Delegados de América Latina y el Caribe se reunirán desde mañana en Brasilia para repasar sus experiencias en materia de refugiados, que se concentran sobre todo en los casos de Centroamérica y Colombia, pero ahora también en Venezuela.
“Será un reconocimiento al espíritu de solidaridad y cooperación que ha caracterizado siempre a América Latina y el Caribe en todo lo que se refiere a protección internacional”, dijo la española Isabel Márquez, representante de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en Brasil.
La reunión, que se celebrará entre lunes y martes y a la cual asistirán el titular de Acnur, Filippo Grandi, y autoridades de 36 países, se enmarcará en el proceso de elaboración del Pacto Global sobre Refugiados, que se discute en el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En el caso particular de América Latina y el Caribe, Márquez dijo que las mayores experiencias en esa área de atención humanitaria se han dado en particular en los casos de centroamericanos que intentan llegar a Estados Unidos y de los millones de desplazados causados por el prolongado conflicto colombiano.
Sin embargo, apuntó que en los últimos dos años se ha agregado el éxodo de venezolanos que huyen de la aguda crisis política, social y económica en que se ha sumergido su país.
Según datos de Acnur, unos 133.000 venezolanos han solicitado refugio en otros países entre 2014 y 2017, pero a ellos se agregan otros 363.000 que se han acogido a otras “alternativas legales”, que son ofrecidas especialmente por países latinoamericanos.
En ese caso, se trata de iniciativas adoptadas por gobiernos, entre los que está el brasileño, que han decidido acoger a los inmigrantes venezolanos y facilitar tanto su documentación como su acceso a los servicios de atención públicos y al mercado de trabajo.
Según Márquez, esas decisiones han sido acertadas y llegaron en un momento en que “se ha constatado un aumento muy significativo de los venezolanos que están dejando su país y llegan en situación de extrema vulnerabilidad” a otras naciones.
Esa masiva migración de venezolanos “supone una gran preocupación para ACNUR y todos por el sufrimiento que está pasando esa población y el desafío que representa” para los países receptores en términos de atención humanitaria, indicó.
Márquez subrayó que tanto Brasil como el resto de los países de América Latina y el Caribe que reciben a esta nueva ola migratoria están prestando una “excelente colaboración”, pese a que en algunos de ellos no existen condiciones físicas o financieras adecuadas.
En el caso de Brasil, valoró la reciente decisión del gobierno de Michel Temer de declarar en “situación de vulnerabilidad” el estado de Roraima, uno de los más pobres del país, situado en la frontera con Venezuela y que se ha convertido en la puerta de entrada para miles de ciudadanos que huyen de la crisis en ese país.
Según cálculos oficiales, más de 40.000 venezolanos llegaron durante el año pasado a Roraima, que carece de estructura para atender a esa inmigración.
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