En el número 160 de la calla de Muir Woods, en la localidad de Perris, en California, todo indicaba que vivía una “familia feliz”. Usaban carros modernos y viajaban en los días festivos. Al menos eso creían muchos de los vecinos y personas cercanas a David Allen y Louise Anna Turpin, de 57 y 49 años respectivamente, los padres que mantenían cautivos y encadenados a sus 13 hijos en su vivienda ubicada a unos 95 kilómetros de Los Ángeles. Una de las hijas, de 17 años, logró escapar el pasado domingo y llamó a la policía desde un celular que encontró dentro de la casa, reseña la BBC.
El suceso fue hecho público el lunes por la tarde y 24 horas después había más preguntas que respuestas sobre un caso que ha conmocionado a Estados Unidos. El capitán Greg Fellows, de la comandancia de Perris del sheriff del condado de Riverside, explicó que a las 7 de la mañana del domingo los agentes tocaron en la puerta de una chalet de clase media en Perris, en el interior de California, para descubrir una escena “horrorosa”.
Una docena de niños desnutridos y a oscuras en una casa maloliente. Tres de ellos, detalló el capitán Greg Fellows, estaban “encadenados a algún tipo de mueble”. Siete de ellos ni siquiera eran niños, sino adultos entre 18 y 29 años, pero estaban tan desnutridos que lo parecían. Una de las niñas, de 17 años, llamó al teléfono de emergencias. Dijo que sus 12 hermanos estaban secuestrados en su propia casa. Los agentes se encontraron con ella no lejos de la vivienda.
Los agentes acudieron a la vivienda, un gran chalet unifamiliar ubicado en una calle sin salida de una urbanización nueva de clase media a las afueras de Perris, a unos 120 kilómetros al Este de Los Ángeles. Allí se encontraron a David Allen Turpin, de 57 años, y Louise Anna Turpin, de 49 y descubrieron la escena.
El capitán Fellows, según diario El País, reveló el martes que la madre se quedó perpleja de que la policía acudiera a la vivienda, como si no fuera consciente de lo que estaba pasando. Cómo llegó esta familia a esta situación sigue siendo un misterio. Las autoridades no tienen ningún registro de incidentes en esa vivienda, que ocupaban desde 2014.
Los niños estudiaban en su casa, algo legal en Estados Unidos. Antes vivían en Murrieta, una ciudad cercana, y antes de eso en Texas. Los 13 hijos de la pareja tenían entre 2 y 29 años. La policía confirmo que todos son hijos biológicos. Fellows dijo que por el momento no hay confirmación de enfermedad mental en los padres, que han sido acusados de nueve cargos de tortura y diez de maltrato infantil. Están detenidos bajo fianza de nueve millones de dólares.
El martes por la mañana, decenas de medios de comunicación de todo el mundo recorrían la urbanización donde estaba la casa. Frente a la vivienda de los Turpin estaban aparcados cuatro autos. Uno de ellos era un furgoneta Chevrolet Express, con aspecto limpio por dentro y un asiento de bebé con motivos de Minnie Mouse. Los otros tres eran Volkswagen, todos con matrículas personalizadas que hacen referencia a Disneyland.
Los vecinos solo recuerdan haber visto a algunos de los niños el pasado noviembre, cuando estaban ayudando a su padre a poner césped en la entrada. Alguien denunció al Ayuntamiento que la entrada de los Turpin estaba muy descuidada. En California se puede obligar a un vecino a arreglar el aspecto de su casa, porque si está muy descuidada afecta al precio de toda la urbanización.
Las autoridades tratan ahora de reconstruir la vida de esta familia hasta el pasado domingo. Según documentos citados por The New York Times, la pareja se declaró en bancarrota en 2011 y declaró que tenía deudas entre 100.000 y 500.000 dólares. Por entonces, David Turpin trabajaba como contratista para Northrop Grumman y ganaba 140.000 dólares al año. Louise Turpin era ama de casa.
En un perfil de Facebook con el nombre de la pareja hay fotos de toda la familia desde 2011 hasta 2016. En esas fotos parecen acudir al menos dos veces a la misma capilla de Las Vegas a casarse, en la primera solos en 2013 y la segunda, en 2015, con todos los niños. Hay vídeos de las dos bodas en Internet. En las dos aparece el mismo imitador de Elvis.
Según NBC, se trata de la Elvis Chapel de Las Vegas. Kent Ripley, el imitador de Elvis, dijo a la cadena que “no parecían nada más que una familia grande que estaba siempre junta, viajaba junta y hacía todo junta”. Dice que los niños eran callados y educados y que nunca vio que sus padres les mandaran o les gritaran.
Los niños se encuentran hospitalizados. Mark Uffer, director del hospital de Corona, explicó el martes a la prensa que en su centro están los siete adultos. “Es difícil verlos como adultos. Son pequeños, su desnutrición es evidente”. Uffer afirmó que el personal médico estaba “espantado” con la situación. Describió a las víctimas como “simpáticos y cooperativos”.
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