mismo día, el hijo mayor de Trump, Donald Trump Jr, realizó una visita privada a la isla.
Groenlandia, la isla más grande del mundo, forma parte de Dinamarca desde hace 600 años, aunque sus 57.000 habitantes gobiernan ahora sus propios asuntos internos. El gobierno de la isla, dirigido por el primer ministro Mute Egede, aspira a la independencia.
“Reconocemos plenamente que Groenlandia tiene sus propias ambiciones. Si se materializan, Groenlandia será independiente, aunque difícilmente con la ambición de convertirse en un estado federal de Estados Unidos”, afirmó el ministro danés de Relaciones Exteriores, Lars Lokke Rasmussen.
En declaraciones a la prensa afirmó, asimismo, que la preocupación de Estados Unidos por la seguridad en el Ártico es legítima, tras el aumento de la actividad rusa y china en la región.
Lokke Rasmussen señaló que el derretimiento del hielo y la apertura de nuevas rutas marítimas en el Ártico estaban provocando una “creciente rivalidad entre las grandes potencias” en la región. Es “legítimo que Estados Unidos y la OTAN, y por lo tanto también el Reino de Dinamarca, sean conscientes de esto”, agregó.
“No creo que estemos en una crisis de política exterior”, señaló. “Estamos abiertos a un diálogo con los estadounidenses sobre cómo podemos cooperar aún más estrechamente de lo que lo hacemos para garantizar que se cumplan las ambiciones estadounidenses”.
Aun así, aunque la propia Dinamarca restó gravedad a la amenaza de Trump sobre su territorio, la ambición abiertamente manifestada por el presidente electo de ampliar las fronteras de Estados Unidos ha sacudido a los aliados europeos a menos de dos semanas de su toma de posesión.
Donald Trump dijo antes de Navidad que el control de Groenlandia era “una necesidad absoluta” para “la seguridad nacional y la libertad en todo el mundo”. El martes no descartó el uso de la fuerza para anexionarlo, lo que provocó preocupación y sorpresa en este vasto territorio y en Copenhague, como en otras capitales europeas.
Sin embargo, Lokke Rasmussen llamó a la calma. “No necesariamente tienes que decir en voz alta todo lo que piensas”, dijo el ministro. “Yo trato de trabajar en función de las realidades y creo que todos deberíamos hacernos un favor bajando un poco nuestro ritmo cardíaco”, añadió.
(Con información de AFP y Reuters)
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