Por Saraí Coscojuela y Héctor Pereira |
Caracas, (EFE).- Desde 2018, cuando Nicolás Maduro fue reelegido prácticamente sin oposición, hasta los comicios presidenciales previstos para el próximo domingo, Venezuela ha cambiado su fisonomía económica, social y política, una circunstancia que previsiblemente incidirá en el desenlace de las elecciones.
Aunque el país hoy es diferente al de hace seis años, el resultado electoral del domingo definirá qué tanto ha afectado este fenómeno al respaldo al chavismo que, tras veinticinco años en el poder se enfrenta en las urnas a una oposición mayoritaria, un escenario muy diferente del de 2018, cuando las fuerzas antichavistas optaron por abstenerse por considerar que los comicios eran fraudulentos, como apuntó buena parte de la comunidad internacional.
Estos son los principales cambios experimentados durante el último sexenio:
En 2018, Maduro consiguió su segundo mandato sin necesidad de enfrentarse a un contendiente fuerte, luego de que los principales líderes opositores fueran inhabilitados, exiliados o judicializados. Esto, además, tras un 2017 lleno de protestas antigubernamentales que fatigaron el ímpetu de la coalición antichavista y de sus simpatizantes, frustrados ante la continuidad del presidente.
Ahora la llamada Plataforma Unitaria Democrática (PUD) se reordenó en torno a la figura del candidato Edmundo González Urrutia, un diplomático prácticamente desconocido en el país hace cien días y que hoy es el favorito para triunfar, según las encuestadoras tradicionales.
En 2018, Venezuela cerró el año con un 130.060 % de inflación, así como una escasez generalizada de medicinas y alimentos, lo que provocó protestas gremiales constantes en todo el país, a pesar de un paquete de medidas aprobado por Maduro, llamado ‘Plan de Recuperación Económica’.
Actualmente, los alimentos y las medicinas se consiguen en los anaqueles de los mercados y farmacias, se usa de manera extendida el dólar y la inflación se ha desacelerado, cerrando junio con un 1 %, en virtud de una política de estabilización del precio de la divisa que, sin embargo, sacrifica salarios y créditos bancarios.
En 2018, la crisis económica obligó a tres millones de venezolanos -según cifras de la Organización de Naciones Unidas- a buscar su futuro en otros países, una situación que desestimada por el Gobierno, que inicialmente negó la migración masiva y posteriormente habilitó aviones para que regresaran los que así lo desearan.
Hasta la fecha han salido del país cerca de 7,7 millones de venezolanos, según datos condensados por la ONU, mientras que el Ejecutivo chavista rebaja el dato del éxodo a 2 millones de personas, de las cuales -asegura el Gobierno- la mitad ya ha vuelto al país caribeño.
En 2018, 20,5 millones de venezolanos tuvieron la oportunidad de votar, pero menos de la mitad acudió a las urnas, debido, entre otras cosas, al llamado abstencionista de la oposición mayoritaria. Así, Maduro fue proclamado ganador con toda comodidad con 6,2 millones de votos.
Para el próximo domingo, 21,6 millones de venezolanos están llamados a votar y solo 69.211 podrán hacerlo en el exterior, lo que deja a una cantidad ingente de electores -según las estimaciones de la migración- sin la posibilidad de ejercer su derecho, pese a los miles de denuncias de afectados para actualizar sus datos ante embajadas y consulados en varios países, una labor que ha resultado infructuosa.
En 2018, la reelección de Maduro se cuestionó por decenas de países, pero se concretó prácticamente sin vigilancia ciudadana, pues el antichavismo no desplegó testigos en los centros de votación, de modo que el resultado anunciado era difícil de objetar para sus adversarios, que calificaron los comicios de antidemocráticos por impedir la libre elección de sus candidatos.
Ahora en 2024, la candidatura de la PUD cuenta con 600.000 voluntarios que “defenderán el voto” en cada mesa electoral. Luego del veto a la observación de una misión de la Unión Europea, el peso de la vigilancia del proceso ha recaído sobre estos ciudadanos que, en palabras de la oposición, serán los primeros en reportar su triunfo en los comicios.
Sin embargo, el resultado oficial lo anunciará el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por funcionarios chavistas. EFE
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