Durante el 2020 las MIPYME sintieron con fuerza el frenazo brutal de marzo y abril que, al final -hasta la actualidad-, se ha visto reflejado en la afectación a las reservas de liquidez de las empresas que ha terminado afectando a la cadena de pagos de los distintos sectores de actividad económica y, como es obvio, también se afectaron los niveles de empleo, ya que, al no poder vender, varias empresas decidieron despedir personal y/o reducir la jornada laboral con el consecuente efecto en la disminución de la masa salarial de los trabajadores.
Según la Encuesta de Brother International -a cuyo lanzamiento tuvimos la oportunidad de ser invitados para comentar sus resultados-, el 53% de pequeñas empresas disminuyó su nómina de empleo y el 40% de las medianas. Y para el 2021 solo el 27% cree que aumentará el empleo.
Ahora, claro, en medio de este escenario negativo, surgieron necesidades de adaptación para no desaparecer, una de ellas la adaptación a las exigencias de digitalización basada en el uso de tecnologías de información y comunicación (TIC), en donde la creatividad e innovación de la PYME fue puesta a prueba. De ahí, el 47% de PYME invirtieron en TIC durante el 2020 y en el 2021 esperan incrementar en un 86% las inversiones en tecnología de oficina. En lo que son equipos de oficina, por su parte, se debe resaltar que las pequeñas están pensando invertir en esos equipos en un 54% de los casos y las medianas en un 70%.
En cuanto al teletrabajo, el 80% señala usarlo en determinas áreas con la proyección de que, cuando aumenten trabajadores, lo harán bajo esa modalidad. De ahí, no es raro que el 58% de PYME crea que el teletrabajo vino para quedarse.
En definitiva, la pandemia, según la Encuesta de Brother, ha sido dura con las PYME; pues, cerca del 50% reconoce alto impacto negativo y un 32% impacto medio; alrededor del 68% reconoce haber perdido ingresos. Frente a esta realidad reconocen que el sector que más les ayudó fue el sector financiero -28% de casos lo afirma-; mientras que el gobierno poca acción tuvo -solo el 10% reconoce apoyo gubernamental-, mientras en Colombia el porcentaje es del 25%. Surgiendo, así, la pregunta: ¿Qué sucedió a la hora de lograr un mayor impacto de la intervención estatal para reactivar a sectores clave como el de la PYME?
En medio de la crisis, según la misma encuesta, en el 2021 el 54% de PYME resaltan que buscarán crecer y que, para ello, el ahorro de dinero es muy importante; algo que antes de la pandemia no se valoraba. Un punto, también, a resaltar es que el 47% considera que es un momento oportuno para emprender; de ahí, no es raro que el 60% señale que, durante el 2020, introdujo algún nuevo producto al mercado como resultado de acciones adaptativas y/o de localización de nuevas de oportunidades de negocios.
Todo este escenario que se acaba de describir -en medio de oportunidades, amenazas y desafíos de mejora- conduce a señalar que, por la profundidad de los costos socioeconómicos reflejados en el conjunto de empresas muertas y heridas, las pequeñas y medianas empresas ecuatorianas y de la región continúan en una cuarentena de la cual podrán salir, solamente si, mediante una estrategia combinada de acciones públicas y privadas, nacionales e internacionales de servicios financieros y no financieros, se logra apuntalar a un sector que, por su músculo económico prepandémico acumulado , no le es suficiente para afrontar los gigantescos desafíos sanitarios y socioeconómicos de una pandemia que, hasta ahora -julio 2021-, sigue vigente y dando sendos coletazos a nivel mundial.
Finalmente, cuando se regrese a una situación normal, se habrá palpado que la capacidad de resiliencia del tejido productivo estuvo incidida, en gran medida, por altas dosis de incertidumbre en donde, por el perfil productivo de sectores como la PYME, se puso a prueba sus posibilidades de flexibilidad pro adaptación a desafíos y realidades desconocidas que, también, exigieron que las empresas para afrontarlas requieran, proactivamente hablando, de la disponibilidad de recursos financieros ahorrados antes de que se presenten crisis duras como la pandémica actual. Y, también, por supuesto -para afrontar la urgente necesidad de liquidez empresarial-, de la oferta -desde el sector financiero público y privado- de productos crediticios especializados para las PYME que aún, como ya se resaltó, siguen en cuarentena; ya que, la economía viene teniendo una recuperación intermitente, muy pegada a lo que ocurre con las estadísticas de contagiados, uso de camas hospitalarias y de muertes ocasionadas por la pandemia (covid-19).
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