Luego del anuncio del gobierno ecuatoriano con relación a la política tributaria para la aplicación del impuesto al valor agregado (IVA) para los planes de seguro de salud y vida que superen el valor de $150.00 al mes, se han dado múltiples inquietudes en torno al efecto que esta medida puede tener sobre los usuarios y las empresas aseguradoras. El aumento en el costo del servicio en 12% plantea preguntas relacionadas a cómo afecta en la cantidad y calidad de servicios demandados, por un lado, a los sectores con poder adquisitivo, y si es coherente o no gravar a los seguros de salud privados dado que estos ayudan a descongestionar y aliviar la carga que tiene el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). La respuesta desde el punto de vista económico será sin duda que este impuesto, como cualquier otro, aumentarán las tarifas que pagan los consumidores y a la vez afectarán negativamente los ingresos que reciben los prestadores del servicio; por lo tanto, los impuestos pueden ocasionar un deterioro en las empresas y en el servicio, considerándoselos como un obstáculo a la eficiencia.
Ahora bien, a nivel de seguros médicos individuales, la demanda puede verse contraída en los estratos de ingresos medios y bajos debido a que las nuevas tarifas podrían ser un factor importante que desestimulen su adquisición; sin embargo, a nivel corporativo, esta demanda tiene comportamiento inelástico, es decir que, aunque suba el precio no se afectará la demanda. Esto sucede debido a que el valor de IVA pagado puede ser compensado con el IVA facturado; en este sentido, no impactaría en la cantidad demandada.
Por otra parte, dentro del portafolio de oferta de seguros, se tiene el seguro de vida que se caracteriza por devolver un ahorro que se acumula para jubilación o educación. Este tipo de seguros se verá muy afectado debido a que los intereses pagados igualan al valor del impuesto a pagar. Si los consumidores compran bienes y servicios que maximicen su utilidad, entonces este tipo de seguros no son coherentes con dicha maximización.
También es importante anotar que los seguros de salud pre-pagados podrían verse afectados al momento de tratar de aumentar su cartera de clientes o ventas, pero también es cierto que gozan de una demanda cautiva de suscriptores que buscan mantener sus seguros de salud contratados para no perder su antigüedad y cobertura de enfermedades pre existentes, en este caso, los hogares se ven obligados a ajustar sus presupuestos para solventar este gasto.
Otra parte de consumidores que no optarán por un seguro de salud y vida privado, harán uso de los servicios médicos prestados por el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Esta situación hace reflexionar sobre la capacidad que tiene el IESS en satisfacer la demanda actual y un crecimiento futuro, sobre todo cuando hace pocos días el Secretario de Gestión Política del gobierno nacional reconoció que dicha institución enfrenta graves problemas presupuestarios.
Otro escenario es que los médicos privados puedan ajustar sus honorarios para atender la demanda de quienes no contratarán seguros privados, y tampoco harán uso de los servicios que presta el IESS. En este sentido, la oferta y la demanda pueden moverse a lo largo de sus curvas para lograr identificar un precio de equilibrio donde ambas eviten pérdidas de bienestar social.
El país registra un déficit fiscal por $6.000 millones. El Servicio de Rentas Internas espera recaudar $11 millones con esta acción, equivalente al 0.18% de lo necesario para cubrir dicho déficit. Resta esperar y evaluar si la contribución de este impuesto al déficit fiscal es equivalente a la pérdida en eficiencia empresarial y en bienestar social.
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