Los hechos denunciados sucedieron dentro de los límites de Miramar, una pequeña ciudad de playa de 30.000 habitantes en la que se refugian muchos marplatenses que huyen de las aglomeraciones del verano austral. Al igual que Camila, quien prefiere no dar su apellido, los cinco acusados y la presunta víctima son de Mar del Plata.
La noticia golpeó a esta ciudad costera en el arranque de la temporada de vacaciones, durante un fin de semana largo en el que llegaron unos 230 mil turistas. Los cinco sospechosos han sido escrachados en las redes sociales y sus perfiles se han llenado de cientos de insultos y de peticiones de justicia.
Se trata de Lucas Pitman, de 21 años, Tomás Agustín Jaime (23), Juan Cruz Villalba (23), Manuel Díaz (23) y Roberto Costa (21). Están detenidos desde el 1 de enero acusados de abuso sexual con acceso carnal agravado, un delito con penas de entre 8 y 20 años de cárcel.
Según la reconstrucción difundida por los medios, son jóvenes de clase media, a los que unen aficiones como el surf y el rugby. Este grupo de amigos llegó al camping El Durazno en una furgoneta para celebrar la Nochevieja e instaló una tienda de campaña en la que presuntamente ocurrió la violación de la menor. Después de buscarla por todo el recinto, la madre de la adolescente la encontró junto a ellos y alertó al padre, quien llamó a la policía y las acompañó a la comisaría para denunciar el abuso.
Para los cinco detenidos, “no hubo violación”. Se trató, según declararon, de relaciones sexuales “sin violencia” las que mantuvieron con la menor de edad en el camping de Miramar. Según trascendió, las declaraciones no tuvieron contradicciones entre sí.
Los acusados le contaron a la fiscal del caso que a la adolescente la habían conocido horas antes en la playa y que allí habían compartido algunas bebidas.
Conscientes de la sensibilidad que despierta este tema, las autoridades provinciales desplazaron de forma fulminante al policía a cargo de la investigación. Argumentaron que no había actuado con rapidez en las horas inmediatas a los hechos denunciados, claves para preservar la escena del crimen y recabar evidencias.
La Fiscalía, por su parte, mantiene en reserva la identidad de la víctima por su condición de menor. Sólo se sabe que recibe atención psicológica y que en los próximos días declarará en cámara Gesell. La fiscal Florencia Salas tampoco ha confirmado los detalles que han trascendido de las declaraciones de Pitman, Jaime, Villalba, Díaz y Costa el miércoles ante el juez.
El informe médico preliminar les juega en contra: se hallaron lesiones vaginales compatibles con abuso sexual. Incluso con su consentimiento, por tratarse de una menor de entre 13 y 15 años, la legislación argentina prevé penas de entre 3 y 10 años si se demuestra que los adultos se aprovecharon de la inmadurez sexual de la adolescente.
Según se desprende de los distintos relatos recabados por Clarín, dos de los imputados admitieron haber tenido sexo con la menor. En tanto que los otros tres dijeron que estaban durmiendo, dichos que bien podrían constituir la estrategia de la defensa: eludir la pena que el Código Penal prevé para los casos de violación en los que participan varias personas, de hasta 20 años de prisión, para sostener un caso de estupro, que contempla una pena menor. Pero la acusación contempla agravantes: la edad de la chica, que estaba bajo los efectos del alcohol, el hecho de que eran más de dos personas y las secuelas psíquicas. En este escenario, sostener un caso de estupro le será muy difícil a la defensa.
“Hay dos confesos, dos que dormían en la camioneta y otro en una reposera junto a la carpa. Será la fiscal quien determine qué responsabilidad tuvieron. Los que confesaron haber mantenido relaciones contaron que con la chica se habían conocido en la playa y ahí empezaron a tomar alcohol, hasta que se fueron a la carpa”, contó una fuente del caso a Clarín. “Ellos hablan de relaciones sin violencia”, explicó.
Mientras los sospechosos declaraban ante el juez, los familiares de los detenidos se enfrentaron a los medios de comunicación presentes. “Los quiero ver acá cuando la Justicia diga que es mentira. Son una mierda”, gritó uno de los padres. Otro arrojó un argumento polémico: “Con los que tienen que hablar son con los padres de la nena que la salieron a buscar a la madrugada después de no saber nada de ella”.
La fiscal y el juez tendrán los resultados de los análisis genéticos la próxima semana. Junto a las declaraciones testimoniales y a las demás pericias ordenadas, como el análisis de las comunicaciones telefónicas, serán claves para esclarecer qué ocurrió la madrugada de Año Nuevo y determinar responsabilidades.
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