Siempre es bueno aprovechar los pretextos para, a partir de su ocurrencia, volver a impulsar hábitos sociales que, por diferentes razones, están dormidos al interior de la sociedad. Siendo, precisamente, uno de esos hábitos -que siempre debería estar despierto- la tendencia a trabajar de forma colectiva, como verdaderos equipos que, sobre el direccionamiento motivador de un objetivo común, busquen conseguir resultados extraordinarios para beneficio de todos los seres humanos que integran un país.
Para el caso ecuatoriano, el mundial de fútbol -que arranca este 20 de noviembre de 2022, incluso siendo protagonista del partido inaugural frente al equipo local de Qatar- vuelve a emerger como esa antorcha capaz de prender las ilusiones y, sobre todo, las ganas de unirnos para conseguir lo que, en situaciones normales, parecería imposible de conseguir. Esa sensación de unión, de esfuerzo y de resultado conseguido ojalá, también, se pudiera transferir a otros espacios del quehacer nacional -la economía, la política, la equidad social, el cuidado medioambiental, la seguridad ciudadana- que, lamentablemente, se caracterizan, al momento de buscar soluciones integradas, por el predominio del individualismo y/o los intereses y acciones de reducidos grupos de poder que, como “comesolitos”, todo quieren solo para ellos.
Yendo, ahora sí, a la materia deportiva, es importante resaltar las fortalezas que, para este 2022, tiene nuestra selección de fútbol nacional. Primero, se debe resaltar que, pensando como trayectoria de las selecciones participantes en un mundial, “Ecuador ya ha estado otras veces en un campeonato de ese nivel”, lo cual, al final, suma puntos al momento de saber -desde la dirigencia deportiva y, sicológicamente, desde los mismos jugadores y cuerpo técnico- cómo participar y enfrentar los retos de todo tipo que involucra participar en la principal cita del fútbol internacional.
Segundo, la participación de la tricolor en las eliminatorias sudamericanas fue impecable, haciendo partidos -dentro y fuera del Ecuador- en donde se demostró al mundo que es un “equipo con potencial”. De ahí, no es raro que la presencia del seleccionado ecuatoriano inquiete y ponga nerviosos a los rivales más cercanos y, también, a los que haciendo cálculos observan que se podrían topar con Ecuador en las fases siguientes. Esta percepción de los rivales es vital que considere con humildad deportiva, ya que, cada partido de fútbol -dependiendo del tiempo y lugar en el que se realizan-, son una realidad diferente que con inteligencia, pasión y esfuerzo debe ser enfrentada para llegar al feliz término.
Tercero, la triada: jugadores, cuerpo técnico y dirigencia de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), en general, han llegado a tener una buena relación sentada en la “construcción de confianza” que, a su vez, se ha visto fortalecida con la demostración surgida desde la generación de hechos reales capaces de ir aumentando la calidad de las relaciones humanas al interior del equipo nacional. Por supuesto que en el camino han surgido situaciones, como la última ocurrida -con la no convocatoria, a última hora, de uno de los jugadores que tuvo problemas con sus documentos de nacionalidad- que, por gravedad del caso, ha puesto a prueba la unidad y capacidad de concentración de la triada estratégica antes mencionada.
Cuarto, tomando las palabras -en una entrevista del canal Ecuavisa- del ex jugador mundialista y muy conocedor del fútbol Qatarí, Carlos Tenorio: “la selección ecuatoriana actual, es una selección joven en edad de sus jugadores, pero madura en cuanto a la experiencia de ellos debido a que, la mayoría de jugadores, juegan permanentemente en campeonatos de países de primer nivel, incluso con los mismos jugadores que, ahora, en diferentes selecciones estarán presentes, también, en Qatar 2022”. Esta reflexión de Tenorio es totalmente válida, ya que, los que han tenido la oportunidad de practicar y seguir practicado algún deporte de competencia, saben que, cuando se juega con equipos y jugadores de mejor nivel, primero se logra conocerlos de cerca -sus fortalezas y debilidades- y, segundo, gracias a ese conocimiento cercano se logra el rompimiento anticipado del medio natural que es enfrentar a rivales de gran nivel y con resultados positivos probados.
Como se puede apreciar, la tricolor está en un buen momento que, con humildad, unión e inteligencia deportiva estratégica, este campeonato mundial se podría convertir en la gran oportunidad para demostrar que el Ecuador, como país con muchas potencialidades -de todo tipo- que siempre están esperando ser estimuladas, es capaz de seguir consiguiendo logros gigantes reales de talla mundial como los que, hace poco -sin olvidar lo que, en su momento, hizo Jefferson Pérez-, consiguieron Richard Carapaz y Neisi Dajomes al traer la medalla de oro olímpica en la disciplina que participaron. Vamos Ecuador que ¡Sí Se Puede!
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