Al menos 870 niños están desaparecidos en Gaza, muy probablemente entre las ruinas de edificios reducidos a escombros, y las tareas para sacarles se ven dificultadas por los incesantes bombardeos israelíes sobre la Franja, denunció este martes la oenegé para derechos de la infancia Save the Children.
Actualmente hay 1.550 personas de las que se denunció su desaparición, incluidos más de 870 menores, y «se teme que estén atrapados bajo escombros de edificios derrumbados» por ataques aéreos de Israel, aseguró el Gobierno de la Franja, controlado por el grupo islamista Hamás.
A su vez, alertó de que «los esfuerzos de rescate se ven gravemente obstaculizados por los continuos bombardeos y falta de combustible, del que depende el equipo esencial de búsqueda y rescate», un problema al que se le añade «la falta de maquinaria pesada en Gaza».
Esto les impide rescatar a niños y adultos que puedan estar entre las ruinas, a lo que se agrega «la infraestructura diezmada» o las carreteras dañadas o destruidas, poniendo trabas al movimiento.
«Las personas desaparecidas y el número de niños separados» de sus familias «está aumentando». También hubo cuerpos de niños que llegaron al centro médico sin que nadie les reclamara o les pudiera identificar, lo que podría significar que sus familiares murieron, según fuentes sanitarias del Hospital Al Auda, en el norte del enclave.
Los incesantes bombardeos israelíes también se han cebado con los propios trabajadores de equipos de rescate, entre los cuales hubo al menos 34 que murieron por los ataques, entre ellos uno que falleció y otros cuatro que resultaron heridos cuando estaban de servicio.
«Los equipos de rescate han advertido de que la interrupción del suministro eléctrico y la falta de combustible afectan gravemente su trabajo, impidiéndoles acceder a los heridos o recuperar cuerpos entre escombros de casas», asegura Save the Children.
Alertan también de que puede haber «niños que aún estén vivos y atrapados bajo escombros» con «lesiones físicas graves» por «aplastamiento, deshidratación o angustia mental extrema».
Asimismo, «la mayoría de aquellos que han sido rescatados con lesiones graves no pueden recibir ni siquiera tratamiento básico, porque el sistema de salud apenas funciona», denuncia la oenegé.
En ese sentido, indica que los ataques han dañado hospitales y «pulverizaron ambulancias, los generadores se quedan sin combustible y la escasez de medicinas, equipos y personal especializado significa que los hospitales que aún están abiertos apenas pueden tratar a heridos».
Ante ello, «es inadmisible que haya cientos de niños bajo runas» que puedan estar sufriendo «un dolor extremo, aterrizados, solos y esperando ayuda», remarca en la nota Jason Lee, director nacional de Save the Children en los territorios palestinos ocupados.
«Si no hay algo el fuego, si no se levanta el asedio» impuesto por Israel, «la ayuda no llegará» para muchos de los menores, subraya.
En total, casi 5.800 han muerto por los bombardeos israelíes sobre Gaza desde que empezó la guerra entre Israel y milicias palestinas el 7 de octubre, que ha derivado en la destrucción total o parcial del 50% de viviendas del enclave.
Además, entre los fallecidos hay al menos 2.360 son niños, lo que supone en torno al 40% de las víctimas mortales. EFE
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