Hace falta inculcar mucho en este país, lamentablemente la mayor parte de la población en Ecuador no tiene cultura, preparación, ni valores que son características necesarias para una buena sociedad, además de eso, tenemos el problema de que nuestra cultura tiende mucho a la violencia, crecemos con padres violentos que, pegan, agreden verbalmente y maltratan.
Ecuador es un país con varios tipos de violencia. Hablando solo de la violencia contra la mujer, se han registrado 51 casos de femicidios en lo que va de 2018, según datos publicados por la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu) y el Taller de Comunicación Mujer (TCM).
En el país, cada año se inician campañas que pretenden evitar más actos violentos como la violencia contra la mujer, abuso sexual, el maltrato infantil entre otros. Vista esta problemática, desde un análisis psicológico queda en claro que debemos manejar e inculcar valores en la sociedad, inicialmente en escuelas y colegios del país.
Otro aspecto a analizar es el grave error que cometemos los seres humanos al ser parte de un rumor. Por un rumor una persona no puede actuar de forma brutal, como en el linchamiento ocurrido el pasado martes 16 de octubre del 2018, en Posorja, Guayaquil; donde detuvieron a tres personas por actos de “delincuencia común” sin embargo, un rumor sentenció a los ciudadanos como secuestradores de niños, lo cual derivó a que una turba golpeara y quemara a los supuestos secuestradores.
Precisamente, un tema que viene perturbando a la sociedad son los antecedentes de secuestros a niños y jóvenes. El gobierno se lo ha tomado con ligereza y, en muchos casos, no se ha hecho justicia. Con esto podríamos pensar que, a nivel de opinión, la gente está cansada de no recibir respuestas y soluciones. Eso, sin duda, genera ansiedad en la ciudadanía y ante esa sensación una de las opciones más inmediata es hacer justicia por mano propia.
Sin embargo, psicológicamente hablando, estos actos no son normales bajo ningún concepto. Estas personas -al reaccionar de esa forma y no sentir culpabilidad- podrían presentar algún tipo de trastorno como perfiles antisociales, psicosis o ansiedad.
Todas las personas que son partícipes de actos brutales como un linchamiento hasta llegar a la muerte, sin duda, son personas que necesitan urgentemente ser tratadas, porque podría tratarse de un desequilibrio químico hormonal que pasa en el cerebro haciendo que la persona actúe de forma animal, es decir, incapaz de discernir y controlar sus emociones. Si no se los trata a tiempo, estos mismos individuos volverán a cometer actos mucho más violentos.
Comprendamos que las violaciones, robos y otros actos delictivos no se pueden combatir con más violencia porque se genera una retroalimentación negativa que no tiene fin, llevando la situación al caos social. Por eso, es importante tener en cuenta que la violencia nunca se la puede justificar porque lo único que genera es más violencia.
Cabe recalcar que no es necesario estar en un acto de linchamiento atroz para ser cómplice de lo cometido, es decir, las personas que a través de internet mencionaron frases como: “yo hubiera hecho lo mismo”, “es simplemente justicia” o “por defender a mis hijos yo lo haría” han sido partícipes de generar más violencia porque se está prendiendo más leña al fuego y de una u otra forma están a favor de lo cometido.
Lo que se debe hacer es erradicar esta problemática porque si los niños ven el ejemplo de un pueblo agresivo van a seguir generando ciudadanos con las mismas características y patrones de comportamiento.
¿Cómo erradicar el problema? Esto se lo debe hacer desde la infancia y en el hogar. A un niño no se le puede decir frases como “hazlo ahora, o te pego” o “que tonto que eres” El primer paso a un cambio viene desde la casa, en un entorno familiar sano y seguro.
Otro llamado es para el gobierno. El gobierno tiene que lanzar campañas culturales que nos hagan cambiar de punto de vista y enfatizar en que la violencia trae como consecuencia más violencia.
Y un consejo a la ciudadanía: el cambio parte por uno mismo, el respeto al otro debe ser uno de los valores más importantes en nuestro entorno social.
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