Los organismos internacionales, llámese Fondo Monetario Internacional o Banco Mundial siempre hacen sus proyecciones sobre cómo va a comportarse la economía mundial y la economía latinoamericana. Y las últimas solo han dado cuenta de que Ecuador, pese a que ha mostrado signos de recuperación, no ha salido de la recesión en la que había entrado.
La economía ecuatoriana se puede comparar con una empresa con números rojos, la intensidad del rojo puede bajar, pero todavía no se pueden escribir números azules.
El país vive un proceso de mejoría, sin duda; la economía se contrae menos, porque está en recuperación, según las mismas cifras del Banco Central hasta diciembre del año pasado, pero para que pueda salir de los números rojos es necesario promover el empleo con una fuerte inyección de recursos.
Para que Ecuador pueda ver signos de crecimiento en su PIB a finales de este año, aunque sea mínimo, necesita hacer algunas cosas para superar los factores exógenos como el precio del petróleo o la apreciación del dólar.
La fórmula es sencilla y contempla tres aspectos. Ecuador primero necesita atraer inversión extranjera con reglas del juego claras. El nuevo Gobierno debe decirles a los inversionistas que tenemos un país abierto para la inversión no solo en papeles de deuda, sino en industrias reales.
Lo segundo que debe pensar el Gobierno es cómo transferir recursos a la empresa privada. Y eso se puede lograr tan solo con la revisión total de la política de impuestos, de todo el tema fiscal. Sería una forma de ayudar a la reactivación de las empresas para que en lugar de despedir comiencen a contratar personal.
La economía va a permanecer prácticamente en la incertidumbre los seis primeros meses de este año. Y si se hace un buen plan de trabajo, los síntomas de una reactivación real se podrán sentir el primer o segundo trimestre del año siguiente. Este es solo un año de recuperación.
La tercera vía tiene que ver con la promoción de las exportaciones. Es necesario tener un saldo positivo en la balanza comercial. Esto último, más la nueva inversión extranjera se convertiría en una inyección directa y sin costo en la vena de la economía ecuatoriana.
Son las vías más sanas para salir de los números rojos, porque lo otro es seguirnos endeudando, tratar de recaudar más impuestos o promover un Estado inversor como en los últimos años, pero con la economía en recesión quedó demostrado que el actual modelo económico está agotado y necesita renovar ciertas líneas.
El hecho de que hayamos terminado el último trimestre de 2016 con cierto nivel de recuperación no significa que en este primer trimestre y segundo trimestre vaya a suceder lo mismo, porque desgraciadamente, nos guste o no, todavía estamos en un año electoral. En un año en que las empresas no van a tener todavía las reglas claras. Esas solo se aclararán cuando el presidente Lenín Moreno se siente y diga cuál es su plan de reactivación para los primeros cien días de su Gobierno.
La economía va a permanecer prácticamente en la incertidumbre los seis primeros meses de este año. Y si se hace un buen plan de trabajo, los síntomas de una reactivación real se podrán sentir el primer o segundo trimestre del año siguiente. Este es solo un año de recuperación.
Para que eso se cumpla el Gobierno necesita atraer nuevas inversiones y tener una menor exposición de la política. El año pasado el FMI también se equivocó sobre las cifras de la economía ecuatoriana. Las proyecciones se pueden ajustar a futuro a la realidad del Ecuador. Porque, además, hay un contexto internacional en el que precios del petróleo se pueden disparar por la situación de Siria y la amenazas de una posible guerra.
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