En 2023 acordó en Barbados con el chavismo que en 2024 hubiera elecciones presidenciales con garantías y observación internacional.
Poco después, una amplísima mayoría del 93% eligió a María Corina Machado como candidata unitaria para desafiar a Nicolás Maduro.
De tendencia liberal y conocida por sus críticas frontales al oficialismo desde la época en la que gobernaba el fallecido Hugo Chávez, Machado lleva meses perfilándose en las encuestas como la favorita en los comicios.
“Entre Machado y Maduro las encuestas están casi 2 a 1, por lo que ella hoy ganaría una elección sin mayor problema”, dice Félix Seijas, director de la empresa de estudios de investigación Delphos, a BBC Mundo.
Pero las aspiraciones de Machado y de la oposición sufrieron de nuevo un fuerte revés el 26 de enero cuando el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ), acusado de actuar siempre a favor del gobierno, emitió un fallo indicando que ella está inhabilitada para ejercer cargos públicos durante 15 años.
Esa decisión, no del todo inesperada, ha abierto una crisis política de grandes dimensiones que no solamente afecta la candidatura de Machado, sino que además pone en duda el futuro de los Acuerdos de Barbados y del levantamiento de sanciones contra el gobierno de Maduro que, como contraparte a la realización de elecciones libres y competitivas, había puesto en marcha Estados Unidos.
Ante este panorama, la oposición en Venezuela enfrenta varios escenarios. Aquí explicamos algunos de ellos.
María Corina, “hasta el final”
Poco después de conocerse la decisión del TSJ, Machado acusó al chavismo de acabar con el Acuerdo de Barbados.
“Lo que no se acaba es nuestra lucha por la conquista de la democracia a través de elecciones libres y limpias. Maduro y su sistema criminal escogieron el peor camino para ellos: unas elecciones fraudulentas. Eso no va a pasar”, escribió la opositora en su cuenta en X.
“Que nadie lo dude, esto es hasta el final”, agregó, usando una frase que le sirvió de eslogan durante las primarias y que no deja claro si se refiere a su lucha política en general o a su candidatura en particular.
Por lo pronto, Machado ha dado claras señales de que piensa seguir peleando por mantener su candidatura.
“Yo recibí el mandato de casi 3 millones de venezolanos que ejercieron la soberanía popular. No pueden hacer elecciones sin mí y esos millones de venezolanos que representamos”, dijo el 29 de enero en su primera comparecencia pública tras la decisión del TSJ.
“Vamos a competir y vamos a ganarle a Nicolás Maduro”, añadió.
Félix Seijas señala que en estos momentos la oposición está transitando la ruta de seguir presionando para conseguir que Machado pueda ser candidata.
“Ella sigue siendo la primera opción de la unidad, ganó una elección primaria y la presión por su habilitación va a continuar hasta el último momento. ¿Qué significa el último momento? Bueno, puede llegar cuando se anuncie la fecha de las elecciones. Esto definiría un cronograma electoral en el cual se fijaría también la última fecha para inscripción de candidatos”, apunta.
El experto señala que en este momento, aunque es muy difícil revertir la inhabilitación, todavía están abiertas todas las posibilidades y destaca que se están produciendo numerosas presiones para ello.
Entre estas, se incluyen las medidas de la Casa Blanca, que comenzó a reimponer algunas sanciones sobre el gobierno de Maduro y que ya anunció que no renovará la licencia vigente que permite aliviar las sanciones sobre el petróleo y el gas venezolano que vence a finales de abril.
Muchos otros gobiernos e instituciones del mundo han expresado su preocupación por la inhabilitación de Machado.
“Decisiones destinadas a impedir que miembros de la oposición ejerzan sus derechos políticos fundamentales solo pueden socavar la democracia y el Estado de derecho”, dijo en un comunicado el portavoz de Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores.
Colette Capriles, profesora de la Universidad Simón Bolívar de Caracas y miembro electo de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Venezuela, afirma que el TSJ sentenció a Machado sin someterla a un debido proceso –“la sentencia no tiene lógica, ni alegatos, ni hechos, ni siquiera una acusación”-, pese a lo cual es muy improbable que la inhabilitación se revierta.
“Lo que ha hecho el gobierno desde finales del año pasado es blindar el terreno electoral. Ha intentado despejar la cancha electoral de jugadores de la competencia”, dice a BBC Mundo.
“El gobierno de Maduro ha tomado la decisión de que no va a permitir que haya una amenaza real a su permanencia en el poder. Sobre todo si se trata de esta amenaza en particular que es la de María Corina Machado. ¿Por qué? Porque María Corina Machado tiene una visión radical de la política”, agrega.
Capriles aclara que no se refiere a radical en el sentido ideológico, sino al hecho de que el sector de la oposición más cercano a Machado tiene la visión de que la única manera que tiene de Venezuela para avanzar y reconstruirse es logrando que el chavismo ya no esté en el poder.
“Pero resulta que el chavismo va a seguir en el poder: tiene 20 gobernaciones y tiene bajo su control a todas las instituciones”, apunta.
Buscar un sustituto
Félix Seijas señala que, de acuerdo con las encuestas, los opositores venezolanos quieren dar la pelea por la habilitación de Machado, pero que si esta no se ha conseguido para cuando llegue el momento de cierre de la inscripción de candidatos, se inclinan por que se postule a un sustituto que cuente con la aprobación de Machado.
“En ese escenario, la mejor opción para la oposición es que se termine decidiendo un nombre en acuerdo con todos los factores que participaron en la primaria y en la organización de la campaña de María Corina. Entonces, lo ideal sería llegar a un nombre de manera concertada y en unidad”, señala Seijas.
El experto indica que, en esas circunstancias, las encuestas indican que el eventual sustituto de Machado contaría con una intención de voto similar a la que tiene ella.
Pero la sustitución de una candidatura, advierte Colette Capriles, es un proceso que no se puede hacer de inmediato y que debe ser construido.
Apunta que hasta ahora Machado no ha dado ninguna señal de que esté dispuesta a construir una candidatura alternativa.
“Es lógico que ella transite un camino en el cual, por obvias razones de posicionamiento político, no puede de inmediato declararse fuera de juego. Eso es muy importante que no pase en este momento, pero va a haber muchas presiones para preparar a un nuevo candidato si hubiera que hacerlo”, explica.
Capriles señala que es evidente que Machado tiene una autoridad y un papel que jugar en la selección de su eventual relevo debido a que parte del éxito de su candidatura se basa en un cierto hartazgo por parte de los votantes hacia los partidos tradicionales de oposición y su liderazgo.
“Si se quiere realmente participar en las presidenciales, pareciera que la única alternativa es que efectivamente haya una candidatura unitaria alternativa apoyada por María Corina Machado y que pueda convocar también a ese votante que ya no confía en el resto del liderazgo”, dice la experta.
El ejemplo de Barinas
Capriles advierte, no obstante, que no hay garantías de que el chavismo acepte a cualquier candidato que Machado escoja como su sustituto.
Esa incógnita abre la puerta a que se repita en las presidenciales lo que ocurrió en las elecciones para escoger a finales de 2021 al gobernador del estado Barinas, donde nació Hugo Chávez.
En esa ocasión, después de que el opositor Freddy Superlano derrotó al candidato del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el TSJ invalidó los comicios informando a posteriori que Superlano no podía participar porque estaba inhabilitado.
Entonces, la oposición quiso postular a Aurora Silva, esposa de Superlano, que también fue rechazada; y luego a Julio César Reyes, que corrió con la misma suerte.
Pese a todo ello, el cuarto candidato de la oposición, Sergio Garrido, logró imponerse en la repetición de los comicios y se hizo con la gobernación de Barinas luego de 23 años de hegemonía chavista.
Sin embargo, los expertos advierten que para el oficialismo es muy distinto perder una gobernación, por emblemática que sea, a perder la presidencia de la República, que implica abandonar el poder en una situación en la que los costos de salida son muy altos, pues muchos de ellos están sujetos a sanciones internacionales y EE.UU. aún está ofreciendo recompensas por la detención de varios de sus miembros, incluido Maduro.
“La opción razonable para la oposición es que Machado designe un sucesor que cuente con el consenso del resto de las fuerzas políticas y que además no sea visto por el gobierno como una amenaza inminente. Esas serían las 3 condiciones, que son bastante difíciles de cumplir”, señala Capriles.
La división y la abstención
También puede ocurrir que si llega el momento y hace falta escoger a un sustituto para Machado, la oposición no logre ponerse de acuerdo en un candidato y termine concurriendo dividida a los comicios.
“Lo peor para la oposición sería que quizás algún grupo optara por no participar en la elección y llamar al boicot y otro grupo se inclinara por sí hacerlo. Y de ese último grupo podría salir un candidato único o varios. Esta opción significaría la división de la oposición y la afectaría de manera importante de cara a las elecciones”, apunta Seijas.
Desde esa perspectiva, el experto considera que el principal objetivo del gobierno de cara a los comicios es dividir a la oposición.
“Si logra eso, el camino hacia la elección presidencial de 2024 se despeja bastante”, afirma el encuestador Seijas.
“Y esos son los pasos que siempre va a intentar dar. No habilitar a María Corina Machado va en esa dirección, así como el surgimiento de otros candidatos con la etiqueta de opositores pero de legitimidad dudosa, que también son aupados desde el poder precisamente para tratar de dividir a la oposición”, afirma.
En ese contexto, Machado enfrenta un dilema en caso de no ser habilitada porque podría respaldar a un sustituto, pero también podría también optar por desconocer todo el proceso, lo que llevaría a un escenario como el de 2018, cuando la mayor parte de la oposición se abstuvo debido a la falta de garantías electorales, mientras algunos candidatos minoritarios sí se postularon.
Como consecuencia, Maduro resultó electo y, aunque Estados Unidos y gran parte de la comunidad internacional no reconocieron su triunfo y le impusieron sanciones, ya está próximo a cumplir en el poder la totalidad del periodo.
“Ese es un juego complicado, pero creo que María Corina Machado es capaz perfectamente de ver que la repetición del esquema del 2018 sería lo peor para el país y para su propia carrera política porque sería quedarse por fuera”, afirma Colette Capriles.
“La abstención es la bomba atómica del gobierno porque con los números que tiene solo puede ser una primera minoría y eso es lo que quiere ser”, agrega.
En todo caso, las alternativas de la oposición estarán muy marcadas por las decisiones del chavismo que, gracias al control que tiene de las instituciones del país, mueve muchas palancas que inciden en el conjunto del proceso como las inhabilitaciones y, muy importante, el calendario electoral.
En ese sentido, este martes la Asamblea Nacional controlada por el chavismo aprobó un acuerdo para elaborar “una propuesta de cronograma electoral presidencial para ser presentado con celeridad al Poder Electoral”.
La “celeridad” que mencionan y que Maduro aboge por “elecciones ya” sugieren la posibilidad de adelantar las presidenciales, como se hizo en 2018, cuando se realizaron en mayo unas elecciones que tradicionalmente se hacen en diciembre.
De ser así, Machado y el resto de la oposición venezolana no contarán con mucho tiempo para escoger una opción ante la inhabilitación de la candidata.
Texto original de BBC Mundo
https://www.bbc.com/mundo/articles/c3gej0kdzvwo
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
Aumento del salario: Cara o cruz
Con el décimo y otros bonos decembrinos, primero pague las deudas
Debates
Chancay: ventajas y desafíos
Oratorio de Noël, la obra coral se presenta en la Universidad Andina Simón Bolívar