La premisa básica de ‘Los Juegos del Hambre’ fue fascinante. De hecho, lo sigue siendo: reunir a un grupo de adolescentes en un lugar aislado para que se maten entre ellos, mientras la masacre se transmite en vivo y directo. El superviviente será el ganador.
Luego de cuatro películas (2012-2015) basadas en sendas novelas escritas por Suzanne Collins, llega una precuela, ‘La balada de pájaros cantores y serpientes’, que está de estreno en los cines de Ecuador y el mundo.
Esta nueva película podría verse como un intento de exprimir el universo creado por Collins. Siendo sinceros, siempre hay una motivación financiera en las secuelas y la serie recaudó en total USD 3.000 millones.
Pero, de todos modos, se trata de un mundo muy rico, con aristas políticas y sociales, que merece un vistazo más amplio, por las implicaciones de sus temas: la lealtad, el patriotismo, la manipulación y, sobre todo, la dimensión del poder.
Aquí están las cinco razones para ver ‘Los juegos del hambre: balada de pájaros cantores y serpientes’, sobre todo para los seguidores de las aventuras de Katniss Everdeen y de ese mundo llamado Pándem.
El germen de los Juegos del Hambre
La trama se desarrolla seis décadas antes de los sucesos que vimos con Katniss Everdeen como protagonista en las cuatro películas anteriores. Ahora, se explica cómo nacieron los Juegos del Hambre, que llevan solo diez años y caminan hacia su cancelación pues el rating está a la baja. Hace falta ‘algo’ para que el público no cambie de canal. La película muestra qué pasó para que convirtieran en un hit.
La creación de un tirano
El foco del relato está en Coriolanus Snow, el gran villano de las anteriores entregas. Acá se explica cómo pasó de ser un estudiante empobrecido a un apreciado aliado del Capitolio. El actor Tom Blyth logra transmitir los matices de esta transformación; podemos entenderlo, aunque su brújula moral no sea del todo aceptable. Al final, estamos ante un cuento que muestra cómo se construye el poder. Y se lo hace con astucia, determinación y, claro, traición.
La evolución de Snow no hubiera sido posible sin la participante Lucy Gray Baird. La actriz Rachel Zegler desarrolla un personaje que oscila entre la altivez y la ternura, y contribuye a que el público descubra la complejidad de Snow, que debe elegir entre el amor y la ambición. A diferencia de Katniss, introvertida pero guerrera, Lucy es extrovertida y artística, pero sin capacidad de pelea física.
Una ambientación cautivante
Los diseños de los escenarios son un personaje más. Todo el decorado explica que hace poco acabó una guerra y que la capital, sede de los ganadores, está en expansión. Eso se coordina con el espíritu de Snow, que también está en construcción. La estética soviética está de forma inherente. Pero las palmas se las lleva el diseño del programa, que parece un show retro de los 60.
Elenco de lujo
Los personajes secundarios están a cargo de intérpretes de primer nivel. Es imposible no sentir intriga por la doctora Gaul, mitad científica, mitad tirana, a cargo de Viola Davis. También produce escalofríos la actuación de Peter Dinklage como el odioso decano. Y otro que brilla es Jason Schwartzman, que interpreta al excéntrico presentador del programa y que resulta ser pariente del conductor que le tocará a Katniss en 60 años.
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