“Washington mejoró, pero el pueblo no compartió sus riquezas. Los políticos prosperaron, pero los empleos desaparecieron. Las victorias de los gobiernos no han sido de ustedes. Mientras ellos celebraban en la capital, las familias no tenían mucho por celebrar en todo el país. Todo eso cambia aquí y ahora. Este es su momento”, dijo Trump a la gente.
“El 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo se convirtió en quien estará a cargo otra vez”, enunció Trump. “Hay madres e hijos atrapados en pobreza, fábricas cerradas como tumbas en toda nuestra nación, y el crimen se ha llevado mucha vidas. Esta matanza se detiene aquí en este momento, y ahora mismo”.
“Mi juramento es un juramento de fidelidad
para todos los estadounidenses”
Donald Trump
Criticó la partida de las fábricas a otros países, denunció cómo la riqueza de la clase media norteamericana se repartió por todo el mundo. “Ese es el pasado -dijo-. Ahora miramos al futuro.”
“Los Estados Unidos estarán primero, en primer lugar. Cada decisión será para beneficiar a los estadounidenses, para proteger nuestras fronteras. Lucharé por ustedes y nunca los defraudaré”, repitió. Vamos a recuperar nuestros sueños, prometió.
“No hay que tener miedo, estaremos protegidos por Dios. Finalmente, tenemos que pensar en grande y sonar en grande. Nuestra nación vive siempre y cuando no aceptemos políticos que hablan y no hacen nada. El momento de los charlatanes terminó. Es el momento de acción”
“Un nuevo orgullo nacional nos unirá, todos sangramos la misma sangre roja del patriotismo. Todos disfrutaremos las mismas libertades y saludamos a la misma bandera”, dijo barriendo las diferencias raciales.
Trump llegó este mediodía al Capitolio, donde una multitud lo recibió con un gran aplauso. Junto a su esposa se apresta a jurar como 45° presidente de los Estados Unidos, en un día frío y lluvioso.
Tras las notas del Coro Tabernáculo mormón, que entonó “América es hermosa”, el presidente de la Corte Suprema tomó juramente a Trump.
“Yo juro solemnemente que voy desempeñar el cargo de la presidencia de los EE.UU. y voy –mejor pueda–, a proteger y defender la Constitución de los EE.UU”, recitó Trump, asumiendo la presidencia.
El primero en jurar fue el vicepresidente Mike Pence, quien juró ante un juez de la Corte Suprema.
Trump llegó acompañado por el presidente saliente, Barack Obama, con quien compartió un té en la Casa Blanca.
El magnate elevó sus pulgares y dijo “gracias” en repetidas ocasiones, mientras sonaban fuertes aplausos. Gesto enjuto y rasgos de tensión en el republicano fueron notables.
Antes de jurar, se rezó una oración y se leyeron pasajes de la Biblia. “Oramos por nuestro presidente”, enunció la pastora, Paula White Cain, en el marco de un Washington gris.
Luego cantó el coro de la Universidad de Missouri, siguiendo los pasos protocolares de la jura. Y el senador demócrata Chuck Schumer dio un discurso deseando mejores días para el pueblo estadounidense.
Trump y Obama abordaron una limusina en la Casa Blanca que los condujo al Capitolio. Otra limusina llevaba a Michelle Obama y Melania Trump, al tiempo que en otra parte del cortejo viajaron juntos el vicepresidente saliente Joe Biden y su sucesor Mike Pence.
Antes de partir hacia la jura, el personal de la Casa Blanca entregó al presidente saliente y a la primera dama Michelle Obama dos banderas que han ondeado en lo alto de la residencia.
Una ondeó el primer día de la presidencia de Obama y la otra en la mañana de su último día como presidente.
Obama y su esposa Michelle recibieron a Trump y Melania en la pequeña escalinata de acceso a la Casa Blanca, y todos posaron brevemente para fotógrafos antes de ingresar al recinto.
Posteriormente, Obama y Trump partieron juntos en una limusina hasta el Capitolio, escenario de la toma de juramento del nuevo presidente, donde se dieron cita las grandes caras de la política norteamericana, como Bill y Hillary Clinton, Jimmy Carter, Nancy Pelosi, el ex presidente George W. Bush y el senador Bernie Sanders.
Poco antes de la llegada de Trump a la sede presidencial, Obama fue visto ingresando por última vez al Salón Oval, donde dejó una carta sobre el célebre escritorio utilizado por los presidentes estadounidenses desde el siglo XIX. Es tradición que los mandatarios salientes dejen una nota personal para su sucesor en el escritorio donde son adoptadas tantas decisiones trascendentales para Estados Unidos y el mundo.
Trump y Melania iniciaron la jornada con un oficio religioso en la pequeña iglesia episcopal de San Juan, abierta en 1816 y separada de la Casa Blanca por la Plaza Lafayette.
Desde las primeras horas de la mañana decenas de miles de personas aguardaban pacientemente al enorme espacio preparado delante de las escalinatas del Capitolio para acompañar la investidura del 45º presidente.
Además de las gorritas rojas con letras en blanco (“Devolver la grandeza a Estados Unidos”) era posible ver también a miles de personas con gorros de lana color naranja y simplemente el número 45, en referencia a Trump. Las fuerzas de seguridad dispusieron de kilómetros de vallas en el centro de la capital estadounidense.
La temperatura en Washington oscilaba alrededor de los 6 grados centígrados y el servicio de meteorología prevé lloviznas durante el día.
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