La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó Ómicron a una nueva variante del SARS-CoV-2 que mantiene al mundo en vilo, y la clasificó como variante preocupante, junto con Alfa, Beta, Gamma y Delta. La variante se ha descubierto en Sudáfrica, donde sólo el 23% de la población está vacunada.
En esta fase inicial hay muchas cosas que los científicos aún no pueden afirmar con seguridad sobre Ómicron y su potencial para empeorar la pandemia de COVID-19.
Lo que sabemos hasta ahora de ómicron es que la hace potencialmente más transmisible que la variantes anteriores, en el caso de Delta estábamos preocupados, porque se había determinado que la transmisibilidad era entre cuatro y 10 veces mayor a la variante nativa. En el caso de esta variante, de acuerdo a los datos con los que se cuenta hasta el momento, es entre 10 y 14 veces más transmisible que la propia Delta, es decir matemáticamente puede ser alrededor de 20 veces más transmisible que la variante nativa y de ahí la preocupación.
Las bajas tasas de vacunación contra la COVID-19 podrían incidir en la mutación de las variantes. Sabemos que el virus por su naturaleza busca, permanentemente, causar enfermedad y con la vacunación siente implícitamente, que no puede cumplir su función y empieza este proceso de transformación. Pero no es algo exclusivo de la vacuna, el virus también puede mutar de manera espontánea conforme evoluciona. En condiciones optimistas se esperaría que cada vez que mute se afecte su capacidad infectiva y su peligrosidad; pero aparece ómicron. Con Delta pensamos que se había llegado a ese límite de modificación al incrementar su transmisibilidad, pero como siempre el SarsCov2 no deja de sorprender.
Con respecto a los síntomas, ha salido a la luz pública la sintomatología de algunos de los primeros pacientes que se identificaron con este variante y parecería indicar que es muy leve y menos severa que en el caso de las anteriores, pero hay que enfatizar que eso es muy prematuro. No se puede malentender que ómicron proporciona sintomatología leve y que por lo tanto no deberíamos preocuparnos, porque es altamente probable que conforme se reportan más casos terminemos en la conclusión de que la sintomatología es la habitual, la que hemos visto en los pacientes con Covid-19.
Muchos se preguntan qué tanta protección brindan las vacunas actuales contra esta variante. Por lo reciente de su descubrimiento no hay muchos datos, la primera que se manifestó ya en términos de haber probado su eficacia contra la variante ómicron es la vacuna de Moderna de Estados Unidos, del resto de las vacunas se espera que den al menos, la información preliminar de qué tanta protección pueden proveer. Lo que será de esperar, sin embargo, es lo mismo que ha sucedido con cada una de las variantes, es decir que la vacuna pierda cierta eficacia contra la protección.
De ahí se puede entender, de acuerdo a información preliminar, que varias personas que estuvieron infectadas por ómicron tenían su esquema de vacunación completo. Nos resta saber qué tanta protección pueden brindar las vacunas, lo que sí es seguro y debemos estar conscientes es que, independientemente de la protección que otorguen las vacunas actuales contra ómicron, sí protegen contra el resto de variantes, por eso la mejor estrategia es la vacunación.
En el corto plazo tenemos que reforzar el sistema inmunológico y por lo pronto lo que tenemos disponible es una dosis de refuerzo de cualquiera de las vacunas. Esperemos a que para principios del próximo año los fabricantes nos den la buena noticia de que las han actualizado, es decir que integren la protección contra las variantes identificadas, tal como ocurre con la vacuna de la influenza, que además reforzar la memoria inmunológica contiene las nuevas variantes, las nuevas cepas de influencia para brindar mayor protección.
Sabemos oficialmente que los fabricantes están trabajando arduamente, para darnos una versión dos si cabe el término de las vacunas y ayudar a una mayor protección.
Mientras tanto, las medidas que se están tomando en el país son parcialmente suficientes. Tenemos que recordar que la vacuna bajo ningún concepto anulaba el uso de las medidas de autoprotección, en este punto hubo una confusión comunicacional porque la gente se ha relajado diciendo que está vacunada y no quiere usar mascarilla y acude a reuniones o a sitios con aglomeraciones. La vacuna es un complemento y por eso hay que tomar en cuenta los siguientes aspectos.
1. La pandemia no se ha superado y por ende la vacunación y todo lo que veníamos haciendo habitualmente debemos mantenerlo. La reducción de aforos es una medida indispensable, hay que recordar que el principal enemigo del virus es la ventilación y, por lo tanto, los sitios en los que hay acumulación de gente y una pobre aireación se tornan en puntos de riesgo para transmisibilidad.
2. Lastimosamente todavía uno de cada tres ecuatorianos no está vacunado, por ende, tenemos que aunar esfuerzos para motivar a la gente que no lo ha hecho a que reciba la vacuna como una responsabilidad social.
3. Se debe aumentar la capacidad diagnóstica en el país y es indispensable que se hagan nuevamente de forma masiva pruebas PCR y pruebas de antígenos, para identificar los focos de transmisión del virus. Quienes están vacunados pueden infectarse e inclusive no pueden desarrollar sintomatología, pero pueden ser transmisores del virus.
4. Es importante que quienes van cumpliendo seis meses de la segunda dosis vayan a recibir las dosis de refuerzo.
5. No hemos vencido a la pandemia y, seguramente, necesitaremos un par de años más para hacerlo. Si va a tener algún tipo de reunión, si va a estar en grupo es vital que opte por los sitios ventilados, prefiera los lugares al aire libre y con el menor número posible de personas. Recuerde que el autocuidado y el cuidado de los demás es una prioridad .
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