Un fuerte impacto en lo social y económico. En la última ocasión que el Fenómeno de El Niño impactó al Ecuador, en el 2016, se contabilizaron 31 muertes y 27 mil personas afectadas directamente. Además, las pérdidas económicas de ciertos sectores como el
agropecuario fueron millonarias. La Secretaría de Gestión de Riesgos estimó las pérdidas en $3.5 millones. Mientras los costos fueron altos,
fueron muy inferiores a los de El Niño de 1997. Para ese año, se contabilizaron 244 muertes y las pérdidas económicas fueron equivalentes al 17% del PIB. En otras palabras, la probabilidad de que este evento suceda no lo podemos tomar a la ligera. Hay que estar preparados desde hoy.
Debemos salvaguardar a los más vulnerables. El Gobierno debe organizarse y tomar acciones que prioricen el bienestar de los ecuatorianos más vulnerables. El INEC estima que hay 400 mil familias ecuatorianas que residen en viviendas con paredes exteriores de madera. Los esfuerzos deben apuntarse hacia ellos. De manera similar, priorizar a los sectores más expuestos como el agropecuario. Como referencia, el BID estima que el sector agropecuario acumuló el 26% de los daños en la región en El Niño de 1997. Tenemos que adelantarnos a esta
crisis.
La llegada de El Niño podría deteriorar el progreso económico. El Fondo Monetario Internacional estima que, el Fenómeno de El
Niño podría impulsar la inflación hasta en 1 punto porcentual. De ser así, el fenómeno revertiría la tendencia a la baja que ha tenido la inflación en Ecuador en los últimos meses. Además, el crecimiento de la economía para el 2023 podría ser inferior a lo esperado. En
marzo, el BCE pronsticó que el PIB crecería 2.6%. Sin embargo, el BID estima que, el Niño podría reducir el crecimiento a 1% anual. Hay
que tomar las medidas adecuadas para no borrar el progreso logrado.
Todos debemos de colaborar frente a este problema. Es crucial que el Gobierno acelere y tome acciones preventivas, pero igualmente
importante es el compromiso de la ciudadanía. Como ecuatorianos, debemos ser organizados y respetar los lugares donde depositamos la
basura, manteniendo las alcantarillas y canales libres de desechos para un correcto desagüe.
Es fundamental que todos asumamos nuestra responsabilidad. También exhortamos a los sectores económicos a realizar evaluaciones
técnicas de riesgo y tomar medidas preventivas. Seamos parte de la solución y no del problema, ya que las acciones que tomemos hoy repercutirán en el corto plazo de manera significativa.
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