En Argentina, donde una mujer es asesinada cada 30 horas en promedio por violencia machista, la mayoría a manos de sus parejas o exparejas, la excepcional inversión de roles en el crimen del joven Fernando Pastorizzo ha provocado una conmoción nacional.
“Justicia por Fernando”, “Ni uno menos”, podía leerse en las pancartas de cientos de personas que se concentraron el lunes por la noche en Gualeguaychú para expresar su respaldo a la familia de la víctima. “¡Asesinos!”, gritaron a los padres de Galarza el martes a las puertas del juzgado en el que aguardaban novedades de la causa abierta contra su hija.
Nahir Galarza, la joven de 19 años que confesó haber matado el viernes último a su ex novio en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, fue procesada con prisión preventiva por orden del juez Guillermo Biré, reseña Clarín. Galarza, que había sido dada de alta del hospital donde estaba internada, quedará alojada a la espera de un juicio en los calabozos de la Comisaría del Menor y la Mujer de la localidad entrerriana.
La argentina confesó que mató a su novio, Fernando Pastorizzo, con el arma reglamentaria de su padre, policía, después de que el cuerpo del joven, de 20 años, fuese encontrado con dos disparos en el pecho junto a una carretera en Gualeguaychú, 230 kilómetros al norte de Buenos Aires.
Según su confesión, ella mató a Pastorizzo y regresó a su casa el viernes a las seis de la mañana, luego guardó la pistola, una Browning 9 milímetros reglamentaria, en la funda de su padre y se acostó a dormir. Cuando se levantó, decidió publicar en Instagram un mensaje a su novio muerto.
“Cinco años juntos, peleando, yendo y viniendo pero siempre con el mismo amor. Te amo para siempre, mi ángel”, escribió la joven junto a una foto en la que Pastorizzo le besaba el hombro.
La Justicia analiza en estas horas sus teléfonos celulares para buscar el posible móvil del crimen y establecer cuál era el vínculo entre la pareja. La adolescente ha sido imputada por homicidio agravado por el vínculo, que puede conllevar una pena de cadena perpetua, pero la familia intenta demostrar que no mantenían una relación estable.
“Salían desde hacía cinco años, pero nunca se reconocieron como novios”, dijo su padre, Marcelo Galarza, a los medios a las puertas del juzgado. El abogado repitió el mensaje. La estrategia de la defensa es rebajar la acusación al delito de homicidio simple, penado con entre ocho y 25 años de prisión.
Tanto la familia de Galarza como la de Pastorizzo admiten que los jóvenes mantenían una relación tormentosa y han cruzado acusaciones de malos tratos que nunca fueron denunciadas, reseña El País. Marcelo Galarza acusa al joven fallecido de haber hostigado y golpeado a su hija.
“Otra vez la encontramos muy golpeada, con la entrepierna en carne viva y con golpes en la espalda. En ese momento nos dijo que se había caído de la escalera, pero después nos enteramos que él le pegaba”, dijo el padre. “Ella me dijo que estaba sufriendo, que estaba mal. Yo, cuando la vi que estaba lastimada quería ir a hacer la denuncia. Pero me dijo ‘no mamá, no te metas, porque son mis cosas”, contó su madre, Yamina Kroh, a Clarín.
“La lucha feminista contra la violencia de género busca también visibilizar la violencia de mujeres hacia hombres, situaciones que no son denunciadas por las burlas impuestas por el patriarcado -escribió en un mensaje a través de las redes sociales-. Hoy le tocó a mi familia, y voy a luchar con más fuerzas que nunca porque nunca más pase algo así, que se genere conciencia acerca de las relaciones tóxicas y cuán importante es alejarse de ellas”.
Para Carla Pastorizzo, en cambio, era su hermano quien sufría violencia, pero la ocultaba por vergüenza.
“La lucha feminista contra la violencia de género busca también visibilizar la violencia de mujeres hacia hombres, situaciones que no son denunciadas por las burlas impuestas por el patriarcado -escribió en un mensaje a través de las redes sociales-. Hoy le tocó a mi familia, y voy a luchar con más fuerzas que nunca porque nunca más pase algo así, que se genere conciencia acerca de las relaciones tóxicas y cuán importante es alejarse de ellas”.
Según testigos, Galarza y una amiga agredieron a Pastorizzo a la salida de una discoteca pocos días antes del crimen.
Y mientras aguarda la decisión de la Justicia, un diario de la localidad sacó a la luz un hecho policial que la tuvo como protagonista. Cuando Nahir tenía 16 denunció haber sido víctima de un secuestro. Tras su aparición, se descubrió que se trató de una farsa.
En aquel entonces, Galarza sostuvo que había sido secuestrada por personas que la drogaron y la subieron por la fuerza a un auto. Preocupada, la familia alertó a la Policía pero, cuando llegó la noche, apareció sana y salva.
En la declaración, la adolescente dijo que fue abordada cuando salía de la escuela y obligada a subir al vehículo. Sostuvo que luego de eso no se acordaba de más nada hasta que cerca de las 21 despertó tirada en un terreno baldío en la zona norte de la ciudad entrerriana.
Tras la investigación, se constató que la supuesta víctima tenía pastos en el pelo y estaba un poco desaliñada. Sin embargo, nada indicó que hubiera sufrido algún tipo de lesiones ni marcas sobre la piel. El fiscal que intervino no pudo acreditar la veracidad y el caso fue archivado.
El padre de la chica pidió no difundir el caso, ya que se trataba de una menor. Sin embargo, el dato toma hoy relevancia porque podría ser determinante a la hora de establecer el perfil psicológico de la acusada de asesinar a su expareja.
La Policía ha abierto una investigación paraela interna contra Marcelo Galarza por su responsabilidad sobre el arma homicida, una Browning 9 milímetros reglamentaria. “El uniformado debe portar su arma en todo momento y en todo lugar, las 24 horas del día. Por eso se determinará en qué circunstancias la joven se hizo con el arma”, declaró el jefe departamental, Carlos Paez al asegurar que el agente cometió una irregularidad.
El caso ha levantado voces que cuestionan que los miembros de las fuerzas de seguridad lleven encima el arma reglamentaria incluso cuando están fuera de servicio. También reivindicaciones para extender a todas las escuelas la educación sexual integral (ESI), aprobada por ley en 2006, para dar herramientas a los jóvenes contra los noviazgos violentos, tal y como reclama hoy la periodista Mariana Carbajal, del colectivo Ni Una Menos.
La madre de Galarza aseguró estar viviendo una pesadilla que nunca imaginó.
“La gente te dice cosas. Todos quieren lincharla, pero ya está, ya se entregó. Ya va a pagar por lo que hizo. Pero la gente es mala. No sé para qué hacen marchas, no sé qué quieren. ¿Que la ponga en medio de la plaza y todos la linchen? No sé, no entiendo -dijo a Clarín-. Es mi hija, la amo, donde sea que la trasladen yo la voy a acompañar. No me dejan verla, hay un horario de visita, de dos horas, y después no me dejan verla más. Hacía dos días que no la veía. No sé qué se le cruzó por la cabeza, por qué hizo esto. No entiendo, nadie está libre de eso. Es increíble”.
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