Cuando Disney World volvió a abrir, luego de 400 días de cierre por la pandemia del Covid-19, su gigantesco parque de diversiones, en marzo pasado, comenzó a recibir a únicamente a residentes de California con una capacidad de 25 por ciento con estricto protocolo sanitario. Los paseos tradicionales fueron renovados, con alta tecnología de audio, iluminación LED negra, proyecciones láser y un nuevo sistema de animación.
Eso pasó con Blancanieves, el famoso cuento de los Hermanos Grimm. En la primera versión del cuento termina con la muerte de la Reina Malvada, en la nueva versión del parque de diversión de Disney finaliza con el beso del príncipe, igual que en la adaptada enel primer largometraje animado de Disney, de 1937. El beso rompe el hechizo de la manzana envenenada y la devuelve a la vida.
Ele cambio se debe a que “era frecuente ver a niños que salían de este paseo gritando y llorando” debido a que “muchas escenas eran muy oscuras y usaban sobresaltos”. Por eso, desde la compañía de entretenimiento se propuso volver al final de la película de 1937. Pero la escena del beso, vista a la luz de esta nueva época, a muchos le pareció algo machista el hecho de que ese beso se diera sin el consentimiento de Blancanieves, que yacía dormida en su lecho.
Las periodistas Julie Tremaine y Katie Dowd publicaron en el San Francisco Chronicle, un artículo titulado El nuevo paseo de Blancanieves. Según su versión este paseos de Disneyland agrega magia, pero también un nuevo problema. “El beso que le da sin su consentimiento, mientras ella duerme, no puede ser amor verdadero si solo una persona sabe que está sucediendo .-escriben-. ¿No hemos acordado ya que el consentimiento en las primeras películas de Disney era un problema importante? ¿Es necesario enseñarles a los niños que besar, cuando no se ha establecido si ambas partes están dispuestas a participar, no está bien? Es difícil entender por qué Disney en 2021 elegiría agregar una escena con ideas tan anticuadas de lo que un hombre puede hacer con una mujer, especialmente dado el énfasis actual de la compañía en eliminar escenas problemáticas de otras atracciones”.
El artículo se volvió viral con reacciones entre indignadas y de apoyo al artículo. La lectura política sobre cuentos no es nueva. En 1976, el psicólogo austríaco Bruno Bettelheim publicó Psicoanálisis de los cuentos de hadas donde hace un particular análisis sobre el caso de Blancanieves.
“Los siete enanitos del cuento no son más que una excusa para evidenciar los grandes cambios y la evolución personal que experimenta la heroína, pues son personajes que se mantienen sin cambios en un nivel preedípico: no tienen padres, no se casan, no tienen hijos -escribió-. Blancanieves es blanca como la nieve (pureza, asexualidad) y roja como la sangre (sexualidad, erotismo). Cuando muerde la manzana por su parte roja envenenada significa el fin de la inocencia; la niña muere siendo enterrada en un ataúd transparente donde permanece por gran tiempo que representa el período de maduración (…) Despertar o renacer significa conseguir un estadio superior de conciencia y madurez superando las difíciles situaciones y experiencias de la transición”.
Blancannieves se trasmitía oralmente hasta que los hermanos Grimm decidieron escribirlo y publicarlo junto a otros cuentos populares también de tradición oral, uno en 1812 y otro 1815.
Esta avalancha de personas que piden que se suprima el beso también han despertado al lado opuesto, los que consideran que se está llevando demasiado lejos la cultura de la cancelación. Mientras algunos se han dedicado a comentar que la gente tiene la piel muy fina hoy en día, otros se lo han tomado con humor y han planteado escenas alternativas.
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