El panorama electoral en Ecuador todavía está indefinido. A la fecha, la única candidatura en firme es la de Guillermo Lasso, desde CREO y la agrupación Compromiso Ecuador. Otros sectores de la derecha no han logrado aglutinarse en el intento de salir del margen tradicional y vincularse con un grupo de izquierda y centro izquierda. Los sectores de centro izquierda, tampoco; los sectores indígenas están por decidir entre cinco precandidatos a partir de unas elecciones internas y allí presentar candidatos de la tendencia. Incluso en el sector oficial, la disputa entre Lenin Moreno y el actual vicepresidente, Jorge Glas, sigue generando tensiones al interior del partido y esperan una asamblea que tendrán posteriormente para definir precisamente quien será su candidato.
¿Es el anticorreismo una propuesta? En alguna medida sí, en cuanto a todo lo que hay que cambiar de lo actual, pero eso no basta para la promesa del futuro. La certeza de la condición crítica en la que queda el Ecuador no la tengo medida con seguridad y creo que de igual manera sucede con todas las candidaturas.
Unas son alegremente optimistas de que las recetas son fáciles, de que el riesgo país se supera en cuanto se cambie de gobierno. Yo no estaría tan seguro de eso. La magnitud del endeudamiento es monstruoso y las últimas emisiones son a corto plazo y con altas tasas de interés. El nuevo Presidente antes de irse ya va a tener que dejar el financiamiento de enormes cantidades de dinero. Mientras tanto tendrá que enfrentar todas las presiones reprimidas por el gobierno autoritario que termina. Viene duro y yo creo que la unidad no debe pensarse solo como un factor para conseguir más votos, sino para consolidar un gobierno.
Por ello, lo que viene debe ser enfrentado por un conjunto de voluntades ecuatorianas que no solo resistan la avalancha de todo lo represado, sino que también superen todo el lastre que queda del gobierno actual y en lo posible inicien el camino del futuro.
Por eso insisto que viene duro. El Ecuador está profundamente penetrado por el narcotráfico, el crimen organizado tiene distintas manifestaciones, se trafica de todo en el Ecuador y no siempre se admite, lo que es peor. El primer paso para curar un mal es aceptar que existe, pero queremos vivir de espaldas a la realidad para no perder el optimismo.
Ese optimismo es tremendamente peligroso porque impide enfrentar la realidad y eso es lo que hay que hacer, a partir de un diagnóstico. Enfrentar la realidad hará que los sacrificios se entiendan de mejor manera y así avanzar.
En la política se está actuando como en un casino, se juega a ver qué dice la ruleta, dónde cae la bolita, dónde cae la flecha, pero sin otra propuesta que ganar, simplemente porque se tuvo la suerte de que caiga la flecha donde uno apostó y por eso se busca tener las mayores opciones. Se hacen alianzas pero la disputa es por quién es el favorecido, no hay sentido de país. Noto un déficit de contenido democrático en nuestras políticas , por ejemplo, miré con mucha atención la Convención Demócrata de estos días, ahí el discurso tiene contenido, tiene propuestas y hay voluntad de cambiar. Aquí simplemente queremos volver a lo que dio lugar a lo que tenemos, lo cual es absurdo, es un retroceso.
Uno de mis planteamientos fundamentales en el diagnóstico que hago de la situación política nacional es que cualquier propuesta no tiene que ser la respuesta al origen de lo que ahora estamos rechazando. El país tiene que redefinirse, pero sin retroceder, avanzando y claro que eso es difícil en tiempos de crisis. Bajo una visión optimista se dice que hay que entender a la crisis como una oportunidad; pero puede ser tal oportunidad si la enfrentamos unidos, pero si en la crisis cada cual busca sus salidas -que son las salidas de su conveniencia- hacemos pedazos al país.
Ya vemos lo que está pasando en la Argentina de Mauricio Macri: salió el Kirchnerismo y los jueces se dieron cuenta de que sí había corrupción -aunque algunos ilusos todavía la niegan-, que ese país ha sido sometido a un saqueo bárbaro. Pero también es saqueo el beneficio que logran algunos con el tipo cambiario que se fijó, así como también es saqueo el que se produce por la tolerancia a las subidas de los precios de los alimentos y la “sinceración” de las tarifas del gas y la electricidad. Esas son las situaciones que no hay como obviar aunque, según dicen, estaba tan desfasado el sistema tarifario de esos servicios que no quedaba otra alternativa
Evitar que esas respuestas de “no quedaba otra alternativa” sean el mecanismo a través del cual se gobierna requiere que con claridad el pueblo sepa en qué estamos y cabe preguntarse: ¿saben los candidatos o el pueblo en qué estamos? Creo que no porque se maneja todo con un secretismo horroroso. Todo aparecerá después, por eso quizá no quieran irse del poder, porque ellos tienen que protegerse las espaldas, no solo por el proyecto -porque nadie cree en un proyecto que ha sido un saqueo escandaloso- pero por supuesto que también hay aciertos, como en toda obra humana, solo que hay que refinarlos y mantenerlos. No va a ser fácil quitarle al pueblo los subsidios, pero el nuevo gobierno tendrá que reemplazarlos por otra forma de llegar a su economía hecha pedazos, porque si se lo quita de golpe, pobre país en cuanto a la condición de vida de alguna gente que ha tenido allí el único ‘colchoncito’ para arrimarse.
Vienen duro y no veo un esfuerzo serio por entender qué es lo que está pasando, sino simplemente por tratar de dar golpes electoralistas, conseguir nuevos adherentes y mirarse en las encuestas; pero no hay planteamientos de contenido respecto del futuro país, eso me preocupa.
Desgraciadamente el anti es superior al pro. Está bien que existan los anti cuando son merecidos, pero deben tener una propuesta de remplazo y simplemente no es quítate tú para ponerme yo o el tú también.
Hay que ver cómo países aparentemente maduros como España están ahora, precisamente por este modo de concebir la política como una maquinaria de ambiciones donde lo que se busca es el poder, concibiéndolo como el negocio más próspero del mundo, el que enriquece tan rápido como el narcotráfico. Esa ambición del poder como una maquinaria de enriquecimiento es lo que tenemos que superar en la política y me da pena decirlo, pero eso es lo que se ha convertido en muchos países: el acceso al poder es una vía de enriquecimiento y no una posibilidad de servir.
Con estas condiciones es difícil hacer pronósticos para las nuevas elecciones del 2017, no tengo claro aún cómo girará el escenario político. Estoy esperando que aparezcan las candidaturas totales, pero en todo caso, sí puedo adelantarme a que si la oposición sigue dividida va a tener una gran derrota. De momento, no se entiende nada, solo hay potenciales candidatos y no hay claridad de lo que quieren hacer con el país.
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