La campaña para las elecciones presidenciales del 1 de julio en México comenzó a finales de marzo, pero la violencia que padece México se infiltró en la campaña electoral mucho antes. Desde que comenzó el proceso en septiembre del año pasado -con la evaluación de los gastos y la presentación de aspirantes- se ha documentado un goteo de asesinatos de políticos en activo y aspirantes a cargos locales por todo el país.
Según lo analiza el diario, El País, hasta mediados de abril deja un balance de 64 muertos. La campaña todavía no ha terminado, pero se habla ya de la más sangrienta de su historia.
Claudio Merino Pérez, de 38 años precandidato alcalde de Jamiltepec (Oaxaca) por el Partido Movimiento Ciudadano, fue asesinado el 6 de septiembre de 2017 con 23 balazos cuando se encontraba en el centro de estética de su esposa. Unos sicarios entraron en el establecimiento y dispararon a bocajarro antes de huir. Su caso encabeza la macabra lista que recoge el tercer Informe de Violencia Política en México, que hace visible el reguero de muertos durante estos siete meses.
“Va a un promedio de un asesinato de un candidato cada cuatro o cinco día”, ha dicho recientemente el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, que ha considerado que “eso es un margen de violencia absolutamente inaceptable en un proceso electoral”. El mes más sangriento fue diciembre, con 13 muertos, en particular la última semana del año, coincidiendo con el periodo de Navidad. En octubre y febrero se registraron 10 asesinatos. Después, los meses con más víctimas políticas fueron enero (9), marzo (8), noviembre (7), septiembre (4) y abril (3).
Casi todos los Estados se han visto salpicados por la violencia contra los aspirantes, que además también han denunciado ataques en los que han resultado herido ellos, miembros de sus familias o sus equipos. Geográficamente los asesinatos de candidatos se concentran sobre todo en Guerrero (16), el estado donde operan sanguinarios cárteles de la droga enfrentados por el control del territorio. Les siguen Oaxaca y Puebla (8), Veracruz (7) y Jalisco (4). Los crímenes relacionados con la campaña también llegaron al Estado de México (3) al igual que en Hidalgo y Michoacán. En este periodo Guanajuato, Chihuahua, Colima y Durango registraron dos asesinados respectivamente y Chiapas, San Luis de Potosí, Tabasco, Tamaulipas y Zacatecas.
Por partidos políticos, tanto los principales como los independientes han sufrido bajas en sus filas. El gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha perdió a 22 miembros; el Partido de la Revolución Democrática (PRD) más de una docena y nueve el Partido Acción Nacional PAN. Pero esto no acaba aquí. Los expertos prevén que a medida que se acerquen las elecciones aumenten los homicidios vinculados con la política, que en ocasiones también están relacionados con cuentas pendientes relacionadas con la corrupción o el narco.
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