Sumidos en el desencanto con las opciones políticas tradicionales, el enojo y el miedo, los más de 6,5 millones de jóvenes que están llamados a las urnas este domingo en las elecciones argentinas serán clave para determinar quién será el próximo ocupante de la Casa Rosada.
En Argentina, el voto es obligatorio para quienes tienen entre 18 y 70 años, pero no así para los electores más jóvenes de 16 y 17, que pueden acudir a las urnas desde 2012.
Uno de ellos, Agustín, de 16 años, lo hará por primera vez el próximo domingo. Tiene claro a su candidato: votará al libertario Javier Milei, que causa sensación en su franja de edad y que es el principal favorito según todas las encuestas para convertirse en el próximo presidente del país.
«Estoy harto de la corrupción (…) Hay que cambiar el sistema», asegura.
Para el sociólogo y analista político español Iago Moreno, «el voto joven en estas elecciones está llamado a romper con un monopolio que el peronismo tuvo durante muchas décadas de la idea de transgresión y de la reivindicación de horizontes alternativos».
Moreno considera que la figura de Milei está calando especialmente en el electorado más joven porque «emula la figura del creador de contenido exitoso (en las redes sociales), que es admirado por los demás por su ingenio y su talento a través del humor y la ironía«.
Éste es el caso de Alejandro, de 27 años y trabajador de una empresa de ingeniería, quien conoció a Milei en la red social Instagram durante la pandemia.
«La economía es mi primera preocupación. No me deja ni dormir», asegura, con una bandera libertaria sobre los hombros.
Las opiniones de los jóvenes ‘mileistas’ y las de quienes apoyan al candidato oficialista y actual ministro de Economía, Sergio Massa, parecen coincidir.
«Que me alcance para llegar a fin de mes, para mi salud, la educación y poder vivir tranquila«, apunta Micaela, de 28 años.
Preguntada por la ilusión que le genera Massa -menos activo que su contrincante en redes sociales-, esta militante peronista cree que no ejerce la atracción de figuras históricas de su espacio político, como la vicepresidenta y exmandataria (2007-2015), Cristina Fernández, ausente en buena parte de la campaña.
«Hay que romper con la idea instalada de que todos los ‘pibes’ (jóvenes) se hayan derechizado. Hay una juventud que no se muestra«, responde la directora de Juventudes de la provincia de Buenos Aires, Ayelén López.
En la misma línea se pronuncia el gobernador peronista Axel Kicillof, quien pide a los jóvenes que tengan «más doctrina», frente a la política basada en la visibilidad en redes sociales.
«Este tipo de personalidades políticas, capaces de participar en una asamblea o de organizar una huelga, ya no cautivan a la juventud«, sostiene Moreno, quien cree que la ultraderecha argentina está valiéndose de una estrategia global más amplia.
«La campaña de La Libertad Avanza se centra en muy pocos ‘spots’ (…) Uno pasea por las calles de Buenos Aires y no encuentra folletos ni carteles de Milei, pero entra en Tik Tok o en Instagram y ve una intervención polémica tras otra», dice.
Detrás de esta estrategia, el sociólogo sitúa al gurú digital Fernando Cerimedo, pieza fundamental en las campañas electorales -fallidas- de los ultraderechistas José Antonio Kast en Chile y Jair Bolsonaro en Brasil.
«Todo tiene que ver con la creación de un montón de contenido subterráneo (los miles de vídeos de Milei que son replicados cada día en las redes sociales, sin importar su fecha de emisión) y con 50.000 cuentas que hacen uso de la inteligencia artificial«, especifica.
Sólo en Instagram, la cuenta oficial de Milei cuenta con 2,9 millones de seguidores, triplicando los números de la candidata de Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich.
Las cifras son mareantes al comparar los seguidores de los ‘influencers’ de cabecera del economista y los del resto de los aspirantes.
Quizá por este motivo, en los últimos días, Massa y la aspirante del Frente de Izquierda y de los Trabajadores, Myriam Bregman, han presentado sus propuestas en el programa digital del popular ‘streamer’ Gerónimo Benavides ‘Momo’.
Por su parte, Bullrich y el peronista disidente y gobernador en funciones de la provincia de Córdoba, Juan Schiaretti, parecen haber asumido que arrancan algunas posiciones por detrás en esta encarnizada batalla por el voto joven.
Pero, ¿por qué existe esta falta de conexión de la vieja política con las generaciones más jóvenes?
Los votantes de Milei no parecen tener clara la respuesta, pero admiten que hay «algo» en ‘El Peluca’ que les hace identificarse con su figura e ilusionarse con sus promesas de libertad y destrucción del ‘statu quo’.
Beltrán y Julián, de 24 y 22 años, creen que hay algo de rebeldía adolescente o de resistencia al orden establecido que le convierte en un «fenómeno mundial».
«Las amigas de mi novia creen que soy lo peor y que represento todo lo malo del mundo, pero a mí me da igual», se defiende Beltrán, asumiendo que la ansiedad nihilista de la época ha encontrado una vía de escape en esta extravagante mezcla de estrella del rock, predicador y discípulo de Milton Friedman. EFE
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