Tras varios meses de acercamiento entre el gobierno y algunos organismos multilaterales, se concretó la visita del Fondo Monetario Internacional (FMI) que recientemente concluyó días atrás. Durante la visita se reunieron con el Ministro, técnicos de Finanzas, representantes del Banco Central del Ecuador, de la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria, ex – ministros de finanzas, analistas económicos, gremios empresariales, entre otros. Todo esto como parte de los mecanismos de consulta a través del cual el FMI revisa y analiza las cifras de la economía que estén ligadas con diversos sectores que reflejen el comportamiento de la economía, haciendo hincapié en los sectores financiero y externo, además de las cifras fiscales (lo que más preocupación genera) y los indicadores económicos y sociales que se reportan hasta el momento.
Una visita de estas características sin lugar a duda no debe desaprovecharse pues establece puentes con organismos internacionales, de quienes nos alejamos al inicio del mandato del expresidente Correa y que en el transcurso de los años siguientes el gobierno nacional se encargó de deteriorar la relación.
En la actualidad, la realidad económica del Ecuador es adversa y difícil de manejar, por ello, entre tantas cosas es importante contar con nuevas alternativas de financiamiento para cubrir no solo el déficit fiscal hasta finales de este año, sino también, reperfilar la deuda en el corto plazo para mejorar los términos en que fueron contratados inicialmente. Con el discurso de la soberanía, usado en el gobierno anterior, este hipotecó el futuro del país a través de preventas petroleras, emisiones de bonos, etc., con tasas de interés que fluctuaban entre 8.5% a 10.75% y en plazo muy cortos (gran parte de los vencimientos de los haberes contraídos serán entre 2021 y 2023), lo que condiciona la frágil situación fiscal. Cabe recordar que gran parte del financiamiento al que se accedió entre el segundo semestre del 2014 y primer trimestre del 2017 fue para cubrir el gasto corriente, a tal punto que las necesidades de financiamiento eran de 1200 millones dólares mensuales en promedio.
Hay que tener presente que endeudarse no es malo, lo malo es para que destine esa deuda y las condiciones en las que se contrate la misma, y definitivamente para nuestros país no fueron las mejores. Alrededor del mundo hay países que tienen una relación mayor a 1, entre la deuda y el PIB (Japón, EEUU, entre otros) pero la confianza que transmiten y la certeza en los pagos y en su economía fundamentalmente, ayuda a que sigan accediendo a financiamiento externo. La deuda ha aumentado a un ritmo mayor que lo crece la economía, y eso da señales alarmantes del peso y manejo de la esta.
De ahí que la visita de la Misión del FMI ayudará a transmitir confianza sobre las cifras públicas que el país proyecta, pues algunos indicadores sufrieron varios cambios de metodologías (2 o 3 veces) hasta incluso dejar de mostrarse a la ciudadanía, creando incertidumbre a los inversionistas extranjeros y demás actores locales sobre el real comportamiento de la economía ecuatoriana; ayudando a ¨proyectar” esa falsa imagen de “jaguar latinoamericano”, ahora la ciudadanía se da cuenta que tan lejos estaba de eso, y solo sirvió para “sostener” un proyecto político desligado de la realidad del país.
En todo caso, esta visita de la misión de FMI, es en sí es una importante oportunidad que el gobierno ecuatoriano no debe desaprovechar, esperamos que estas acciones transmitan señales positivas al mercado, claro está que aún falta más elementos y camino por recorrer pero sin lugar a duda se vislumbra un panorama alentador respecto a años atrás. Espero la sociedad asimile las profundas lecciones que deja el manejo equivocado de la economía, pues perjudica no solo a la generación presente sino también a las futuras.
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