La emergencia sanitaria por la Covid-19 dejó una oportunidad para los emprendedores ecuatorianos, pues no tuvieron otra opción que mudarse a la era digital. A partir de marzo 2020, el comercio electrónico fue la pieza clave para reactivar la economía y en el último año el Ecuador aceleró su desarrollo de comercio digital en un 300%.
En el país el crecimiento de este tipo de comercio previsto para un plazo de cinco años se consiguió en seis meses, pese a las disparidades en el acceso a la tecnología. Si bien es cierto, las empresas, los emprendedores y el comercio en general tenía esta inquietud de acoplarse a lo digital era una visión a mediano y largo plazo, pero la pandemia causada por la crisis de covid-19 marcó el acelerador y se lo implementó de forma inmediata.
Las restricciones de movilización obligaron a varios negocios a presentar diferentes ofertas en las plataformas digitales, y a lo largo de este año y medio van tomando fuerza e incluso son más eficientes porque están conociendo la dinámica de los clientes. Y, definitivamente, este tipo de comercio seguirá creciendo porque los consumidores descubrieron una nueva forma de comprar por la comodidad que les genera.
Varias personas ya han tenido acercamiento con plataformas internacionales como Amazon, por lo que ya conocen cómo es este tipo de manejo. También existen nuevas modalidades como el Marketplace de Facebook que ganan espacio en el país para adquirir diferentes productos. Lo mismo sucede con las tiendas de Instagram donde las marcas exhiben sus productos y precios a los clientes y simplemente aplastando un botón pueden realizar su compra.
Se registra una inversión sumamente fuerte, de la mayoría de las empresas por la necesidad de esta transformación digital y continuarán apostando a ello, porque si no van en esta dirección no lograrán ese crecimiento o sostenibilidad a lo largo de los años.
La eliminación del impuesto 4×4 no afectará al comercio local, porque es básicamente para quienes comprar en el exterior con otros tipos de características específicas y además esto implica más demora en la llegada del producto solicitado.
Los negocios de comida, restaurantes, los abastecedores de alimentos de supermercados, minimarkets, entre otros, han sido los de mayor transformación y acogida, porque en esta emergencia se ha podido prescindir de otro tipo de servicios como los cines o lugares de diversión, pero el alimento es algo vital.
Algunas empresas se han alineado o afiliado a otras empresas de entrega a domicilio e incluso han desarrollado plataformas propias, además de recibir pedidos por Whatsapp. Sin embargo, no todas lo hacen de manera perfecta. Este es un proceso de aprender, que implica ver los errores e ir corrigiéndolos.
Muchas tiendas físicas se van a ver impactadas por el crecimiento del comercio electrónico, por eso se debe aplicar una estrategia de diversificación y no irse a los extremos, no volverse solamente digital o quedarse solo con la presencia física, porque hay un gran porcentaje de la población que no está del todo adaptada a la digitalización, como la gran mayoría de las personas de la tercera edad. Si bien es cierto ya están entrando al mundo de la tecnología de los Smartphone todavía no realizan en su mayoría compras virtuales, ni confían en muchas plataformas.
Las tiendas físicas si tienen todavía un tiempo de permanencia porque, en este proceso de volverse completamente virtuales se encuentran los consumidores que requieren acudir al establecimiento o utilizan en determinado momento, una u otra vía.
Sin embargo, la experiencia de ir a un restaurante, pasar con amigos, disfrutar el ambiente del lugar no va puede ser reemplazado con los pedidos a domicilio, a raíz de la pandemia por la Covid-19 no hubo otra opción. Y aquí está la diferencia de lo que pueden ofrecer las diferentes marcas, la experiencia de estar en el lugar va a hacer algo que va a marcar esta razón, por la que los espacios físicos se mantengan.
Pero ojo, uno de los principales riesgos del comercio electrónico es el phishing, un método que los ciberdelincuentes utilizan para engañar y conseguir que se revele información personal, como contraseñas, datos de tarjetas de crédito o de la seguridad social y números de cuentas bancarias, entre otros. También están las estafas por Internet o las clonaciones de las tarjetas. Pero es responsabilidad de las empresas que ponen a rodar estas plataformas, el implementar todas las medidas de seguridad para que sus clientes se sientan cómodos y seguros, al momento de realizar las transacciones.
Al hacer compras por la Internet, por ejemplo de vestimenta, se corre el riesgo de que algo no nos quede. Las empresas deberían estar preparadas con una política de devolución muy clara, que quizás ahora en el país no está del todo alineada y por eso mucha gente se detiene antes de hacer la compra.
Pero con el comercio electrónico se puede llegar a lugares donde antes era mucho más complicado, en las provincias lejanas lo que se acostumbraba es viajar a las ciudades grandes y cercanas para realizar las compras, con la inversión en tiempo que ello implicaba. Hoy hablando de electrodomésticos hay muchas empresas que los venden a través de su página web, lo cual permite hacer el pedido y que llegue a su casa sin la necesidad de movilizarse. Simplemente abre la puerta a nuevos consumidores.
Esta capacidad de comunicar a través de las redes sociales y de llegar a todos los rincones, por los algoritmos que manejan estas páginas digitales son una oportunidad para comunicar a los potenciales clientes, los diferentes servicios, a través del medio digital que ha adquirido importancia en la actualidad.
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