El próximo gobierno va a asumir un país enormemente endeudado y con un nivel de gasto público muy elevado. Dicho gasto público se multiplicó seis veces en estos 10 años, mientras que la deuda pública sumada a atrasos, preventas, y otros rubros, se ubica en los USD 52.000 millones aproximadamente, en lo que respecta a las preventas petroleras, se encuentran comprometidas cerca del 30% de la producción petrolera de los próximos siete u ocho años. En ese sentido será un escenario muy complicado de poca posibilidad de maniobra; incluso si se mantiene el partido de gobierno tendrá que hacer ajustes. Observada la forma de actuar en estos 10 años no se prevé que realice ajustes al nivel de gasto público actual.
Guillermo Lasso ha sido mucho más firme en anunciar una reducción de impuestos en donde se espera que la misma alcance los USD 3.000 millones, lo que beneficiaria el poder adquisitivo de los consumidores. Lenin Moreno, por su parte, ha sido muy cauto al hablar sobre el tema y en sus apariciones en la primera vuelta indicó que revisará estos valores y en función de ello tomará algún tipo de decisión. Pero se haga o no esta reducción de impuestos, el nivel de gastos que tiene el gobierno actual es importante y hay que reducir ese nivel, cabe señalar que al existir una eventual reducción de impuestos, esto conllevará una baja en ingresos tributarios. Entonces, eso no se va a logra de la noche a la mañana.
El gobierno que asuma en este año, si fuera el caso de Guillermo Lasso, como parte del compromiso de campaña que ha esbozado, realizar la reducción y/o eliminación de impuestos durante las primeras semanas sería muy positivo, pero no se verán resultados en al menos un año. Asimismo ha señalado reducir el IVA del 14 % al 12 %, sin embargo, el cambio de gobierno será el 24 de mayo próximo, es decir, la reducción del IVA se dará de cualquier manera a finales de junio, porque su incremento fue temporal por el terremoto que afectó a la Costa el 16 de abril de 2016.
La reducción del gasto en la economía ocasionará pérdidas de empleo en el sector público y tendrán que ser reacomodados en el sector privado, donde el nivel de remuneración es menor por no por ser competitivos, sino porque la estrategia del gobierno fue inflar los sueldos para atraer más profesionales. La recesión económica generó una fuerte reducción de ingresos a las empresas, por lo que no están en condiciones de ofrecer similar nivel de salarios que el sector público. De ahí que, las potenciales personas que saldrían del sector público, que si bien aliviará la carga presupuestaria, tienen un estándar de vida en función de esos ingresos que han venido percibiendo estos años, y al momento de encontrarse en el sector privado, podría generarse una ligera y temporal contracción en el consumo.
En el mejor de los escenarios esto podría darse durante los primeros 18 a 24 meses hasta que se vaya restableciendo la economía, en la que si el ganador es Guillermo Lasso, se prevé que la inversión privada aumente porque es mejor percibido en los mercados generando una tendencia hacia en la recuperación en al menos dos años después de asumida la magistratura.
Hay que resaltar que el próximo gobierno no va a solucionar todos los problemas que está dejando el actual, pues en Ecuador se quedan hipotecados los ingresos futuros por las preventas petroleras, el nivel de gastos, los endeudamientos a altas tasas de interés, los atrasos… En el mejor de los escenarios, este problema se solucionaría en seis o siete años, considerando las positivas proyecciones del Banco Mundial que señalan para el 2018 un precio del crudo entre USD 60 y USD 70. Los problemas no se solucionaran de la noche a la mañana, pero es necesario establecer desde el comienzo las bases para el cambio de modelo económico actual.
No se pueden desmerecer los logros del gobierno en temas sociales: educación y salud, en donde se evidencia mejoría en varios indicadores; pero en temas de infraestructura hay aspectos que atender en el futuro, por ejemplo, la conversión de la matriz energética, de pasar de una producción eléctrica de origen térmico a una hidroeléctrica; se dio porque los costos del barril de petróleo estaban muy elevados -sobrepasaban los USD 100- y eso ocasionaba que los derivados también lo estén, que a su vez generaba un importante gasto por subsidio de electricidad. En cambio, las hidroeléctricas brindan una energía más barata pero con una inversión muy alta. Lo que ocurre ahora es que fallaron los pronósticos y los precios del barril del petróleo son relativamente baratos en relación a los años anteriores, pero ya están construidas las hidroeléctrica, y el Ecuador ya contrajo importante niveles de deuda por ese concepto.
En ese sentido, para aprovechar las hidroeléctricas debe buscarse alianzas para que los administradores brinden el mantenimiento, debido a que el gobierno no tiene suficientes recursos para hacerlo y debe privilegiar otros sectores. Incluso se podría ver las posibilidades de exportar energía eléctrica a otros países que son deficitarios en ese tema como Colombia, Perú y Chile. Claro está que para ser atractivos a las inversiones extranjeras se requiere una positiva percepción; pero con lo que ocurre actualmente sobre el pronunciamiento del Consejo Nacional Electoral sobre los resultados de los comicios de la primera vuelta genera preocupaciones a los inversionistas externos.
Todo este nerviosismo generados en gran parte por los anuncios del Consejo Nacional Electoral (CNE) -nunca antes vistos en el país- de transmitir los resultados hasta determinada hora del domingo, cuando en años anteriores los han dado en la madrugada, genera mucha suspicacia, sospecha y preocupación de si habrá un cambio en el manejo del país o de si se mantiene un candidato de la línea del gobierno. Todo esto afecta la imagen del país, y ahora más que nunca que se requieren capitales extranjeros, que van a ser muy necesarias para mantener la importante infraestructura que ha desarrollado el gobierno en estos años.
La inversión extranjera directa es dinero que llega de manos privadas, es el riesgo que decide corre el inversor y este va a querer ver rentabilidad. Ese es el problema cuando el Estado administra porque las personas que lo hacen al no ser su propio dinero, no tiene suficientes incentivos para administrarlo adecuadamente; en cambio un inversionista privado sí va a privilegiar su ganancia, lo verá como un negocio y buscará la sostenibilidad del mismo en el tiempo.
Una segunda vuelta electoral en el país dinamizará la economía; esto ya se dio en la primera vuelta a nivel de microempresarios, imprentas, empresas de publicidad, call center, alimentos y bebidas, entre otra. Está segunda vuelta que será más agresiva, porque se va a pelear voto a voto, no será la excepción y moverá la economía.
Debemos tener presente que existen varias preocupaciones que se derivan de este escenario (segunda vuelta): primero una confrontación social, el Ecuador muestra una politización total, seis de cada 10 personas no están de acuerdo con el actual modelo económico y sí preocupa que se violente la voluntad popular manifestada en las urnas. Los márgenes con los que está ganando el movimiento de gobierno son muy reducidos en algunas ciudades. Se ha visto desde el domingo en la noche movilizaciones a las distintas sedes de los Consejos Electorales Provinciales buscando cuidar el voto. Esta intranquilidad se percibe en el exterior, más aún si no se anuncian los resultados.
Si se ve el panorama internacional, en Venezuela, por ejemplo, solo con quitar la señal de CNN el riesgo país se disparó porque no hay un contrapeso normal que tiene que haber en la sociedad con una prensa que debe informar. Qué será en nuestro caso, si lo que está en juego es la elección presidencial, donde están en juego muchas más cosas. En definitiva está en juego el continuismo del Socialismo del Siglo XXI y será una pieza fundamental en cómo se mueva el tablero político y económico en América Latina, la gente está a la expectativa de lo que pueda suceder.
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