La cumbre de los países amazónicos, que se inicia este 8 de agosto de 2023 en la ciudad de Belém, busca impulsar un nuevo modelo de desarrollo que permita poner fin al ciclo de destrucción que asola el mayor bosque tropical del planeta.
Será la cuarta reunión de mandatarios de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) y la primera desde 2009 de este bloque creado en 1995 y formado por ocho socios: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
A la Cumbre de Belém, capital del estado brasileño de Pará, está previsto que acudan todos los jefes de estado, salvo Guillermo Lasso (Ecuador) y Chan Santokhi (Surinam), que declinaron la invitación por razones de política interna.
Sí estará la presidenta de Perú, Dina Boluarte, en el que será su primer viaje al extranjero desde que asumió el poder, el 7 de diciembre de 2022, tras recibir la autorización del Congreso.
La cita se produce en un momento en el que el bosque amazónico atraviesa una grave crisis, afectado por los altos índices de deforestación, la minería ilegal, la creciente presencia del narcotráfico y el acoso hacia los pueblos originarios.
Este 7 de agosto, los ministros de Exteriores y Medioambiente ultimaron los detalles de la Declaración de Belém, que en principio constará de «130 puntos» e incluirá un plan para conservar la selva en pie.
Está previsto que este día los mandatarios compartan sus puntos de vista sobre este vasto territorio de 6,3 millones de kilómetros cuadrados, hogar de la mayor cuenca hidrográfica del mundo y en el que viven cerca de 50 millones de personas, mayoritariamente en una situación precaria.
El objetivo es encontrar un punto de equilibrio entre salvaguardar el ecosistema, clave para reducir las emisiones de carbono generadas por la tala de árboles y mantener el régimen de lluvias de Suramérica, y dar condiciones de vida dignas a sus habitantes a través de la llamada bioeconomía.
La comunidad científica y representantes de las organizaciones no gubernamentales ofrecieron varias ideas durante la celebración de los Diálogos Amazónicos que precedieron a la cumbre.
Sus demandas se resumen en tres puntos: establecer un plazo para acabar con la deforestación, proteger el 80% del bioma a través de nuevas áreas protegidas y tierras indígenas, y declarar la Amazonía en situación de emergencia climática.
Brasil y Colombia ya han prometido acabar con la tala ilegal de árboles hasta 2030 y trabajan para que el resto de socios de la OTCA asuma ese objetivo u otro similar ajustado a la realidad de cada país. EFE
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