Uno de los principales problemas del Ecuador tiene que ver con el Producto Interno Bruto (PIB), es decir la economía del país, está en franco deterioro. Desde el 2011 en adelante las tasas de crecimiento han sido menores y en los últimos dos años han sido negativas. Es decir, no solo que se ha perdido velocidad, sino que ahora se retrocede. Ese problema es grave y empeorará en los próximos años si no se toman medidas adecuadas; de hecho, si se hacen las cosas bien, recién en el 2020 podría empezar a repuntar la economía con porcentajes de crecimiento alrededor del 1 %.
Una segunda opción es la relacionada con el trabajo. En este último año se han perdido más de 300.000 empleos y la primera acción que debería hacer el gobierno es recuperar la ocupación, que es un tema difícil en el caso de que efectivamente el triunfador sea el candidato del gobierno. Esto, porque al país no llegará un nuevo aporte de inversión y es el gobierno solo quien tendrá que enfrentar el problema; mientras que en el otro caso, con el otro candidato, lo que se espera es que haya inversión extranjera, que la gente del sector privado se motive y empiece a generar producción y trabajo.
El problema de la pobreza es que un segmento de la población ya salió de esa situación mientras hubo dinero estatal, pero como ahora ya no hay ingresos, regresaron a ella, pero con un problema mayor: antes eran pobres no ideologizados, ahora son pobres ideologizados, entonces ahora saben lo que perdieron y saben que pueden exigir que les atiendan en las cosas que antes tenían.
A pesar de que cada candidato ha ofrecido un millón de empleos en su gobierno, no necesariamente se deben dar 250.000 cada año, pues podría ser el primer año 100.000 empleos, el segundo 200.000, el tercero 300.000 y el cuarto 400.000 empleos, en la medida en que la economía se vaya dinamizando. Pero, el problema está dado en el manejo económico que lleva el actual gobierno y llevará el próximo. En caso de que sea Guillermo Lasso el triunfador, sí habría un resurgimiento.
El tercer punto tiene que ver con el endeudamiento. La deuda externa debería ser renegociada inmediatamente, porque el gobierno ya no tiene de donde extraer más dinero para su financiamiento. Para cumplir con el gasto corriente tiene que endeudarse y en junio el gobierno va a estar en una situación absolutamente crítica. En ese sentido, lo primero que hay que hacer es renegociar la deuda externa y captar recursos frescos del exterior, pero que tengan un plazo de entre 10 y 20 años, para poder utilizar esos recursos en pagar las deudas inmediatas y así aliviar un poco la tensión sobre la tributación.
Si se piensa en los organismos internacionales, el Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, por lo general no da recursos en cantidades grandes, pero sirve como una especie de garante, que certifica el trabajo que hace un determinado gobierno y da su aval para que otras instituciones, sea esta la banca privada u otros organismos, presten el dinero. En estos días, el riesgo país de Ecuador sobrepasó los 700 puntos después de las declaraciones del Consejo Nacional Electoral en la que ha dado a conocer los porcentajes de las votaciones. Así, con Lenin Moreno el país se mantendría en la misma situación que ha vivido durante una década; por ende, la proyección es negativa.
Otro tema complicado es: ¿cómo va a funcionar el sector externo? A parte de la deuda, el gobierno debe preocuparse en traer dólares al país. Por el lado de las exportaciones, es muy difícil generarlas en el clima del gobierno que va a seguir en la misma línea de Correa; entonces, por ese lado no se van a generar divisas y la consecuencia podría ser un problema con la dolarización. El Banco Central ya no tiene de dónde darle dinero al gobierno –la semana anterior inyectó más recursos: USD 516 millones-, esas cosas no pueden suceder porque todas estas acciones van en contra de la situación económica del país, que ya está muy deteriorada y en lo que queda del 2017 será peor. De hecho, se ha reducido el coeficiente de Reserva de Libre Disponibilidad (RLD) o Reserva Internacional a pasivos exigibles de pago. Al 23 de febrero de este año se produjo un descalce de USD 6.000 millones. En ese sentido, hay peligro de que el gobierno tome para sí, ilegalmente, los recursos bancarios que son de los depositantes ecuatorianos.
El gobierno maneja diferentes cifras, esto porque en algunos casos se trata de valores que no atienden a la realidad. Por ejemplo, los préstamos del Banco Central son deudas de corto plazo y el gobierno ha señalado que por eso no forman parte del universo de la deuda, pero el valor asciende a unos USD 5.000 millones. Otro tema tiene que ver con el dinero que recibió el país por los pagos anticipados del petróleo; ahí se dice que eso no corresponde a una obligación del gobierno, cuando efectivamente es una deuda que hay que pagarla con petróleo, que está comprometido para los próximos años.
En conjunto, la situación va a estar complicada, tomando en cuenta que el gobierno que llega no va a tener ni de lejos los recursos que tuvo el gobierno anterior. En el caso de Moreno, las ofertas que ha hecho en campaña se las van a cobrar y eso va a generar una intranquilidad social fuertísima, porque mucha gente va a pedir su casa gratis, el bono de USD 150 y si no les dan ahí va a haber problema y el gobierno no tiene de donde cumplir. Peor, cuando dicen que lo tienen financiado.
Durante 10 años a la gente le han concientizado de que la Revolución Ciudadana es la que otorga los diferentes ‘beneficios’, pero no es la Revolución Ciudadana sino el pueblo, el que paga los impuestos. Entonces, ese dinero no es propiedad de la Revolución Ciudadana, ni propiedad del gobierno, es propiedad de los propios ciudadanos que, haciendo justicia social pagan los impuestos para que se beneficien quienes tienen menos recursos. Lo que ha hecho el gobierno es tomar las medidas legales para recaudar los recursos de la población y esos recursos captados –por ejemplo- pasárselos a donde han sido necesarios, como es el caso de Manabí y Esmeraldas. Las grandes obras que menciona el gobierno de forma reiterada que se han hecho, se han logrado con recursos traídos de la deuda externa. Al analizar el monto de lo que se ha hecho en obra, frente a lo que se ha endeudado el gobierno resulta que de los USD 300.000 millones que ha recibido, muy poco es lo que ha gastado como recursos propios, la mayor parte han sido fondos que vinieron de fuera.
El pago de la deuda
Ecuador debe cerca de USD 55.000 millones por distintos conceptos. Al hacer las cuentas para cancelar este dinero, por ejemplo, con el cálculo de un pago a 10 años plazo y sumados los intereses, el valor asciende a USD 75.000 millones. Si se va a pagar en cuotas iguales, cada año se debería cancelar USD 7.500 millones, eso significa entre el 20 % o el 25 % del Presupuesto General del Estado (PGE). La pregunta inmediata es: ¿con qué se hará obra se sigue gastando en la burocracia y se sigue dilapidando el dinero en la forma en la que lo han hecho en todo este tiempo? Esto quiere decir que no habrá inversión y además hay que tomar en cuenta que todas las obras que se han hecho requieren de mantenimiento, incluso lo que se hizo en Manta, en la Refinería del Pacífico. En ese sentido, no habrá dinero para inversión, para mejorar los sistemas de subsidios y los “regalos” ofrecidos no podrán ser entregados porque no es la época en la que el barril de crudo cueste USD 100, es la época de USD 40 o USD 50 y a eso hay que sumar las puertas cerradas para las fuentes de ingreso de recursos privados.
Ecuador ya pasó una primera etapa petrolera en 1972 cuando entró el General Rodríguez Lara, pero en ese tiempo, el Ecuador no tenía proyectos, la plata le llegó de repente y no sabía cómo manejarla. En cambio, en esta época, Rafael Correa tuvo la posibilidad de organizar bien el sistema dentro de la economía social de mercado, su pecado fue haberse dedicado al Socialismo del Siglo XXI, pensando que las ideas de Hugo Chávez y de Fidel Castro eran buenas y lo peor es que a pesar de que fracasaron, él sigue convencido de eso.
El sector empresarial y el nuevo gobierno
En los términos actuales, la inversión extranjera no va a llegar, porque una de las manifestaciones de Lenin Moreno es seguir en la misma línea actual; además, Rafael Correa también ha dicho que no va a permitir que lo que ha hecho se deshaga; entonces, la orientación ideológica es la misma y quizá con mayor agudeza. De hecho, su plataforma ahora será que ganaron las elecciones. Así, en los próximos cuatro años lo más probable es que no llegue la inversión extranjera y la inversión privada se quiera retirar del país. Además, la Asamblea Nacional aprobó una ley para facilitar las expropiaciones. Ese tipo de cosas la gente del pueblo no las ve, pero les repercute.
La situación está muy complicada desde el punto de vista político, porque si se sigue en la misma línea actual, de todas maneras quienes están en la Asamblea, el Contralor, el Fiscal no le deben nada a Moreno, le deben a Correa y es él quien seguirá manejando los hilos del gobierno desde donde esté.
Rafael Correa intentó hacer varias veces una cierta apertura con el sector privado y uno de los ejemplos es el Código de la Producción que fue aprobado en el 2010; sin embargo, no dio ningún efecto; en proyectos grandes se aprobaron tres por un monto en conjunto de unos USD 700 millones. Quizá ahora la tarea de Moreno sea cumplir con el cambio de la matriz productiva, pero para eso se requiere mucho dinero y tampoco les fue bien en su planteamiento de instalar grandes industrias, no hay petroquímica, ni siderúrgica, no hay astilleros, ni la metalmecánica importante. El país necesita un cambio de la matriz productiva que realmente le permita exportar, porque sin ello no vive. El mercado de Ecuador es pequeño y pobre.
En ese sentido el acuerdo comercial firmado con la Unión Europea (UE) es una esperanza, siempre y cuando las empresas confíen en que van a poder desarrollarse, pero si les falta el ambiente, la seguridad jurídica, el dinamismo propio de la economía, les falta una estabilidad en cuanto a normas laborales y tributarias, la inversión y el capital no llega. Ecuador representa el uno por mil del comercio mundial y frente a la UE, Ecuador representa el 0,05 % del comercio, en ese sentido, a los únicos que nos interesa significativamente este acuerdo es a los ecuatorianos.
Ahora, si a Ecuador le va bien en este acuerdo, ya puede pensar en ampliar su mirada en materia de comercio exterior y abrirse campo con China, con Estados Unidos, con Corea de Sur… porque ya es parte de la competencia mundial. Por eso, una de las cosas fundamentales que tiene que hacer cualquiera de los gobiernos que llegue es capacitar a la gente en saber cómo llegar allá, pero no es cuestión de producirlo aquí, ni de transportarlo en dirección a Europa, sino que para entrar a ese mercado se requiere cumplir con los requisitos de calidad, sanitarios, de abastecimiento oportuno y suficiente, y en Ecuador aún no se conocen las normas respectivas. Este es un trabajo urgente y en conjunto entre el gobierno y los organismos privados que tienen que capacitar a las empresas y ayudarles a posicionarse en la Unión Europea.
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