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Flota pesquera china acecha otra vez a Galápagos

domingo, julio 26, 2020
En el Atlántico noreste, o en el noroeste del Pacífico, así como Sudamérica y África Occidental, se encuentran las zonas de mayor riquezas pesqueras del planeta. En las aguas cercanas a Galápagos se encuentra una de las zonas más productivas del mundo, con varias de las especies más cotizadas. Por ello, es imprescindible que se intensifiquen los patrullajes en esta zona. Toda esa flota se encuentra en el borde de la Reserva Marina de Galápagos y pueden entrar y salir sin problema, si no existe una adecuada vigilancia
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“Datos desgarradores: Esperanza, tiburón ballena: marcada 09/2019. Dejó de transmitir 05/2020”, escribió el Gobernador de Galápagos, Norman Wray, en su cuenta de Twitter, el 22 de julio. Agregó que el animal había transmitido su ubicación durante 280 días y que se desplazaba entre la Zona Exclusiva Económica (ZEE) y la Reserva Marina de Galápagos (RMG). Además infirió que este suceso se produce luego de la presencia de una flota de 260 barcos chinos que actualmente se encuentra en los alrededores de la RMG.

El Comando de Operaciones Navales identificó los barcos, a mediados de julio, en sus radares y mediante el uso de aeronaves de la Aviación Naval que realizan tareas de exploración. La entidad determinó que se trata de una flota pesquera, conformada por embarcaciones de abastecimiento y bodegaje. La vigilancia del movimiento de la flota extranjera está a cargo de personal de la División de Análisis Marítimo.

De acuerdo a las tomas captadas por las aeronaves navales se observa la cercanía de las embarcaciones al límite insular. El arribo de flotas pesqueras se ha vuelto frecuente desde 2017. En agosto de ese año fue capturado el carguero chino Fu Yuang Yu Leng 999, mientras navegaba dentro de la reserva marina de Galápagos. En su interior transportaba 6 623 ejemplares de tiburones de varias especies, en su mayoría en peligro de extinción. Su incursión generó un juicio que centró la atención global. La sentencia se basó en el transporte y tenencia de especies protegidas, un delito estipulado en el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

Desde entonces el problema no ha parado. En determinadas temporadas, la Armada detecta grandes flotas ubicadas en los límites de la Zona Económica Exclusiva Insular de Ecuador. En marzo del año pasado, por ejemplo, se alertó sobre la presencia de 245 barcos de bandera asiática. La pandemia por covid-19, que mantiene en alerta al mundo, tampoco ha sido un impedimento para que los navíos se movilicen este año frente a las costas ecuatorianas.

Estas flotas pesqueras se mueven en ciertas zonas de aguas internacionales y cuando se acercan mucho a aguas continentales, como en este caso entre la Zona Exclusiva Económica (ZEE) y la Reserva Marina de Galápagos (RMG) este sistema de pesca puede atentar contra el ecosistema, si no tienen una relación amigable con la naturaleza, y no lo tienen. Todos sabemos que cuando hay pesca industrial pese a no estar dentro del área de las reservas se afecta a especies que migran hacia ellas, porque son parte de su ecosistema. Si están pescando macarela, atún, pargo, corvina, lenguado u otras especies se llevan consigo tiburones, de los cuales solo se utiliza la aleta y el resto es regresado al mar. También se va gran cantidad de plancton, crustáceos y otras especies marinas que atrapan estas embarcaciones, muchas de las cuales están en peligro de extinción.

Hay muchas críticas a las técnicas utilizadas en la pesca industrial porque es extractiva y se la realiza con grandes flotas. Son una especie de industria flotante, debido a que están conformadas por naves para abastecimiento, otras para pesca, para procesamiento y buques de almacenaje.

El objetivo de esta actividad industrial es conseguir el mayor número de pesca en el menor tiempo posible, un trabajo intensivo, con puertos asignados para descargar lo pescado. En la pesca de altura se aplica tecnología muy sofisticada y en ese mismo barco se realiza todo el proceso, los productos salen incluso congelados. El barco en sí, es una fábrica de procesamiento. El objetivo es preservar en las mejores condiciones la pesca y, como se necesita tener tanta producción, va todo lo que es y lo que no es.

En el Atlántico noreste, o en el noroeste del Pacífico, así como Sudamérica y África Occidental, se encuentran las zonas de mayor riquezas pesqueras del planeta. En las aguas cercanas a Galápagos se encuentra una de las zonas más productivas del mundo, con varias de las especies más cotizadas. Por ello, es imprescindible que se intensifiquen los patrullajes en esta zona. Toda esa flota se encuentra en el borde de la Reserva Marina de Galápagos y pueden entrar y salir sin problema, si no existe una adecuada vigilancia.

El mundo entero debe entablar una ofensiva o una cruzada de protección de los ecosistemas marinos, porque si bien la flota puede no ingresar a la zona especial de Galápagos, al realizar la pesca se llevan todos los peces migratorios, que se mueven por las distintas partes del océano y si no llegan en la cantidad que se requiere al ecosistema, se afecta el funcionamiento de la biodiversidad en Galápagos y eso, a la larga, de todo el ecosistema del planeta.

Entonces, el problema no es si solamente pescan en nuestros mares, si lo hacen en otras zonas no permiten que las especies marinas cumplan su ciclo, alterando y generando un desequilibrio del ecosistema.

Deberían haber sanciones internacionales duras que se les imponga desde lo pecuniario hasta la pérdida de los permisos, para que esas flotas sean impedidas de operar. De lo contrario, ocurrirá lo mismo que ya pasó con la contaminación a raíz de la explotación petrolera.

En la actualidad, el control a nivel internacional es débil, se debería establecer un acuerdo de defensa del ecosistema. Todo el mundo habla de limpiar los mares de plástico y eso es perfecto, pero es necesario hablar de cómo mantenemos y logramos proteger los ecosistemas, para que alcancen un comportamiento de reproducción en sí mismos y no los agotemos como ya está ocurriendo. Es necesaria una unión inteligente con el océano.

Para lograr ese primer paso, se deben revisar todos los convenios marítimos que existen y los relacionados a la protección de los espacios de riqueza de cada país. Segundo, lanzar una gran cruzada mundial para impedir la sobre-explotación de los recursos marinos y la aplicación obligatoria de paliativos al deterioro de los ecosistemas marinos.

Esta debería ser una política de estado del Ecuador, y, además realizar un examen interno para determinar si nuestras industrias y nuestros pescadores, también cumplen con esas funciones.

Asimismo, llegar a las Naciones Unidas para promover todas las iniciativas que existentes en defensa de la vida marina. El mundo nos está demostrando que cuando afectamos a la naturaleza al final terminamos pagando todos los seres humanos.

En estos momentos tenemos una flota China pegada a Galápagos y así como China nos reclama por cualquier cuestión, el país también debería responder de la misma manera.

Como conclusión se deberían aplicar medidas más drásticas de castigo, a nivel internacional para ese tipo de empresas o países que hacen sobre explotación. Además de regulaciones para proteger los ecosistemas marítimos y en especial aquellas áreas que cuentan con una biodiversidad importante, porque se puede pescar la macarela, la corvina o cualquier otra especie, pero con ello se afecta a todo el ecosistema a su alrededor.

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